Recuerda que los gatos
juegan siempre con la presa antes
de considerarla comida.
Pero eres tan sencilla que lo simple te detona:
qué pronto,
demasiado pronto muerdes,
mientras sigues enferma tu fascinación
por la luz de estos ojos nocturnos.
Pero tranquila,
primero será la sed,
luego será la rabia,
más tarde llegará el frío
y al final sólo la sal que irrita
las llagas de las lágrimas negadas
quedará tras tanto verso blandido
hacia un precipicio que ya no tendrá eco.
No comprendes que este juego
de podar y abonar tu esperanza
configura la venganza de un cazador
que tiene al ratón atrapado por la cola:
Te suelto para que te creas libre,
te atrapo para ver tus ojos aterrados,
todo por el placer de sembrar en ti
una esperanza que arrancar de cuajo
en el momento más crucial...
Y aún así,
se te derrumba todo el ser
con sólo nombrarme,
atrapada,
regresando siempre,
sin comprender nada,
mordiéndote de rabia el labio
y todas tus entrañas,
dispuesta a perdonarlo todo,
mientras metes tu cabeza
entre mis fauces,
tu cuerpo entre mis garras
y me suplicas devorarte viva...
...
...
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