Esclavos, sirvientes, fuentes de fruta. La parra y los toldos, el sol del mediterráneo. Flores. Esculturas. Música. Vino. Reclinado en el diván entre la seda agitada por la brisa del acantilado está el emperador, hastiado de belleza, lejos, sumido en un estertor de cuarenta años, mirando a una gaviota...
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