Aquí, en el ojo,
en el centro, en la con-ciencia,
en la paz, en el silencio,
en la melodía del aire quieto.
Aquí hasta los hombres callan.
Vivo aquí desde que nazco hasta
que mi insonoridad se difumina
con nuevos vientos que,
tras la tregua periódica
de con-centrados meridianos
- más o menos-
se apaciguan e invaden la garganta
que era muda y cristalina.
Muero cuando la voz se hace una voz.
Y oigo a los hombres maldecir mi arte esquivo,
pero de lejos;
la tierra también reposa anegada
por los gritos de los que me desvisto
al asir el frío y el calor con ambas manos...
Pues vivo en el silencio y los desvío
de mi abismo inmóvil e insonoro
haciendo aspavientos de sigilo.
-hasta tal punto,
que cuando soy,
sólo hablan de sí mismos enzarzados
en la guerra en que los soplo-
Frío y calor,
juego del escondite eterno:
levito sólo cuando vibran
juntos en un líquido flujo de color-calor...
Cuando giran sobre mí,
cogidos de la mano,
son el frío y el calor el perfecto calibre
que hace girar el pozo del que mana
la pausa que le robo al ruido.
Un bucle galáctico-amórfico
-prueba suficiente para la suficiencia,
para la mía.
No hay tierra, no hay mar,
no hay cielo que me contenga salvo
el túnel de la nada que soy
y en que estoy.
Y hablan las voces de la tierra de sus tierras arrasadas...
... no hay tierra, no hay mar,
no hay cielo que me contenga salvo
el túnel de la nada que soy,
y en el que estoy,
... es-pirando espirales de centros mudos...
Satarra 2024: noche de aventura
Hace 4 semanas
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