lunes, 6 de mayo de 2013

El mal cine



Nadie ha de temer por mis promesas
- nadie, a quien se las haya hecho.

Y si te inventaste tu alma de escaparate,
lo siento
- hice mis promesas a un reflejo,
no a ti.

Es al espejismo a quien corresponde recibirlas,
pero cumplidas en su terreno:
el ilusionismo sin trasfondo
de una fantasía cómoda
- sueña, sueña despierta,
con ser una marioneta sin materia,
que los sueños no tienen consecuencias...

¿Tú quién eres,
qué reclamas
y por qué?

No veo en tu carne desterrada del teatro
aquellos rasgos de espejismo
de cuya vida juré ser parte...

En algo sí tenías razón,
al menos una cosa fue cierta:
sin tu mentira ni tu afectación 
no habría habido esta función ridícula...

Pues nadie compromete su corazón,
sus ilusiones ni sus esfuerzos
al guión sin contenido
de una mala película;


ni a la entrada,
ni a la salida,
ni en el recuerdo,
por supuesto...


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