Supongo
que llegará el día (si esta civilización no se hunde antes) en que
la manera de conducirse en las redes sociales se culturice; no me
refiero a que se haga más ilustrada, sino a que las conductas y los
códigos sobre la cortesía, la educación y las maneras calen en el
inconsciente colectivo y entren a formar parte de la cultura popular
con las raíces bien enterradas, para que dejen de darse actitudes o
conductas tan extravagantes como las actuales; es decir, que la gente
desarrolle un instinto sobre lo que es y no es conveniente dejar caer
en la web, que se aprenda a detectar a los farsantes y otros
personajes que aún hoy pasan desapercibidos, que se evite actuar
públicamente cuando se está desbordado por los sentimientos, y un
largo etc. Mientras tanto, queda observar el show, y luego la
consiguiente duda.
Porque
ver desde lejos cómo alguien la caga resulta desagradable; ver desde
lejos cómo alguien pone a merced de la crueldad gratuita de los
internautas sus propias debilidades es un espectáculo que no gusta
presenciar cuando se es como yo, máxime cuando además el sujeto no
parece darse cuenta de lo que hace. Acabas enterándote de miserias
personales de gente con quien en realidad no tienes trato ninguno:
separaciones, broncas de pareja, complejos de inferioridad, odios
resentidos, romanticismo relamido, obsesiones sexuales en contextos
inverosímiles (los hay hasta eclesiásticos): ahí llega el dilema:
¿seguir viendo un drama vergonzoso como testigo o evitarse un mal
rato que como mucho lo único que te va a aportar es una lección que
tú ya tienes aprendida? Porque, a veces, permanecer pasivo equivale
a un ejercicio de complicidad, y hay cosas en las que mejor no
complicarse porque apestan desde lejos.
La
red aporta medios y oportunidades que aún son vírgenes, los sucesos
ocurren con frecuencia sorprendiendo a los propios desarrolladores de
los terrenos comunes, y los errores en el uso se suceden, a veces
rozando lo legalmente cuestionable. Persecuciones, acosos, campañas
difamatorias personales, son todo parte de la enorme efervescencia
que suponen las redes sociales en el ámbito de los medios de
comunicación masiva. En la red eres tú el que va dibujando su
propio entorno, las actitudes que quieres, las actitudes que no, los
comportamientos que apruebas, los que rechazas, etc. Es el propio
internauta el que va creando el mundo en que quiere moverse, y debe
seguir siento así.
No
se trata de legislar y de prohibir, sino de asumir la mayoría de
edad y tomar cartas en el asunto. ¿Os molestan los románticos de
pacotilla que follan en el muro de noticias? Pues a tomar por culo;
¿os da vergüenza ajena aquellos que proyectan el dolor en forma de
venganzas torpes que lo único que logran es poner en evidencia el
desasosiego, la debilidad y la inseguridad de aquellos? Pues a tomar
por culo también.
Sed
vuestro propio tirano y eliminad de vuestro entorno, sin temblor
alguno, todo aquello que contamine lo que sois vosotros.
En
la red como en la vida misma.
Basta
de gilipolleces, histerias, mentiras y bobadas en general.
BORRAD
a vuestros cretinos!
…
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4 comentarios:
Por eso se llaman la selva.
Buen escrito.
Un saludo.
:)
Me ha encantado.
Gracias, Anita! :)
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