Callo
mis palabras como ejemplo,
como
indirecta:
el
crepitar de las voces difumina mi silencio,
y
más aún cuando del tedio del ruido del mundo,
a
gritos,
se
lamentan...
¿Tedio?
Te opongo mi arma:
Silencio...
Cierro
los ojos como ejemplo,
como
indirecta:
la
luz que grita su silueta no permite contemplar la sombra,
y
menos aún esa luz,
voluntariosa
emisaria de los otros...
¿Qué
busca?
Un
jeroglífico de sol...
Yo
estoy resuelto.
Sólo
descifrará su mismo cristalino:
encierra
más respuestas que un sí de estrella
uno
sólo de sus brillos,
si
se sabe mirar sin vista...
Y
si no,
correrá
tras un misterio del que pender enganchada
con
una linterna exploradora de nocturnos trinos.
Como
un ejemplo,
como
una indirecta,
me
contengo la muerte del mundo
en
un cavilar caminante de caminos...
El
misterio de la sorda brisa y la ceguera que no mira...
Hollar
oscuridades que mueren a la luz de las pupilas...
Hablar,
proyectar...
Eso
piden.
O
eso asusta.
El
infinito sólo se hace uno cuando se mide
a
sí mismo en el espejo del cero...
El
mundo se presenta como una relectura
releída
y re-gastada ante los que vivimos
de
un todo prisioneros.
Como
un rey del espacio y del tiempo:
veo
pasado, veo presente y veo futuro,
hechos
un solo acto de esfera...
...
sólo con el vacío soy,
aquí
y ahora.
¿O
acaso sería mejor derribar el muro de mi embalse
y
ahogar al mundo entero con mis aguas
de
océanos de estrellas?
Ni
las voces suicidas saben de qué hablan
cuando
me hablan,
salvo
dentro de mi alma...
Y
en el fondo no es Misericordia el nombre propio de mi excusa.
Ya
lo habría hecho...
Si
supiera dinamitar mi propia presa
para
arrasar vuestras palabras,
vuestras
quejas,
vuestros
lamentos,
vuestros
reproches,
vuestras
caras de cadalso...
Como
ejemplo,
como
indirecta...
...
...
...
..
..
..
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario