Hoy es noche de parranda estrellada,
trasnoche en vilo por las sierpes calles, una ráfaga de madrugada
que sesea un aroma lejano
que te arrastra por dentro
a cada silencio.
Se vierte el soplo al aire como jazmines
de medianoche que quedaron olvidados,
a la espera de una hora
y una oscuridad precisa
- y los pétalos se abren,
pero su fragancia está fuera de sitio
porque su conciencia
es la gemela prófuga del reloj
Pero no voy a pasear mi luna
entre canteras de esculturas
talladas en el vino:
hoy la ciudad y la noche soy yo,
y tengo una cita conmigo
El sol ha llegado al espejo,
ese que usamos para mirarnos
y no quemarnos,
tú como luz,
y yo como tiniebla...
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