Flamea
la llama,
grita
la voz desgarrada,
anhelante
de sustraerse de la tierra
que
hace peso de su pétrea ignorancia de la altura.
Y
hace fuego, ruido de amargura,
y
se retuerce en un tropel
de
rabia sin sigilo.
Y
una sola mirada,
con
la quietud de un viento de otra piel,
la
apaga...
...
con la fuerza inalcanzable de las alas...
...
...
...
..
..
..
.
.
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