(...)
- Hágame caso, observe bien sus zapatos.
- ¿Qué les sucede?- dijo mientras bajaba la cabeza y los miraba.
El otro aprovechó el momento y le dio un zapatazo en la nuca con uno de los suyos, que había llevado escondido a la espalda hasta ese momento.
- ¡Arrrrgh! ¿Pero qué has hecho, animal?- le gritó todo indignado.
- Tenía una araña que le subía hacia el pelo.
- ¿De veras? ¿dónde está?
- Ahí, junto a su pie izquierdo.
El tipo volvió a bajar la mirada, y el otro volvió a darle un zapatazo en la nuca.
- ¡Arrrgh! ¡Otra vez!
- Es que le subía otra araña.
- ¿Y la primera?
- En realidad están las dos juntas ahora, muertas en el suelo.
- ¿Seguro?
- Créame, soy el más interesado en que se aclare la verdad: le he salvado la vida.
- Bueno- y volvió a bajar la cabeza.
Zapatazo.
- ¡¡Ehhhh!! ¡¡Me estás tomando el pelo!!
- No, es que subía la tercera.
- ¡No hay ninguna araña!
- En realidad no ha podido verlas porque siempre se ha llevado el zapatazo antes de poder llegar a hacerlo, pero están ahí, las tres.
- Y los cojones.
- Bueno, en compensación por las molestias, le dejaré darme un zapatazo a mi, sírvase- dijo alargándole el zapato con que lo había golpeado.
Justo cuando lo iba a coger lo dejó caer al suelo, el otro se agachó para recogerlo, y de nuevo este le arreó otro zapatazo en la nuca con su otro zapato, que ya tenía preparado en la otra mano desde hacía un rato.
- ¡¡Ehhhh!! ¡¡Pero qué pasa!! ¡¡Ya verás!!- le dijo amenazándolo enfurecido.
- Tranquilo, ha tenido suerte de que tuviera el otro zapato a mano, ¡¡le subía una cuarta araña por la nuca!! ¡¡Como la que le sube ahora por la bragueta!!
El otro bajó automáticamente la cabeza para mirar y se llevó otro zapatazo en la nuca.
- ¡¡Ehh, pero estás loco!!
- Cojones, ¡es que se había escabullido y ya subía por la cabeza!
- ...
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