martes, 6 de noviembre de 2012

Hermano Pedro




La llegada del frío y de la lluvia ha venido de la mano de la muerte. Y no voy a hacer poesía de eso- ansiar el desvanecimiento es más compatible con precipitarse en un abismo que con las miserias de la sintaxis y las palabras. Días de humedad tropical, pero también de heladas nocturnas y de prendas caladas hasta los huesos, y nada importa, en realidad. El poeta, si lo es, si realmente existe, es el más cínico con su propio arte, con su material, con sus efectos, con sus trasfondos. La poesía consiste en predisponerse o bien a conjurar, o bien a ser víctima de un conjuro. Esencialmente no se diferencia del alcohol, salvo en que no te destroza el hígado. La poesía insta a cometer las mismas estupideces, pero engañando mejor. La felicitación de los poetas es sólo la confirmación de la alquimia de la mentira: no pueden amar honestamente a sus lectores aún siendo conscientes de ello. En eso consiste la mezquindad de los poetas. Y la universalidad, tan descrita y deseada, se acaba con una aliteración intraducible, una rima imposible, o una “I” criminal para un significado tan propio de vocales abiertas, que te puedes encontrar en el mismo vocablo en otro idioma. Y hacen a los poetas padres de lenguas, patrias y pueblos... qué deshonor más paradójico para un ermitaño.

¿Y la música? Requiere de una atmósfera de presión para sonar bien, eso lo dice todo. En la luna, tan cantada, no suena la música, no hay gas. En Júpiter la música tendría un efecto letal, dada la densidad de su atmósfera. El riff de Satisfaction adquiriría pleno sentido, puesto que no se puede conseguir satisfacción al volar en pedazos por obra y arte de la onda sonora. En el líquido el sonido se expande más rápido, pero pierde nitidez. La música requiere de una fina película de oxígeno con la anchura adecuada para ser, y sin embargo se cree universal, a pesar de tener sólo probabilidades, y no certezas, sobre la existencia de un planeta similar donde la música suene preciosa y se entienda. La sonda Voyayer lleva música para extraterrestres consigo, así que es evidente que los que la diseñaron debían ser medio memos, a pesar de ser paradojicamente los más punteros en lo suyo. Hubiera sido mejor enviar un tratado sobre musicología para que al menos comprobaran que la música terrestre no es más que otra recreación en la mágica matemática de la espiral en que se basan todos los movimientos del universo. La música es un dedo que señala al tiempo y describe su tránsito, y nada más. Y sin embargo, mandamos nuestra sonda Voyayer con música para maravillar a alienígenas quienes, tal vez, no viven en un mundo musicable. Es mejor eso que hablar directamente del tiempo, de la expansión, del absurdo...

Y sin embargo, ahí estás, inflamable juego absurdo de proporciones. Aparece la muerte y todos corremos hacia ti, decididos a creérnoslo todo, como el que se acerca al vaso para dejarse engañar por su química aleatoria. La mayor heroicidad, dar la vida por la nada; pero una nada llena de mundos enteros de falsedad, mundos de mentira que parecen mayores que todos los universos posibles. Y no es más que el tic tac de la cuenta final, pero con adornos y artificios.

Los músicos sólo somos fanáticos de un mundo que no existe, y el mundo disfruta demostrándonos lo contrario, justo cuando resulta más simbólico. Los músicos se mueren de inmortalidad e infinitud.

Pero también devolvemos. La vida nos da la muerte y nosotros contestamos vida. La vida nos da tristeza y nosotros contestamos fuego. La vida nos golpea y nos desmoraliza y nosotros resurgimos del fuego musical con la promesa de una victoria vengativa de salamandra. La vida nos arrebata las mejores personas y nosotros las revivimos con la fuerza flameante de las notas. La música, tal vez, como todas las artes, es una fuente de fuerza basada en la mentira, en el ensueño de lo que debería ser frente a lo que simplemente es, y se acaba constituyendo en una realidad paralela, una salida, un mundo donde permanecer.

Yo, enfermo, corrupto de la mentira, fanático de lo que no existe, entono mi culpa y mi artificio, y vuelo, vuelo de cínico, rabioso e inconforme.

Y me lo acabo creyendo como el que se deja arrastrar por el vino: por venganza, por rabia, por ira, por las llamas, el fuego, las centellas...

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viernes, 28 de septiembre de 2012

Pajas y comuniones



Estaba hasta el carajo de comuniones y bautizos y bodas de mierda. En esta ocasión, la enésima comunión se iba a llevar el premio. Ya no podía más, niños de siete años recatolizándose y tratándote con un aire paternal absurdo, los mismos que currarán a sus padres dentro de cuatro o cinco años, soñarán con ser un soplapollas de reality y tendrán las mismas inquietudes que un reptil, no era soportable por más tiempo sin medicación. Así que se fue a los baños del restaurante dispuesto a fumarse un porro de señor. En esas estaba cuando se abrió la puerta y apareció el niño, vestido de marinerito, frente a él, justo cuando acababa de liarselo.

- ¿QUÉ HACES?- preguntó con voz de pito- ¿ESO QUÉ ES?
- Esto, niño- le contestó con un tono sarcásticamente amable, enseñándole el porro- es en lo que consiste “hacerse una paja”.

El niño lo miró raro y él volvió a cerrar la puerta en sus narices, esta vez con pestillo, para acabar la faena debidamente.

El caso es que la inspiración puede jugar malas pasadas, por muy brillante y fantástica que se presente. El niño regresó a la fiesta y le dijo a sus padres que un hombre se estaba haciendo una paja en el baño delante de él, así que antes de que pudiera acabar de fumar ya tenía a una legión de adultos aporreando la puerta, y no tuvo más remedio que abrirla.

- Dice mi niño- empezó la gorda de la madre- ¡que te la estabas cascando delante suya! ¡te voy a denunciar!

El padre estaba detrás de ella, furioso, mientras los demás lo sujetaban para que no se liara a mamporros con nuestro héroe.

- ¡¡HIJO DE PUTA!! ¡¡SINVERGÜENZA!! ¡¡EN EL DÍA DE SU PRIMERA COMUNIÓN!! ¡¡MARICÓN!! ¡¡CABRÓN!!

Él se quedó mirándolos a los dos, mientras seguían su pantomima folklórica, y decidió aclarar las cosas.

-Tranquilos, ¡que sólo me estaba fumando un porro!
-¡¡AH!!- continuó el padre- ¡¡Y METIÉNDOLO EN LAS DROGAS, ADEMÁS!! ¡¡SUJÉTENLO, QUE LLAMO A LA POLICÍA!!

Por fin apareció su novia, que era la realmente invitada a la celebración, medió entre unos y otros y logró calmar los ánimos, pero tuvieron que marcharse, en silencio.

-Ya no vienes conmigo a ninguna celebración más- le dijo cabreada.

Sonaron todas las campanas del mundo en su corazón....


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lunes, 27 de agosto de 2012

El deseo culpable




Cuando te concentras en ti mismo
como un aislamiento sordo y ciego para el mundo,
es sorprendente la indiferencia de los astros,
que siguen creyendo en ti a pesar de las protestas.

Porque ni así te libras de encender
las chispas de ojos petulantes;
es más,
estalla el deseo intrigado en un deseo culpable,
un deseo vergonzoso que ansía
la luz misteriosa que niego por defecto...

La intriga, el misterio,
lo oculto.

Incluso así,
caminantes,
no dejáis de ser la vista perdida
que otea mis sueños sobre la línea de mi horizonte...


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martes, 14 de agosto de 2012

Sobre las buenas intenciones



Siempre he potado a lo Fontana di Trevi, con fuerza, hacia arriba, trazando un leve tiro parabólico. Estaba en el fondo del Fun Club, cuando esa parte de la sala estaba separada de la zona de baile por dos puertas paralelas. Sentí la inminencia de la susodicha erupción a lo héiser en medio de la neblina del mareo y, con la mejor de las intenciones, me dispuse a salir a la calle para no liársela a esta gente poniéndolo todo perdido dentro. Pasé las dos puertas hacia la pista de baile, corrí entre la pista empujando a la gente porque la cosa era seria (y venía, venía sin duda), y llegué hasta la salida.

Parecía que había triunfado, ya estaba en la puerta del fun, y esta se abrió justo cuanto comenzaba a manar el asunto; tenía que salir como fuera, la boca no podía retener eso por más tiempo, y había más, y no cabía. Pasé y entonces el portero me cerró la puerta siguiente (antes eran dos, ahora son tres las de la entrada). Lo miré con las lágrimas saltadas, las mejillas hinchadas, la boca a punto de estallar, y ya no pude más, otra arcada y... Fontana di trevi, a sus pies.

Me abrieron automáticamente, pero el caño ya no paraba de manar. Había una cola larga esperando en la calle y yo salí haciendo eses, caminando, potando a la vez y disculpándome, entre los vitoreos de pitorreo de la gente.

Yo lo hice con la mejor intención. Pero el portero se pasó toda la noche con mi pota por compañía. Hay que joderse.

Luego volví a entrar y me despertaron a la hora del cierre, para variar.

Será el karma o lo que coño signifique...


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viernes, 10 de agosto de 2012

Hell welcome



El diablo cabrón que controlaba la entrada del infierno se fijó en él.


- Ah, tú, pedazo de cabrón, listillo, ¡que me leo un libro a la semana! ¿qué te crees? Ahora te vas a enterar, me cago en Hesse y en todos tus ídolos!


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Cadalsus



Aunque él estaba allí por sus actos poco decorosos de vandalismo, el verdugo tuvo tiempo para susurrarle, antes de decapitarlo:


- Y que sepas que además de esto, por las tardes leo muchos libros, so capullo!


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La gente lee



... y, tras haberle reventado los huesos con cadenas, el grupo de skin-heads se marchó, no sin antes susurrarle al oído el líder...

- ¡Y que sepas que leo muchos libros, cabrón!


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Impertinencias que denotan carencias



- Hey, creo que estás pisando una mierda
- ¡Puede que no haya leído tanto, ni sea tan listo ni vaya de capullo por ahí corrigiendo a los demás, pero no soy gilipollas!!
- Pero sigues con el pie en la mierda.


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jueves, 9 de agosto de 2012

Agenda



Sólo cuando miras al infinito
llamas por su nombre
a los ángeles...


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miércoles, 8 de agosto de 2012

Todos los que soy




Sol,
que llevo tu aliento de rayo comprimido
en cada brizna de calor,

¿te recordaré,
cuando sólo seas un grano de memoria?

Mientras se caen el tiempo y el espacio
y la identidad hace juegos con los dados transitorios,
el infinito acaba siendo una decepción sagrada...

Segundos de soles,
minutos de galaxias,
la eternidad como un aliento lanzado al vacío,
¿os recordaré?

¿Y cuando haya sido cada uno de vosotros,
lograré conciliaros de uno en uno,
cuando seamos todos?

Preguntádmelo a mi,

y a todos los que soy...

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lunes, 6 de agosto de 2012

Los bultos pringosos



Los roles masculinos y femeninos se simplifican. Al final, va a tener razón Irvine Welsh cuando en Trainspotting afirmaba que en el futuro no habría ni hombres ni mujeres, sólo gilipollas. Eso es del todo cierto.

Lo único que vale es el bulto pringoso del bicep o de la teta de silicona, aderezado con modales tomados de Salvame y cia., la ordinariez y la falta completa de educación, la total ausencia de humildad como método de éxito fácil aprendido de los retrohumanos de Gran Hermano, y en general una sublimación del catetismo canorro de andar por casa que no admite matices, a falta de receptores neuronales. Eso sí, estudiar o currarse aquello de lo que se exige reconocimiento es lo de menos. Lo importante es aparentar, y si la apariencia es buena, ¿qué importa lo demás?

Y si a esto le unes la moda del automarketing americano, te encuentras con zoquetes sin cerebro que se chupan su propia polla a la primera de cambio como autocelebración y forma de promoción social, porque creen que con aprender la pose se materializará la causa, el mérito que justifique esa vanidad de pordiosero.

Estoy harto de Jennifers López de pacotilla o de tíos musculosos con más curvas que el muñeco de michelín. Estoy harto de roles sexuales desfasados que la ignorancia vende como modernidad; estoy harto de princesitas color de rosa que chupan pollas mirando a cámara y de Conans de barrio obsesionados por el sexo anal, quienes además exigen honores de doctor y se enorgullecen de no haber leído un libro en su vida. Estoy harto de mujeres florero que se sienten realizadas y libres y femeninas sólo cuando empinan una polla (!) y de machotes con músculos más grandes que su cerebro atrofiado, cuyo modelo ha sido rescatado del viejo y carca rol ibérico donde la brutalidad, la posesión y la simplificación mental es el equivalente a la virilidad que buscan las pequeñas ponis que, sin embargo, se sienten muy feministas.

El cerebro es sólo para pretenciosos y elitistas: está de moda ser un imbécil, sólo hay que ver a nuestros dirigentes, nuestras estrellas de la tele y la situación actual.

De verdad, tanta pringue hinchada, tanta inmodestia y tanta soberbia, mezclado con tanta pretensión de ser sensual al más puro estilo porno de EE.UU., y, sobre todo, tanto imbécil improbable no hace sino que todo apeste aún más a culo rancio. Puajjjjjj....

De verdad, gilipollas como estos representan a la perfección el verdadero sentido de lo obsceno. 

Qué asco, dios, qué asco de pringue, qué peste a queso podrido de estupidez, ¡cuánto olor a mierda entre tanta curva y tanto globo!

Arghhhh!

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jueves, 17 de mayo de 2012

La discreción de los ángeles



Flamea la llama,
grita la voz desgarrada,
anhelante de sustraerse de la tierra
que hace peso de su pétrea ignorancia de la altura.

Y hace fuego, ruido de amargura,
y se retuerce en un tropel
de rabia sin sigilo.

Y una sola mirada,
con la quietud de un viento de otra piel,
la apaga...

... con la fuerza inalcanzable de las alas...


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Haiku



Por tu espalda
se hace seda tu sangre
de luna llena.

(Kigo: luna)

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Haiku


Tras tus ojos
es sombrero del mundo
el azahar del invierno...

(Kigo: azahar)

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Cuando el eco se cree voz...



Posar el pensamiento en las palabras
que vuelan de pétalo en pétalo,
como un polen de flor marchita...

Sin ojos, sin cuerpo,
olvidó en vida cultivar
una visión pletórica de espíritu...

... y ahonda en las palabras de otras voces,
y crea discusiones de sonidos
luchando por ganarse el verbo
encendido que oyó,
espiando a los amantes...

Cuando el eco se cree pensamiento...

Libra su batalla contra sí mismo,
como un frontón de su alma
donde rebota la misma pelota
que en otros evoca...

... las mismas palabras,
los mismos artificios,
siempre el mismo juego.

La voz, que tal vez se asomó una vez
a tu abismo,
y siguió su camino sin desatino...

No existes sin voz,
no hay presencia,
no hay fuego de vid vivida
en tus pretendidos labios...

Y en la sima,
te repites a ti misma, Eco,
en una visión de multitudes,
el ahogo que te cala hondo.

Poesía del eco:
futilidad de recoveco;

Ciencia del eco:
el error de su fondo...

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Embalse



Callo mis palabras como ejemplo,
como indirecta:
el crepitar de las voces difumina mi silencio,
y más aún cuando del tedio del ruido del mundo,
a gritos,
se lamentan...

¿Tedio? Te opongo mi arma:
Silencio...

Cierro los ojos como ejemplo,
como indirecta:
la luz que grita su silueta no permite contemplar la sombra,
y menos aún esa luz,
voluntariosa emisaria de los otros...

¿Qué busca?
Un jeroglífico de sol...

Yo estoy resuelto.

Sólo descifrará su mismo cristalino:
encierra más respuestas que un sí de estrella
uno sólo de sus brillos,
si se sabe mirar sin vista...

Y si no,
correrá tras un misterio del que pender enganchada
con una linterna exploradora de nocturnos trinos.

Como un ejemplo,
como una indirecta,
me contengo la muerte del mundo
en un cavilar caminante de caminos...

El misterio de la sorda brisa y la ceguera que no mira...

Hollar oscuridades que mueren a la luz de las pupilas...

Hablar,
proyectar...

Eso piden.
O eso asusta.

El infinito sólo se hace uno cuando se mide
a sí mismo en el espejo del cero...

El mundo se presenta como una relectura
releída y re-gastada ante los que vivimos
de un todo prisioneros.

Como un rey del espacio y del tiempo:
veo pasado, veo presente y veo futuro,
hechos un solo acto de esfera...

... sólo con el vacío soy,
aquí y ahora.

¿O acaso sería mejor derribar el muro de mi embalse
y ahogar al mundo entero con mis aguas
de océanos de estrellas?

Ni las voces suicidas saben de qué hablan
cuando me hablan,
salvo dentro de mi alma...

Y en el fondo no es Misericordia el nombre propio de mi excusa.

Ya lo habría hecho...

Si supiera dinamitar mi propia presa
para arrasar vuestras palabras,
vuestras quejas,
vuestros lamentos,
vuestros reproches,
vuestras caras de cadalso...

Como ejemplo,
como indirecta...

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Cuando el deseo especula, sólo se ve a sí mismo



La cautela en las palabras...

¡Cómo inflama los sueños que,
especulares,
creen encontrar el lienzo blanco
donde florecer!

El deseo especular reflexiona sus propios ojos
como soles de un mundo nuevo,
y el artificio triunfa en su seducción
como se impone la alegría del vino.

¡Qué grande y poderoso es el deseo!

¡Cómo extiende sus sábanas de seda
sobre los horizontes
y crea mundos enteros a sus pies!

Y, sin embargo,
la cautela del silencio es sólo
espera al destino...

Como la calma del mar es fe serena
en la tormenta.

Y especulan, impacientes,
sobre el silencio,
sobre los pasos,
sobre los gestos del solitario;

aquel que sólo ve un deseo
que no es espejo,
que no es reflejo;

... que es crepúsculo de sed,
que es otro sueño,
por completo ajeno
al que yace bajo sus pies...

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martes, 15 de mayo de 2012

Cretino-eraser





Supongo que llegará el día (si esta civilización no se hunde antes) en que la manera de conducirse en las redes sociales se culturice; no me refiero a que se haga más ilustrada, sino a que las conductas y los códigos sobre la cortesía, la educación y las maneras calen en el inconsciente colectivo y entren a formar parte de la cultura popular con las raíces bien enterradas, para que dejen de darse actitudes o conductas tan extravagantes como las actuales; es decir, que la gente desarrolle un instinto sobre lo que es y no es conveniente dejar caer en la web, que se aprenda a detectar a los farsantes y otros personajes que aún hoy pasan desapercibidos, que se evite actuar públicamente cuando se está desbordado por los sentimientos, y un largo etc. Mientras tanto, queda observar el show, y luego la consiguiente duda.

Porque ver desde lejos cómo alguien la caga resulta desagradable; ver desde lejos cómo alguien pone a merced de la crueldad gratuita de los internautas sus propias debilidades es un espectáculo que no gusta presenciar cuando se es como yo, máxime cuando además el sujeto no parece darse cuenta de lo que hace. Acabas enterándote de miserias personales de gente con quien en realidad no tienes trato ninguno: separaciones, broncas de pareja, complejos de inferioridad, odios resentidos, romanticismo relamido, obsesiones sexuales en contextos inverosímiles (los hay hasta eclesiásticos): ahí llega el dilema: ¿seguir viendo un drama vergonzoso como testigo o evitarse un mal rato que como mucho lo único que te va a aportar es una lección que tú ya tienes aprendida? Porque, a veces, permanecer pasivo equivale a un ejercicio de complicidad, y hay cosas en las que mejor no complicarse porque apestan desde lejos.

La red aporta medios y oportunidades que aún son vírgenes, los sucesos ocurren con frecuencia sorprendiendo a los propios desarrolladores de los terrenos comunes, y los errores en el uso se suceden, a veces rozando lo legalmente cuestionable. Persecuciones, acosos, campañas difamatorias personales, son todo parte de la enorme efervescencia que suponen las redes sociales en el ámbito de los medios de comunicación masiva. En la red eres tú el que va dibujando su propio entorno, las actitudes que quieres, las actitudes que no, los comportamientos que apruebas, los que rechazas, etc. Es el propio internauta el que va creando el mundo en que quiere moverse, y debe seguir siento así.

No se trata de legislar y de prohibir, sino de asumir la mayoría de edad y tomar cartas en el asunto. ¿Os molestan los románticos de pacotilla que follan en el muro de noticias? Pues a tomar por culo; ¿os da vergüenza ajena aquellos que proyectan el dolor en forma de venganzas torpes que lo único que logran es poner en evidencia el desasosiego, la debilidad y la inseguridad de aquellos? Pues a tomar por culo también.

Sed vuestro propio tirano y eliminad de vuestro entorno, sin temblor alguno, todo aquello que contamine lo que sois vosotros.

En la red como en la vida misma.

Basta de gilipolleces, histerias, mentiras y bobadas en general.

BORRAD a vuestros cretinos!

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jueves, 10 de mayo de 2012

La mano de volar



La palma de la mano,
la palma de la mano del pecho,
la que impulsa, la que columpia;

la palma del corazón en la mano,
la palma de la mano del alma,
la que se olvida,
la que no se sabe usar;

la palma catapulta,
el empujón del suelo,
la mano que vuela,
la mente que manda y
el don olvidado de los ángeles...

Esa mano,
que yo sé,
esa palma que eleva,
no se ve,
se enhebra a pasos largos
por el huso del telar
como un recuerdo.

sólo la palma,
la que se olvida usar,
sólo la mano y su requiebro,
y las yemas de los dedos,
a pesar de las manos dormidas
de los pechos mancos,
te sabe decir lo que tú ya sabes...

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lunes, 16 de abril de 2012

San Francisco, en la boca




Resultó todo muy extraño; porque, desde la concepción inicial y aquellos primeros aleteos juntos, habiendo compartido la experiencia de los consecutivos ciclos de metamorfosis como verdaderos hermanos, tan sólo bastó un instante de retraso, justo al final. Cuando sacó la cabeza a la superficie, mientras jadeaba ahogado y exhausto, comprobó que ya habían construido San Francisco.




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sábado, 14 de abril de 2012

Vivisección de un poeta


El uso gramatical de los pronombres es algo al alcance de cualquiera, pero su asimilación psicológica es otra bien distinta; de hecho, si analizáramos la Historia podríamos afirmar que el ser humano medio es capaz de empatizar correctamente (es decir, identificarlos en función de su circunstancia inmediata) con los pronombres yo, tú, él, ella, vosotros y ellos. Sí, efectivamente, falta nosotros, dado que ha sido un pronombre comodín con el que al ser humano medio se la llevan dando por el mismo sitio durante siglos. Nosotros es un concepto tan volátil que lo mismo representa a una nación, a una pareja o a un equipo de fútbol; el ser humano medio reconoce mejor los vosotros y ellos circunstanciales porque le suele acarrear una consecuencia económica fácil de identificar. El nosotros, sin embargo, pertenece al ámbito del hampa y las altas esferas de poder. Ello es visible actualmente cuando los europeos entendemos por nosotros a España, Cataluña, Euskadi o incluso Triana, como reza alguna camiseta, en vez de identificarlo con nosotros, la clase media europea, frente a ellos, las fuerzas financieras (en eso sí hay acuerdo, puesto que pertenecen al pronombre vosotros, voilá).

Pero hay casos especialmente preocupantes. Si ve que su hijo, que da sus primeros pasos, tras caerse mira a su alrededor antes de pensar si llorar o no, está condenado: su hijo puede ser un poeta. Y es que para ellos la dimensión de los pronombres es más limitada: se reduce a YO y ELLOS; a veces, cuando surge el amor, surge TÚ, y otras son capaces de integrarse en el NOSOTROS (poesía comprometida), no libres del marasmo turbio de lodazal que lo caracteriza; pero tarde o temprano los traicionan, como luego explicaremos al hablar sobre su falta de constancia en el compromiso.

Ante todo está el YO, que suele verse humillado por la conspiración de ELLOS ante la presencia de unos robot-zombies incomprensibles que son aglutinados bajo el concepto de “unidades elementales del conjunto ELLOS”, o “personas que no soy YO”. Es decir, el, ella, nosotros y vosotros son sólo diferentes lados del poliedro ELLOS. De ahí la desesperación de sus familiares, amigos o simples conocidos ante su imprevisible representación social del día, o su miopía para apreciar el cariño y esfuerzo de aquellos que cuidan de ellos y los quieren.

Como el niño que se cae y deja de pensar en YO para pensar en ELLOS, lo malo para el poeta no es la tragedia, sino su mala representación dramática, y ahí no distingue ni familia ni amigos; forman parte de ELLOS. Y esa será la marca del resto de su vida. Como dijo Vincent Vega, “sólo por pillar al tipo que me arañó el coche hubiera merecido la pena que lo hiciera”, es decir, estaría dispuesto a aceptar el arañazo si este se hiciera con el debido final feliz y honroso para el héroe, aunque tuviera que llevar el coche al taller y aflojar la pasta gansa; pues bien, la familia, los amigos, la amante, todos pueden ser un coche en un momento determinado de su vida.

Pero antes me referí al uso excepcional del TÚ. A veces, surge de entre el marasmo ELLOS una unidad diferente a la que se le otorga el rango de YO satélite (es decir, alguien que puede alcanzar el estado sublime YO, partiendo de ELLOS, por obra y arte de la voluntad iluminatoria de un YO heroico); TÚ se trata de personas completas que viven un sufrimiento análogo al suyo y que florecen como seres extraordinarios sobre el conjunto amorfo de ELLOS (aparte, son seres bellos que follan mucho). Semejante sublimación, sin embargo, puede ser de tal calado en el poeta que el TÚ pierde su sentido indispensable y puede ser sustituido aleatoriamente en función de la disposición caprichosa del YO. Al final suele sucumbir en devolver a ELLOS a todas sus TÚ, con el paso del tiempo.

En este sentido, la obra del poeta no es más que una corrección sobre la parodia que suele ser su relación con ELLOS para dignificar su enfermedad. Por ello no comprenden que los admiren sin siquiera haber sido deslumbrados por su luz de YO.

Luz de YO...
luz de yo...
luz de yo...


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martes, 13 de marzo de 2012

Litros, centilitros, mililitros...

Crecer y envejecer son dos caminos que nacen en la misma encrucijada.

Se puede crecer como un anciano,
o envejecer como un niño.

Sin embargo,
ser grande no tiene nada que ver con esto...

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viernes, 9 de marzo de 2012

Haykú solar

La tierra se suicida en tus palabras
con esa expresión de tonto sublimado...

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Calles, perros, tardes y disimulos

- ¡Ese es para ti!
- ¡O para ti!
- ¡O para las dos!
- Pues sí, ¡para las dos!
- Sería un punto, eh? jajajajaja!
- ¡Ya lo creo!
- ¿No dice nada? (jijiji)
- ¡Qué va, yo creo que es guiri y no se está enterando!

(...)


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jueves, 23 de febrero de 2012

Solicitudes


Salía del instituto, era un lunes. Un día de mierda como cualquier otro, a pesar del sol, que lucía bien. Mi amigo Juan Antonio me comentó, de pasada, que las personas que se suicidan quedan como almas errantes en la tierra. Le gustaban esas curiosidades. Lo soltó como podría haber soltado cualquier otra cosa. Se lo había dicho su madre, o lo había leído, o visto por la tele, o algo así. No le di mayor importancia y me fui a casa.

Al llegar me encontré a mi hermana en la cocina, destrozada. Yo estaba enfadado con ella y pretendía no dirigirle la palabra, pero no fue posible.

- La prima Rosario ha muerto- me dijo, entre lágrimas.

La muerte. No. Me resistía a ello. Esa señora no entraba en mis planes, no entraba en mi vida y por supuesto no entraba en mi familia, esas cosas las tenía muy claras con la inocencia ignorante de quien tiene 14 años. Por lo tanto, eso era intolerable, inadmisible, no, no lo aceptaba. Inmediatamente pensé que Rosario se había matado en un coche el fin de semana, era la explicación más lógica. Me quedé un poco chocado, no me lo creía. Y vaya mierda, las juergas, las fiestas, los coches, el alcohol, matarse de esa forma tan absurda, todo desfilaba a toda velocidad ante mis palabras bloqueadas. Las palabras de mi hermana no lograban entrar y hacerse un hueco; esas no. Me fui, sin darme cuenta, al fondo de la casa, lo más lejos posible de la calle, donde había menos luz y todo parecía más profundo.

Caminando como un zombie de un lado a otro de la habitación, me la encontré de nuevo, parada en la puerta.

- La prima se ha suicidado. Se ha  tirado por la azotea, anoche, a la una.- y volvió a romper a llorar. Yo sólo sentía con decepción lo secos que tenía los ojos, y el extraño cero que sentía por dentro. Y, en cierta forma, tras el shock inicial, no me extrañaba; Rosario fue siempre un poco triste, melancólica. No era tan raro, aunque sólo en teoría. Quién nos iba a decir que se atrevería a hacerlo realidad...

- Qué fuerte- seguía diciéndome, entre temblores, mi hermana- ¡qué bestia, qué salvaje!

Justito a esa hora, en la víspera, ella me había largado una bofetada inesperada mientras discutíamos por quien se duchaba primero. Nuestra ducha solía estar muy solicitada de madrugada, con tanto lunático por la casa, pero fue raro; quiero decir, que ni ella esperaba dármela, a pesar de haberla insultado con la crueldad propia de los adolescentes.

(...)


Llegamos a Jaén, todos menos mis hermanos pequeños. Por mucho que intentara imaginar lo que me esperaba en aquel velatorio, nunca hubiera acertado ni de lejos con lo que allí había. Mis padres me lo habían advertido durante el viaje, pero yo hacía tiempo que no me creía nada de ellos; era como si funcionaran en una frecuencia de radio que no era la mía. Yo prefería mi sistema. La muerte, por la puerta grande, con todas sus galas de tragedia, en la familia de mi tío, ¿cómo nos podía haber pasado esto? Me pasé las horas anestesiado, sentado en la cocina, luchando porque no me tuvieran que consolar a mí también. Ante todo, luché por no derrumbarme. Pensaba que ya tendría tiempo para hacerlo en soledad. Mis tíos estaban destrozados y yo ahogado en esa realidad de la muerte que llegó sin avisar, pero lo logré, logré mantenerme firme toda la noche.

(...)


El funeral fue lo normal para una chica de 20 años que murió por voluntad propia. Todo lleno de jóvenes en la flor de la vida que se antoja que no deberían estar ahí, en estas tragedias; era como si estuvieran a destiempo, fuera de su ritmo vital, fuera de guión. El cura la conocía desde la infancia y estaba visiblemente dolido también, las lágrimas estaban por todos lados, el dolor era agudo y profundo. Estuve y no estuve. Simplemente pensé en ella a lo largo de toda la ceremonia y no en lo que el cura decía, barriendo hacia lo suyo. Luego, nos fuimos al pueblo de mi padre, tras el coche fúnebre.

Seguimos al ataúd en procesión, caminando por el cementerio, y una de mis tías-abuelas empezó a ejercer de plañidera. La odié por ello. No quería folclore ni llanteríos escandalosos en ese funeral, sólo tristeza real y sincera, pero sin lamentos; para eso ya era tarde, a todos se nos había escapado algo para evitarlo. No podía soportar esos llantos. La miré con un velado desprecio. No duraron mucho.

(...)

Llegué a casa con varios objetos de ella que me habían dado mis tíos. Mis tíos quisieron repartir entre todos nosotros muchas de sus cosas que podían ser útiles; era eso, o las tirarían, así nos lo pintaron. Joder, pensé, no me extraña que Rosario se quisiera ir de esa casa, era como si la quisieran borrar de la existencia: fotos, libros, todo lo querían fuera de la casa. Los tomé para salvarlos de la basura, para tener siempre presente que existió. Libros de texto, cuadernos y algunos discos, entre ellos el “Born in the USA”, de Springsteen. Ahora me interesaba lo que a ella le gustaba. También tenía otro de Luz Casal. Aunque lo oí en su casa, no me lo llevé, creo que lo cogió una de mis otras primas.

Ya era por la tarde, me encerré en una habitación y lo puse. “Ahora puedes”, me dije, “ahora puedes llorar todo lo que te has aguantado desde ayer, se acabó la pantomima y las obligaciones rituales”. Daba vueltas por la habitación, me arrojaba al suelo, me levantaba, me arrastraba a cuatro patas, y al final me recliné sobre las frías baldosas durante toda la tarde. Y volvía a poner el disco. Le gustaba a ella. Había que investigarlo.

¿Estaría observándome mientras la echaba de menos de una manera tan extraña? Tenía la impresión de que ella, que siempre había sido tan protectora y cariñosa conmigo, me vigilaba, cuidaba de lo que hiciera, sabía con qué ideas había coqueteado inocentemente. “No lo haré nunca”, le dije, “ya sé lo que es esto”.

Bruce sonaba y sonaba...

...pero nunca conseguí llorar.

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