jueves, 20 de agosto de 2009

Retro-sub-quijotes


Lo malo de tomarse a uno mismo demasiado en serio es que te acabas ahogando en tragedias de papel higiénico, Covadongas de migas de pan y sinos novelescos de fotocopiadora. Te acabas lamentando de tu nefasta vida sentado bajo un techo de hojas verdes, mirando al mar, con una granizada de limón en la mano y 2000 euros en la cuenta corriente, ocioso como un pato en período estacional.

Porque, como muchos sienten... ¿acaso merece ser vivida una existencia que no trascienda al papel o al celuloide? Todo el mundo quiere existir en la medida en que la existencia sea una ventana de admiración para los demás (para TODOS los demás). Si vives una experiencia sin igual, te joderá que no quede plasmada audiovisualmente. Hoy la vida se consolida sólo de esa manera: tiene que demostrarse, formar parte del escenario mass-media, llegar a todo el mundo como un contoneo presumido.

Todos hemos visto demasiadas películas (y demasiado malas) como para aceptar la realidad tal cual es; o demasiadas películas como para enfrentarla tal como es, lo mismo da. ¿La vieja Europa nos llaman? Somos un continente de niños que juegan al volante con una osadía que ofende (esa osadía, que puso flores al mundo en el 68, es la misma que ha dilapidado el capital inmovilizándolo en ladrillos que se hunden al fondo de la alcantarilla en su sueño de proporcionar rentas sin sudor a esa “imaginación” que nunca subió al poder). El triunfo de esta panestulticia estriba en el hecho de que tanto memo junto crea la ilusión de que la memez es lo real, por una especie de acuerdo abrumadoramente democrático.

La generación de los sesenta es la más osadamente egoísta que se ha conocido: se quedaron para ellos toda la rebeldía posible, y luego todo el dinero y los medios que denunciaban cuando sus cuerpos ya no podían soportar toda la “marcha”. Casi ninguno de nosotros tenemos casa propia; pero la generación de nuestros padres tienen varias por unidad familiar, conducen BMWs y nos miran con desprecio. La causa de la actual crisis ha sido, como muchos han apuntado, una desbordada codicia nunca conocida hasta hoy.

¿Nos hemos vuelto unos Quijotes los occidentales o, más bien, los “accidentales”? Don Quijote se volvió loco, pero nosotros nos hemos vuelto gilipollas del todo.

¿Se ha aquijotado Occidente en una versión caricaturesca del personaje? Diríase que ahora sólo se ve lo que se quiere ver, como él, pero los objetivos a vislumbrar son mucho menos ambiciosos que los de Don Alonso: estar llenos de redondeces, vivir una sexualidad babosa, que mear sea noticia y ser tajantemente orgullosos parecen ser nuestros sueños alucinatorios más elevados.

¿Cuáles son nuestros molinos de viento? el tercer mundo, por supuesto; o, en su defecto, cualquier vecino o compañero de trabajo vale para henchirnos de altivez al sospechar de sus hipotéticas intrigas como un reflejo de lo importantes que nos creemos; como siempre, es mejor posponer al infinito el análisis de nuestra propia paranoia cuando ello equivale a hacerse una formidable paja moral. Cuando un tonto piensa, entra en escena el infinito por la puerta...

Lo malo es que, en lugar de Amadis de Gaula (y de toda la moralizante épica), ahora la personalidad esquizoide se desdobla en un batiburrillo de superficies, apariencias, banalidades y frivolidades. Parece que se olvida que hemos venido a morir en este mundo; en eso al menos la épica era más lúcida. La muerte, antítesis de la frivolidad, está ahí, existe, es real.

Si la frivolidad es la aspirina de la angustia, algo va mal si una persona se toma una aspirina cada hora de manera permanente durante toda su vida. Quizás por eso aquel pobre hombre que los terroristas decapitaron en Irak ante una cámara gritaba igual un cerdo en una matanza: al igual que el cerdo, no parecía tener conciencia de que la muerte está ahí. Nunca la había contemplado como una posibilidad real.

Ahora los modelos a seguir los dictan una panda de pretenciosos que exhiben sin ningún complejo una vanidad extrema e inmotivada. Todo el mundo quiere ser un tonto con suerte. Ese es el ideal de realización del Occidente contemporáneo: obtener toda la aprobación y admiración del mundo, pero tocándose los cojones sin ser ninguna lumbrera (ese es el gancho de los concursos de nuevos talentos: representan esa ambición positivamente realizada y lograda). Tarde o temprano nos explotarán en las narices nuestras centrales nucleares, se nos caerán los puentes y se derrumbarán nuestras presas, porque la física no entiende ni de inútiles ni de incapaces.


“En todos los lugares de Europa, de cuyos nombres no quiero ni acordarme, no ha mucho que viven unos millones de hidalgos de los de tabla de snow sobre el armario, chupa de cuero antigua, ford Focus y conexión ADSL. (...) Es, pues, de saber, que estos sobredichos hidalgos, los ratos que estaban ociosos (que eran los más del año) se daban a ver películas con tanta afición y gusto, que olvidaron casi de todo punto el ejercicio del intelecto, y aún la administración de sus propias vidas...”

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miércoles, 19 de agosto de 2009

Toma-y-daka

Me das un pinchazo-regalo de tripas-corazón.

Te doy una veleta de aire de corcel,
sin aliento de carrera acometida.

Me das una guía-regla cuyo plástico se puede resquebrar.

Te doy la melodía discreta de los sueños,
que se esconden en las grietas de uno solo e indiscreto.

Me das un filo de papel como un dedo pincelante
-aceite, aceite sobre lino,
linaza de saliva como almíbar concentrado.

Te doy un giro de peonza
anclado al centro oscilante de la inercia;

bailarina,
libélula del agua cristalina:
solloza tu alegría una presencia,
como la noche profunda se hace eco
de su oscuridad.

Tintinéate un rozar de sábanas de seda,
haz pirotecnias de calor
sobre el telar-atmósfera del suelo.

.. ¡Y cómo retoza la sonrisa del mar,
de la cama hasta la silla,
y de la silla hasta el diván!

... y en el diván tumbada,
se turba hasta el alfeizar del
surgir de la mañana...

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lunes, 10 de agosto de 2009

La gran tríada



“La consistencia de su cintura y el tacto suave que se pega a las manos. Apretarla fuerte, recorrerla con la boca, aspirar ese olor escondido en algún punto entre la piel y el alma, y habitarla, conocer su secreto caliente, jugoso, con la suavidad de ensueño con que me retiene justo por debajo de su ombligo.”

Ay, el verano somnoliente, la canción del tiempo lento, el peso del sol, la estrangulación de los cuerpos, el sudor, las feromonas evaporadas que mandan sus mensajes de conformidad, de compatibilidad, de deseo de unión, por el aire exhausto.

(...)

Ahora soy compositor. He recibido mi primer encargo. Componer para alguien es como planear asesinarlo: debes investigar, seguir sus pasos, sus gustos, acercarte a su forma de ser para, al final, lanzar el dardo exacto que encienda su voz y los corazones de los otros, todo ello sin romper la continuidad premeditada de la línea pretendida. Interesante. La primera ha entrado.

Resulta tentador quebrar trayectorias, revolucionar visiones, despejar nubes y mostrar rutas secretas donde florecerse de manera inesperada, pero eso es para mí. Me lo reservo. Gracias.

Grabando, mejorando, rompiendo, modulando. Tararear en soledad es ahora un trabajo, es oro. Tararear significará viajar, comer, vestirse. Creí que sólo yo sentía la pulpa incandescente del interior de mis notas. Ella se había dado cuenta. No lo supe hasta ayer.

No estoy loco. No estoy loco...

(...)

“Cada postura, cada forma nueva de plegar y desplegar sus piernas, de sostenerla y moverla, me regala una nueva forma de sentir el anclaje profundo. Cada una por separado; pero yo las quiero todas a la vez. Sexo. Órganos limitados...”

(...)

He logrado la perfección en la tarta de tres chocolates. Tres años. Menuda tríada que sabe a diez. El mago Merlín se ríe desde lo alto del castillo. Los legionarios del fango hablan de principios, de regularidad, de coherencia, de fidelidad, de libertad, de pérdida, de abandono, de incomprensión, pero lo hacen desde el foso, donde hasta las bestias murieron ahogadas. El mago, en cambio, se refiere a ellos ahora, por primera vez. Cuántos ríos de tinta han precedido esta respuesta. Ríos de tinta escritos por supuestos vencedores de los principios y los finales, gente suficiente, completa, que hablan del abandono, de la traición, de la coherencia, de la fidelidad, de la lealtad, como si se ahogaran en su paraíso de libertad sin contenido...

(...)

La libertad es el gran concepto-comodín. En su nombre se puede defender a partes iguales la tiranía y el caos. Los extremos tienen tanto éxito porque son botes de pintura de colores básicos, bien definidos, reconocibles por cualquier necio. Es comprensible. Mezclar implica analizar y recordar la mezcla en un futuro recurrente. Demasiado complicado, ¿verdad? Y, sin embargo, el mar es mezcla, la tierra es mezcla, la vida es mezcla. Hasta la sangre es mezcla.

Libertas, libertad, lo prisionero, y encierras, libertad, lo opresor. Y los opresores prisioneros gritan tu nombre, libertad, y los libertos sellan su boca con las mismas cadenas hasta la próxima vuelta de tuerca.

Libertad es el nombre del consuelo. Libertad gritan los amantes solitarios a los amados desdeñosos. Su amor es jaula. Libertad, gritan los amantes por amarse. Su amor es libertad, y su ausencia, jaula.

Libertad, gritan los asesinos. Libertad, gritan las multinacionales. Libre comercio, libre mundo, libres para ser libres de arañar la libertad de otros.

Libertad: eres la puta más barata del mundo. Frente a ti, gran vacío, estulta idea preconsciente, agito mi bandera de conciencia con un espupitajo ofensor.

(...)

“Y sus labios entreabiertos, su cintura contraída por sus músculos, que reptan por mi camino recto. Llena de mí, conmigo aún dentro, y dentro de mí aún, el sueño incumplido de tenerte a pesar de tenerte...”

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La acción sorda de las válvulas secretas

Llana, la onda blanca se hace llana...

El pecho hace juegos de ventosa
y deforma lo que a la vista escapa
a la acción de los dedos modelantes...

Aspirar la cordillera de despuntes con un golpe
de párpados cerrados
- parece un juego vano,
pero a veces se solapan los torrentes
cuando alisan una misma rivera de arena...

Pulir los rayos del sol
con una cascada que todo absorbe hacia un adentro
- soy agua, manantial,
río subterráneo que todo arrastra
y congela bajo el suelo.

Abro la boca,
pulso un chasquido de voz que se arrepiente,
y cae el mundo por mi garganta
como si no tuviera fondo,
-la gente se desliza,
y traen consigo sus arenas,
como oro en polvo,
por el desagüe abierto.

Como una puerta,
como un paso,
como un puente...

Veo sus cáscaras,
y me relamo en el sabor de almendra
que de ellas,
ignorantes,
he sorbido desde el seguro asiento
de la mirada silenciosa...


Como una válvula del vacío y de la nada,
voy olvidando el sabor de los que se creen
enteros desde su cáscara vacía...

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