Mientras X mete guitarra tras guitarra, me encierro en la
cómoda presión de mi cabeza. La voz de control habla de detalles y se producen
correcciones. Va a salir un disco cojonudo. Pero no estoy aquí, lo intento,
pero salgo volando.
(...)
Le estuve enseñando a Peter Pan algunas de las composiciones
nuevas. Curioso, de entre todas ellas mi favorita no es la que más le llama la
atención. Es otra. Mi favorita me gusta porque por fin he hecho un tema
presentable con ritmo de shuffle, en español. Siempre quise hacer un shuffle en
español, un tema de guitarras molón. Pero no es esa la que le gusta a Peter,
no; se trata de otra, de esas que simplemente fueron fáciles, las que responden
a esa extraña potra que siempre indica que se acabará con su último aleteo,
pero que no se acaba. Es raro, casi una ironía.
(...)
X hace comentarios. Yo tengo que salir fuera. Me va a
explotar la cabeza; por mucho que me hablen, está surgiendo, naciendo, con
ímpetu. Pasan a mi lado, me miran de soslayo. Están a punto de preguntarme qué
me pasa, pero no se atreven. ¿Por qué? No lo sé. Enfurruñado por completo.
Suena una canción sin nombre en mi cabeza. Me lo exige: quiere existir. Yo me
limito a transcribirla. No sé de dónde viene ni para qué. Viene sola.
(...)
Peter Pan quiere volverla a oír. Se la pongo. Sí, le gusta.
Le doy las gracias, pero sin estar muy convencido. Es como si hubiera pasado
junto a un bar y la hubiera oído desde la calle, ¿qué mérito tiene? La otra fue
planeada, perpetrada a conciencia, mientras que esta llegó sola, simplemente la
oí. No tuve que pensarla, planificarla o sufrirla. La plagié, como si no fuera
mía.
(...)
De repente, todo está claro. Salto del sofá, cojo la
acústica y averiguo los acordes. Ya está. De repente, tras dos notas, ha
nacido, está en camino. Vuelvo. Ahora hablo, me río. Me miran, se miran.
-¿Ya estás bien?
- Sí- les digo- ya he terminado.
No saben el qué, pero no tiene sentido contarlo; así no.
- Bueno, X, este tema creo que ya está- se dicen entre
ellos, volviendo a su trabajo.
Yo, aunque satisfecho, empiezo a temer que la suerte se
acabe. Ahora qué. Habrá que comprobarlo buscando otra. Cuando hay algo me
desespero, igual que cuando no hay nada. ¿Hay alguien ahí? Sólo un sonido
incipiente, una pequeña melodía. Bueno, así empieza todo. Sólo habrá que
dejarla andar y crecerse.
(...)
Me encuentro a Peter unos días más tarde. Me lo recuerda de
nuevo: le gustó mucho ese tema. Yo me siento fracasado, no logro descifrar el
misterio. Soy tan ignorante y dependiente del azar como cualquiera. Mi shuffle
pasa sin pena ni gloria, y era mi intento de averiguar dónde está la clave,
mientras yo mismo me doy suspenso tras suspenso, entre extrañas
felicitaciones...
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2 comentarios:
Cuidadín con Peter Pan ;-)
Es inofensivo, Anita!
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