viernes, 31 de mayo de 2013

Tú tan sólo




Cuando la debilidad impide
defender la integridad de tu alma
- ahí está,
ese es el momento en que el cordero
se vuelve tigre
sólo para hacer creíble
la mentira,
y algo se rompe en el centro
de la tierra.

Aplaudiste las infamias
con obediencia ciega,
y diste la última estocada
con toda la rabia de tu conciencia
- se rompieron los cables
a cambio de tu coherencia parvularia,
con esa extraña vergüenza
de dientes de sable...

"¿Tú también, hija mía?"

Tú tan sólo,
tan fuera de sitio,


... tú tan sólo...


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Competencia desleal




Había una simetría en la que
no cabían carencias o faltas.

La simetría de lo complementario,
los tesoros celebrados y compartidos,
la admiración de lo que sólo se siente reflejado
y se posee sin embargo como un milagro
de rasgos sorprendidos.

Para ser simétrico hay que ser grande,
tener planetas en los ojos
y ejercer una visión limpia de grilletes
y sombras de necesidad
- el simétrico es completo
en toda su correspondencia.

Y sin embargo,
qué falsa proporción la que oculta
un celo que compite contra su otra silueta,
qué espíritu tan terrestre es aquel
que desconfía de su media luna reflejada,
qué nadería de pálpito puede albergar
tamaño corazón pequeño,
donde sólo una mezquindad de acera cabe...

Y ese es el problema:
microscópica para mis ojos grandes,
tú tampoco puedes ya abarcarme
con esos iris tan pequeños y sucios...


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Triada de decepciones




Hay tres osadías que esperan en vano:

la del cuchillo,
la de la mano
y la de la sangre.

El cuchillo espera aniquilar al corazón
con la herrumbre de sus intenciones,
la mano espera el regalo de altura prometido por el crimen,
y la sangre clama ser lavada de las manos agresoras
por la propia agonía de la víctima.

Para que todo haya sido sólo un sueño
sin carga, ni esfuerzo ni espacio moral...

La osadía de la acción sin consecuencias
-los párvulos del alma y la vida contemplada sólo a medias.

Y sin embargo, basta con no soñar en sintonía
para que sólo quede un puñal en la espalda,
una vergüenza subterránea y un estigma de sangre
como sombría bendición de estos extraños
sueños invertidos,
y sus actores...


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lunes, 27 de mayo de 2013

Nada, o perspectiva




Tocaba blues y fluía,
caudalosamente-
las cuerdas querían gritar,
pero las hacía maullar al contenerlas
y protestaban con la frugalidad que quería.

Y era un blues que se me coló entre café y café,
y se había detenido el tiempo
como un regalo sorpresa.

Pero me interrumpieron
y se fue el blues.

Y de qué sirve un blues tocado ante nadie...

Y recordé una ocasión en que toqué un blues para
una noche de luna llena
con el mar de los Caños en calma
como si fuera un milagro
extendido ante mi.

Y era absurdo, tocar solo,
y toqué con la desesperanza
del que no espera alcanzar nada.

Me levanté sombrío como un sueño estéril,
y sólo entonces, tan cerca de mí,
reparé en los gatos:

varios me guardaban la espalda
con la calma paciente de los felinos
- ¿desde cuándo estaban allí,
cuándo llegaron?

Los gatos de la playa,
con los ojos fluorescentes de paz.

En esa noche.

Con esa luna.

Con esa calma...


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miércoles, 22 de mayo de 2013

El equilibrio del ala





Hay una paz,
que es paz,
aunque sea extraña.

El dolor se apacigua
como un viento caliente
es expulsado por una corriente fría:

en el nexo del hielo y el fuego
surge la brisa templada que seda al corazón
y armoniza los contrastes
- el dolor es la inercia de la bici
que baja y hace veloz la tarde
entre praderas tenues de sol.

El dolor hecho sedante sordo
tiene el anverso y el envés de un ala:
lo frío y lo caliente,
lo solar y lo sombrío.


... y solo en el equilibrio del ala,
a la velocidad justa,
a la hora pactada,
deja de quemarme o helarme el aire...

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lunes, 20 de mayo de 2013

Una Historia de Occidente

(...)

- Hágame caso, observe bien sus zapatos.
- ¿Qué les sucede?- dijo mientras bajaba la cabeza y los miraba.

El otro aprovechó el momento y le dio un zapatazo en la nuca con uno de los suyos, que había llevado escondido a la espalda hasta ese momento.

- ¡Arrrrgh! ¿Pero qué has hecho, animal?- le gritó todo indignado.
- Tenía una araña que le subía hacia el pelo.
- ¿De veras? ¿dónde está?
- Ahí, junto a su pie izquierdo.

El tipo volvió a bajar la mirada, y el otro volvió a darle un zapatazo en la nuca.

- ¡Arrrgh! ¡Otra vez!
- Es que le subía otra araña.
- ¿Y la primera?
- En realidad están las dos juntas ahora, muertas en el suelo.
- ¿Seguro?
- Créame, soy el más interesado en que se aclare la verdad: le he salvado la vida.
- Bueno- y volvió a bajar la cabeza.

Zapatazo.

- ¡¡Ehhhh!! ¡¡Me estás tomando el pelo!!
- No, es que subía la tercera.
- ¡No hay ninguna araña!
- En realidad no ha podido verlas porque siempre se ha llevado el zapatazo antes de poder llegar a hacerlo, pero están ahí, las tres.
- Y los cojones.
- Bueno, en compensación por las molestias, le dejaré darme un zapatazo a mi, sírvase- dijo alargándole el zapato con que lo había golpeado.

Justo cuando lo iba a coger lo dejó caer al suelo, el otro se agachó para recogerlo, y de nuevo este le arreó otro zapatazo en la nuca con su otro zapato, que ya tenía preparado en la otra mano desde hacía un rato.

- ¡¡Ehhhh!! ¡¡Pero qué pasa!! ¡¡Ya verás!!- le dijo amenazándolo enfurecido.
- Tranquilo, ha tenido suerte de que tuviera el otro zapato a mano, ¡¡le subía una cuarta araña por la nuca!! ¡¡Como la que le sube ahora por la bragueta!!

El otro bajó automáticamente la cabeza para mirar y se llevó otro zapatazo en la nuca.

- ¡¡Ehh, pero estás loco!!
- Cojones, ¡es que se había escabullido y ya subía por la cabeza!
- ...

(...)
(...)

...
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miércoles, 15 de mayo de 2013

La brevedad infinita




Volver a ser redondo,
esfera,
burbuja.

Canica al sol,
reflejo de arroyo,
turbidez de alga
y lluvia servida entre las rocas.

Eso quiero:

el agua filtrada entre el musgo,
entre la tierra,
entre la piedra tallada en el viento
de líquenes vestida;
que caiga el agua,
vertida por la hierba,
escanciada en la copa de un río
- ese es mi vino.

Volver a ser redondo:
pero espérame, burbuja,
que me vacío lejos de la fuente.

El cuerpo desaparece de primavera
y vuela la cabeza como un globo
sobre la acera tibia
-el brillo verde
deformado por los ríos convexos
de mis ojos se hace amarillo de mediodía.

Y el agua filtrada entre mis sueños,
la esperanza,
los sueños pulidos por el tiempo,
la vida servida en la copa del frío...

¿o era río?


Volver a ser redondo,
esfera,
burbuja,
pompa de jabón
que apenas dure un segundo
por el soplo-instante
del fuego que flota
como lluvia por el aire...



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No.


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martes, 14 de mayo de 2013

El peligro de escribir




Hay un olvido, da igual de quién sea, en todo este asunto de la literatura y la verosimilitud. Y es que entre tanto estilo narrativo autobiográfico resulta fácil no captar la intención o el trasfondo de lo que se lee. Y es normal que esto suceda en un contexto donde cada escritor hace epopeyas de sus diarios, pero ello también da lugar a equívocos- no siempre el escritor tiene esa intención 100% exhibicionista. Al escribir se crean mundos y con frecuencia se olvida que el que teclea es el demiurgo de lo que nace. Se olvida con frecuencia que se puede jugar más (mucho más), se puede transfigurar una experiencia, cambiarla, mejorarla o directamente inventarla, adornada con todas las galas de la narrativa autobiográfica. Así que cuando suceden los malentendidos uno puede a partes iguales felicitarse por el triunfo de la experiencia fingida, y reprenderse por no ser capaz de aclarar estilísticamente la verdadera intención del texto.

El caso es que estaba en la comida de cumpleaños de mi hermana cuando se me acerca su suegro, hombre de letras mayor y respetable.

- ¿Qué tal llevas la exposición de Berlin? ¿Puedo ver algunos cuadros? Seguramente puedes enseñarme las fotos en tu móvil.

Me quedo al principio estupefacto. ¿Exposición? ¿Berlín? Luego recuerdo cierto relato que colgué hace algunas semanas, veo la cara de mi hermana, veo el malentendido. En ese texto, como en muchos otros, hice algunas variaciones con respecto a la realidad por distintos motivos; primero para no resultar  tan obvio; segundo, porque a veces las experiencias personales no son tan interesantes como para ser leídas, y hay que jugar con algo de ficción para añadirles sal. Efectivamente había surgido una remota posibilidad, relacionada con el arte, en Berlin, pero no se trataba de pintura. Cojones, es que no veo motivo para tener que ser tan literal y descriptivo en todo...

- Ah- le digo como si acabara de caer- ya, mi hermana te habrá hablado de ello, ¿no?
- Sí, ¿qué tal la llevas?
- Bueno, verás- empiezo, sin saber qué hacer, pues aclararlo podría hacer que se avergonzara un montón- llevo como cinco años sin dar una pincelada, estos vieron algunas cosas mías antiguas y les gustaron, así que estoy produciendo una colección nueva, pero aún no hay nada terminado- y busco la cara de mi hermana entre la gente, como si pudiera bronquearla a distancia. La miro, me mira, pero no entiende nada, claro, y sólo me sonríe.
- Bueno- continúa- pues en cuanto tengas algo enséñanoslo, el cuadro de los niños es precioso.
-  ¡Gracias! lo haré.

Más tarde mismo proceso con su mujer, algunos de los cuñados de mi hermana, alguna amiga suya incluso. Hasta propuestas para representarme en un hipotético proyecto de retratos infantiles al óleo por encargo. Al final de la comida, trinco por fin a mi hermana.

- Hey, lo de Berlín no era eso, ¡además se trata de una posibilidad tan solo! Lo cambié al escribirlo, ¡pero todo el mundo me pregunta por ello!
- Ah, ya, perdona, no lo entendí bien... ¿cómo lo iba a saber? ¿y entonces, qué va a pasar con eso?
- Ni idea, está todo en el aire, por el momento sólo he de escribir sin parar y confiar en que esta chica haga buenas traducciones.
- Ah, lo de las chicas sí era cierto, ¿no?
- Eso sí, y muchas cosas y la mayoría de los hechos, aunque no exactamente con las personas que digo ni de la forma en que sucede, ¡es ficción, pongo los hechos como me da la gana!
- Bueno, pues ahora tienes que pintar, mira como está todo el mundo- me dice con cara de "te he pillado".
- El caso es que he vuelto a dibujar y pintaré pronto, pero menudo lío se ha montado, tengo que tener más  cuidado con lo que escribo por ahí...

Llega la hora de irse y me despido de todos. Ahora tengo pendiente el retrato de mi sobrina pequeña. Tengo pendiente pintar algunos cuadros que enseñar, intentar que al final todo sea cierto en alguna medida. Odio las mentiras.

Regreso a mi cubil y me encuentro a mis compañeros de piso preparando una obra de teatro, los dos disfrazados de gordas. Mis compañeros son buena gente, muy divertidos y simpáticos, y entonces, al verlos, me acuerdo de cierto texto que escribí hace muchos años sobre un campo de concentración para artistas escénicos. "Mierda", pienso, "espero que no lo lean y se ofendan". La maldita literatura actúa como un guardabosques. Me premia y me castiga a partes iguales en función de unos principios elevadisimos como un campanario. Sus muertos.

Es extraño el destino. Parece un viejo maestro que no hace otra cosa que no sea darte lecciones sobre disparos que salen por la culata, preciso como un reloj, infalible. De repente, dicto la ficción y la realidad se me sube al carro. Dibujar. Pintar. Parece que toca.

Sea...

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lunes, 13 de mayo de 2013

Onanismo de éxito



(...)


- ... es que es tan seguro de si mismo que da miedo.
- Bueno, tiene su lado vulnerable, aunque no lo parezca, pero eso le da un punto más que es irresistible.
- Joder, un tío así se puede tirar a lo que se le ponga por delante, es para pensárselo. Da miedo ponérselo tan fácil.
- Venga ya, si estás deseando tirártelo.
- Y tú.
- Bueno, sí, pero ya sabes. Luego me vengo abajo.
- Te cortas.
- Eso y más.
- Es que vale demasiado, me impone cierto respeto.
- Con estos tíos hay que andarse con mucho cuidado, puedes acabar siendo una estadística.
- Mira, por ahí viene.
- Qué andares.
- Qué guapo...
- Viene hacia nosotras.
- Disimula.

(el chico las saluda al pasar)

- ¿Queréis follar conmigo?- les grita al pasar.
- ¡Que te den, gilipollas!- le responden.

(el chico pasa de largo y desaparece)

- Es que no puede ser...
- Es demasiado...

(...)

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lunes, 6 de mayo de 2013

Diana ingenua



Existen dos tipos de candidez;
una la ingenua,
y otra la de la esperanza.

Y es la segunda la que nace
del dolor de verlos,
todos,
transparentes.

Sólo una vez,
equivocarse
- que no haya nada oscuro
tras la alarma obvia
que te avisa.

¿Acaso este sentido
tiene pliegues negros
y ante la duda de la sombra
te cierra todas las puertas?

Y a pesar de las alarmas
pruebas para fallar,

... y aciertas.


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El mal cine



Nadie ha de temer por mis promesas
- nadie, a quien se las haya hecho.

Y si te inventaste tu alma de escaparate,
lo siento
- hice mis promesas a un reflejo,
no a ti.

Es al espejismo a quien corresponde recibirlas,
pero cumplidas en su terreno:
el ilusionismo sin trasfondo
de una fantasía cómoda
- sueña, sueña despierta,
con ser una marioneta sin materia,
que los sueños no tienen consecuencias...

¿Tú quién eres,
qué reclamas
y por qué?

No veo en tu carne desterrada del teatro
aquellos rasgos de espejismo
de cuya vida juré ser parte...

En algo sí tenías razón,
al menos una cosa fue cierta:
sin tu mentira ni tu afectación 
no habría habido esta función ridícula...

Pues nadie compromete su corazón,
sus ilusiones ni sus esfuerzos
al guión sin contenido
de una mala película;


ni a la entrada,
ni a la salida,
ni en el recuerdo,
por supuesto...


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