viernes, 26 de marzo de 2010

Pinochet-revenge, hispano-retroconservatives and Earth NASA-Trade Mark



Ha sucedido. 35 años tras la muerte del dictador, el franquismo sigue siendo intocable en este desdichado país. Al final, resulta que tenían razón los cómplices criminales de Pinochet en Chile, cuando acusaban a Garzón de ser el instrumento de una nueva forma de colonialismo español en Latinoamérica, cuando procesó a Pinochet y lo mantuvo retenido en Londres.

Porque Pinochet, al menos, ha sufrido la vergüenza pública, ante todo el mundo, y ha muerto mientras era procesado en su país como asesino meritorio que fue. Franco, en cambio, otro traidor que volvió sus armas contra su propio pueblo, murió en la cama, para vergüenza de todos los españoles, y aún sigue siendo una figura que, fuera de dialécticas y retóricas, no se puede tocar en este país de mierda, como bien demuestran los hechos recientes.

Decían los cómplices del asesino chileno que deberíamos limpiar primero nuestra casa, y muy a mi pesar me doy cuenta de que tenían razón. Destapar una de las tramas de corrupción más importantes y extendidas en este país y pretender que se haga justicia con los miles de desaparecidos y asesinados por el franquismo ha sido intolerable para una derecha española que se identifica sistemáticamente con el dictador ante todo intento de recuperar nuestra maltrecha dignidad de país. Los españoles no tenemos derecho a sentirnos orgullosos. No mientras permitamos que estos hechos sucedan.

La mal llamada derecha democrática de este país no siente vergüenza cada vez que obstaculiza a la justicia en lo relativo al pasado histórico. Una derecha democrática que se precie apoyaría y ayudaría a esclarecer el oscuro pasado de los 40 años de secuestro que sufrimos los españoles como un imperativo natural de todo demócrata; la nuestra, se siente identificada con un pasado dictatorial y fascista que defiende, y bloquea todo intento de poner las cosas donde deben estar. En pleno siglo XXI, la derecha española aún acepta a regañadientes los valores de la democracia, trescientos años después de la democracia parlamentaria de Gran Bretaña. Esa derecha, y esa mal llamada burguesía (la verdadera burguesía es industrial, y no agraria), que ha sido incapaz de llevar a cabo un desarrollo industrial equiparable al del resto de Europa a pesar del oro robado a América por toneladas; que son la vergüenza de nuestro país debido a la fama que tienen los empresarios españoles en el resto del mundo (tramposos, corruptos, chapuceros, mentirosos e improductivos); esa derecha carente por completo de imaginación, iniciativa y valentía que ha fundamentado un desarrollo económico ficticio en lo único de lo que no podemos prescindir los ciudadanos (la vivienda, secuestrando así nuestras vidas y economías), haciendo a los ciudadanos hipotecarse de por vida para llenar sus arcas, sigue identificándose con los valores del franquismo y siguen considerando este país como un feudo que les pertenece por naturaleza.

En España aún perdura la idea de que el adversario político es un enemigo que debe desaparecer físicamente. Es la herencia del spirit del 18 de julio de 1936. Ahí está Garzón, procesado por investigar el franquismo, y parece algo increíble, indignante y denigrante para la reputación de nuestra democracia. Ni cuando investigó a los GAL, ni cuando reclamó justicia para los ciudadanos españoles asesinados por las dictaduras de Chile y Argentina (a eso sí que se sumó la derecha española, dado que les pillaba lejos, aunque tímida y no ideológicamente), ni cuando persiguió la corrupción del PSOE en los últimos años del gobierno de Felipe González, fue objeto Garzón del proceso vergonzoso e indigno del que es objeto ahora.

La derecha considera a España, y todo lo relacionado con ella, como jurisdicción exclusivamente suya, y los usos interesados que hagan de la finca no se pueden poner en tela de juicio, menos aún por aquellos que ellos han nombrado oficialmente “enemigos de España”. Así que el caso Gürtel no es más que el producto de las legítimas costumbres de los empresarios implicados que no son comprendidas por la izquierda española, cegada por los valores irresponsables del respeto a la propiedad pública. Eso, según ellos, es lo natural, y los izquierdosos pordioseros no lo entienden, son irresponsables e ignorantes y, sobre todo, poco realistas (el descalabro de su modelo de crecimiento de ladrillo es, al parecer, una oda a la responsabilidad y al pragmatismo). La mierda de industria de este país ha de ser gratificada con estos privilegios como agradecimiento a los capitalistas por poner el capital, tradicionalmente inmovilizado en latifundios agrarios, en el tapete del mercado libre, por así llamarlo. Hay que darles las gracias por trabajar y llevarse el heraldo público a sus casas, aunque sean los empresarios menos respetados de toda Europa y con la peor reputación. Eso no importa, Spain is different. Somos alienígenas, seguramente, y debemos regirnos por éticas distintas.

España es propiedad legítima de ellos más que nada porque a ellos así les sale de los cojones, y punto. ¿Vamos a pedirles argumentos, razones y algún tipo de lógica a los más reaccionarios de Europa, que se opusieron a la Ilustración y a toda forma de modernización racional que sacara al país de la oscuridad fanática de la religión irracional y de la miseria de la vida rural semifeudal de los caciques que sirvieron de modelo a los de Chile y Argentina?

Si existiera alguna forma de diagnosticar las enfermedades mentales del subconsciente colectivo de un país, España sería una mina de oro en patologías diversas, desde sociales, pasando por políticas y acabando en sexuales, con todo el machismo casposo, los endémicos complejos de Edipo y Electra y la herencia de la labor educativa de la iglesia católica; patologías en su mayoría provocadas por siglos de injusticia social semi-feudal y de adscripción fanática al catolicismo apostólico y romano.

Ahora los imbéciles que han salido del hambre votan a la derecha porque es más distinguido, y la mayoría de memos aceptan de buen grado el sensacionalismo de los medios de comunicación conservadores que demonizan la inmigración, difaman el sistema democrático con la idea de que “los delincuentes tienen todos los derechos y salen impunes”, se popularizan los linchamientos públicos morales (como las bienvenidas que les dan los acusados del caso Marta del Castillo las turbas de energúmenos que ignoran que insultan y amenazan a menores) y se coquetea con la idea de retornar a los viejos hábitos de la cadena perpetua y la pena de muerte. Quiero pensar que son desequilibrios provocados por el síndrome de Estocolmo de un país que ha pasado la mayor parte de su historia secuestrado por la oligarquía más reaccionaria de Europa; de lo contrario, tendría que renunciar a mi nacionalidad.

De todos modos, cuando ayer la NASA reclamó las fotografías de la tierra que hizo un aficionado con un globo de helio casero que subió hasta los límites de la atmósfera; es decir, cuando la tierra como motivo fotográfico resulta ser propiedad de la NASA, ¿qué coño haré si renuncio a toda nacionalidad, si aún así seré un terrestre que no puede observar su planeta libremente y representarlo?

¿Y la SGAE? ¿Le va a reclamar el canon al aficionado de las fotos? ¿A dónde coño estamos llegando con tanta pasividad?

Odio mi tiempo, mi época y a la mayoría de mis congéneres.

... ¿Estaré adentrándome por las vías del reverso tenebroso de la fuerza?


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miércoles, 24 de marzo de 2010

Graznido en el desierto

El silencio,
¿tiene sentido?
¿tiene un efecto?

Paso entre mis hermanos
y siento sus dudas y temores,
susurros callados que nadie quisiera percibir,
pero...

¿Qué misterio esconde un paso?
No importa, ¡silencio!

Oigo las dudas, las veo, las siento;
y que no desdiga nada,
que no desmienta,
y que no aclare;

que espere y haga al tiempo
caminante pilar de la paciencia,
¿qué significa? ¿soledad de luz?
¿soledad?

Mi silencio,
¿tiene un sentido?
¿se comprende?

Mi silencio sólo concuerda
con mi afinación física,
como un concierto para oídos
que no existen.

Pero espero a las preguntas,
mi testimonio justo,
mientras las sentencias caen firmes,
como la lluvia riega la hierba incuestionada.

En mis juicios y procesos
mi palabra no suena,
como si fuera una enfermedad
obvia para todo el mundo.

Mi silencio,
¿es acertado?
¿está echado a perder?

El tiempo de la paciencia
pondrá a jueces,
fiscales y abogados
en el asiento que construyen
con sus actos.

Mi pilar caminante de la esperanza...

... aunque no sea más que un silencio
gritado en un desierto para nadie...

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martes, 23 de marzo de 2010

Fashion-poetry für machotes toreros



Poesía, poesía...

La verdad, estoy hasta los huevos de la poesía en España, y de sus poetas y demás mierdas.

Todos los inermes de España recurren ahora a ella para intentar evitar darle a la manivela ellos mismos. Qué casposo, qué sucio, enfermo, indigno, previsible, asqueroso y patético es a veces el machote español llorón y mimado.

¿No los veis? Esos gilipollas que podían pasarse horas charlando de fútbol con ese tono de gravedad usurpado a los comentaristas del diario de sesiones del Parlamento (necesitan esa gravedad para alimentar una desdichada soberbia que es incapaz de comprender los problemas reales fuera del show de marionetas del fútbol, hecho a la medida de su incapaz intelecto), de pronto, se metieron a poetas para ver si echaban un polvo de una puta vez; ellos, que perseguían a pedradas a todo ser que mostrara un mínimo de sensibilidad quieren, ahora, ser los más sensibles del mundo (pero sin mariconadas, eh).

Eso.

Sí.

Que no son maricones, que nadie piense eso.

Están aquí para follarse a chicas sensibles y libertinas, las más fáciles: qué coño, ahí está la elevación de espíritu que la poesía conlleva ¡¡Vivan los poetas españoles, viva la eñe y la lengua del imperio!!

De hecho, la verdadera poesía, la que vale según ellos, la única y verdadera (como la fe católica de antaño), es la que supera las mariconadas, que denuncian ahora con mediocridades verbales que aspiran a ladridos políticos (sin conseguirlo), como si fuera una evolución de las pedradas que tiraban en la infancia contra las mismas víctimas y por los mismos motivos. Bravo. Sutilezas made in Spain.

Y ahora se juntan y hablan en términos similares a los que utilizaban en sus tertulias futboleras, pero de poesía; o sea, el entendidillo de fútbol del grupo, tipo “maestro Araujo” (que ignominia, llamar maestro a un charlatán de los deportes que patea el diccionario cada vez que le sale de los huevos- supongo que ser un no-maricón consiste en eso), es ahora el entendido en poesía que sentencia, aprueba o condena la última jugada de la jornada. Charlar sobre los demás como marujas chismosas es el pasatiempo del poeta español (poeta no maricón, eh). Mejor cambiar los trajes pero no las costumbres.

Ciertamente, lo de comentar se les da bien; ¿poesía? hacen muy poquita y muy mala. Pueden pasar meses sin producir nada para luego presentar... eso. Mejor que sigan charlando en el bar. Hacen menos daño; vamos, el daño que un tonto puede ser capaz de hacer (aunque los tontos, en tanto que asistemáticos, siempre pueden sorprendernos con algún nuevo e increíble equívoco estulto de consecuencias catastróficas).

El problema de muchos poetas es que quieren estar siempre guapos y mantener una pose arrogante que a todos convenza, donde su virilidad haga las veces de presentación, más que nada porque son tan machotes que su impulso artístico nació en una convulsión genital matutina, y escriben para apaciguarla con la recompensa prometida.

En fin, estos tíos son futbolistas frustrados que deberían dedicarse a otra cosa que requiera menos valentía, porque la pretensión de aparecer públicamente en un estado de suma perfección con una indudable e incuestionable reputación (aunque les resulte irresistible para calmar el impulso simiesco y primitivo de exhibirse ante la manada como machos alfa) equivale a ser un personaje plano sin interés alguno para un público con el mínimo de inteligencia que la poesía y la buena literatura en general requiere.

Es hacer trapecismo con red; es tener un seguro bajo el brazo que garantice que no habrá ningún accidente en la performance del héroe poético de espaldas cubiertas.

Dios, no soporto la cobardía del cabestro español, que encima pretende amedrentar a todo el mundo confundiendo arrojo con vulgaridad, como si así exorcizara su total falta de agallas, ese rasgo nacional tan bajuno e innoble como arraigado, históricamente, a esa mentira para imbéciles de las idiosincrasias nacionales (sólo los tontos se agarran a ellas, a falta de personalidad y desarrollo intelectual, para enfrentarse al vértigo del abismo del tiempo libre).

En todo caso, métanse sus recetas de poesía por donde les quepa. Ustedes no tienen ni idea de qué va esto desde el momento en que empiezan a pensar en recetas. Las recetas son chapuzas para gente sin talento. A ustedes les tiembla demasiado el pulso cuando escriben (y escribir ha de ser fluido, natural, como unas pinceladas o unos rasgueos hechos con gracia, pero, sobre todo, VALIENTE, y alguien tan aterrorizado por una sospechosa homosexualidad interior es absolutamente incapaz de serlo); carecen de tacto, no tienen la chispa del artista, no tienen el sentido del humor necesario para exponerse a las críticas ni son tan sensibles como creen. Sólo tienen caspa.

Les voy a dar la mejor lección de su vida totalmente gratis: ser un caprichoso consentido no es ser una persona sensible, aunque sufran mucho por ello. Escríbanlo cien veces.

Son ustedes unos cobardes, pero lo peor es que carecen por completo de talento, de contenido y de intención. Su poesía es mala, vulgar y escasa. No vale ni como prosa rancia. Ni siquiera son ustedes poetas. Son una chirigota sin gracia ni compás ni, por supuesto, sentido del humor. Créanme: tomarse tan en serio a sí mismo es, paradójicamente, ridículo. Esta también es gratis. De nada.

Por favor, vuelvan al fútbol, aunque sólo sea para hablar de él, dado que tampoco sirven para correr detrás de una pelota...

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lunes, 15 de marzo de 2010

La realidad virtual de la suficiencia



Los cándidos se maravillan por la novedad de la vida. Será inocencia, será ignorancia; en todo caso, denuncian la falta de vida de los desencantados (e ignoran el poder de la experiencia y su sabiduría).

Los desencantados se enervan con la felicidad de los cándidos. Será cansancio, será aburrimiento; en todo caso, señalan su borrachera de vida como algo propio de imbéciles (e ignoran la alegría como si fuera una plaga).

Los que follan se maravillan por la novedad del sexo. Será inocencia, será ignorancia; en todo caso, señalan la falta de sexo de los asexuados (e ignoran el poder de la experiencia y su carácter selectivo).

Los asexuados se enervan con la felicidad de los que follan. Será cansancio, será aburrimiento; en todo caso, señalan su éxtasis orgánico como algo propio de los inconscientes (e ignoran su propio éxtasis latente).

¿Veis el nexo común?

Todos se consideran modelos de conducta por el simple hecho de concordar consigo mismos pero, por desgracia, concordar con el yo no es condición de veracidad; es más, en cuanto a veracidad, la autosatisfacción influye tanto sobre la verdad como un escupitajo en el desierto del Gobi sobre las mareas del Atlántico.

Pero aún si tomáramos esa condición como condición de certeza (si la verdad residiera en el yo por el simple hecho aleatorio de coincidir con el sujeto interesado), habría tantas como individuos, lo que equivaldría a negar toda forma de verdad absoluta. Por lo tanto, negarían la verdad al intentar apropiarse de ella, lo que es tan útil como suicidarse para evitar morir ejecutado. Ello invalida, por tanto, cualquier intento de condenar una conducta en beneficio de la suya en base a una corrupción que, en virtud de su propio discurso, sería sólo relativa.

Cándidos, desencantados, folladores y estoicos comparten muy a su pesar una característica esencial: sus conductas son propias de imbéciles que podrían sentar cátedra como tales.

¿Y la verdadera conciencia, en medio de tanto fuego cruzado que no sabe ni de dónde viene, ni hacia dónde va, ni mucho menos dónde se encuentra?

Pasa desapercibida en medio de tanto espejo ciego de sí mismo y, luego, cuando ya está lejos e inalcanzable, se convierte en el blanco de todas las frustraciones, como si fuera la responsable...

... pero libre de toda esperanza, fraudulenta por necesidad, en la recuperación de los idiotas para el mundo, carece de lastres y se eleva, viendo cada vez con más claridad...

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martes, 2 de marzo de 2010

Tiempo precipitado



El dinero es tiempo alquilado. Eso representa. Tiempo.

Pero no se trata de tiempo sin más, sino de tiempo empleado en algo que no necesariamente se corresponde con los deseos del que lo emplea; de hecho, parte del valor de ese tiempo (traducido en moneda) está precisamente en el esfuerzo, por un lado, que el trabajo en sí implique, y en que el sujeto, por otro, ceda su libertad en beneficio de la de otros (o de sí mismo, si necesita el dinero) durante un período temporal. El trabajador renuncia a su libertad a cambio del valor monetario de ese tiempo así empleado. En función de lo mucho que esa acción se desvíe de los verdaderos deseos potenciales del sujeto se puede establecer un cuantía mayor o menor del tiempo cedido (no es lo mismo, o no debería serlo, freírse de calor en la campiña o poner ladrillos a 40 grados bajo el sol que ser recepcionista de 8 a 14 con un buen climatizador).

¿Por qué tiene un precio un tomate? Porque alguien emplea un tiempo en cuidar un huerto que podría aprovechar mejor echando polvos (por ejemplo) si atendiera a sus verdaderos deseos; porque alguien que preferiría dormir la siesta traslada los tomates en camión, etc. El dinero es tiempo materializado al que se renuncia. En teoría, por supuesto, que luego hay tiempos y tiempos.

Porque en la práctica, el recepcionista gana más que el hortelano. Y ello es debido al tiempo también: el recepcionista ha renunciado a su libertad de no hacer nada durante cinco años para lograr ser ingeniero, y ese tiempo “vendido” debe remunerarse como es debido: precisa de un trabajo bien pagado y de mínimo esfuerzo.

Tiempo, tiempo, tiempo...

¿Y qué hay del broker que en un segundo gana millones de dolares? ¿Su segundo vale millones?

Las clases sociales se establecen en función del valor de clase de su propio tiempo, medido en moneda, por supuesto.

¿La realidad? La miseria se caracteriza por la falta de tiempo libre y el mínimo, casi inexistente, valor monetario de su tiempo cedido en beneficio del trabajo.

Si se vive bien y con tiempo, en conclusión, se está robando el tiempo (o sea, la vida, el esfuerzo y los alicientes vitales) de aquellos que no lo tienen y cuyo tiempo, además, carece de valor en el mercado.

El dinero es tiempo; un piso son treinta años de trabajo; un coche, cinco; una comida, media jornada de trabajo...

El tiempo es la llave del poder. Dime cuánto ganas y de cuánto tiempo libre dispones, y te diré si eres un aristócrata moderno o no.

El tiempo parece precipitarse en el sólido de las monedas, pero es fraudulento. No vale lo mismo el tiempo de unos y de otros. Está manipulado.

Vendemos nuestro tiempo porque es la única dimensión inasible. El tiempo es vida. El dinero es tiempo. La riqueza acumulada sin trabajo es el resultado de la especulación con las vidas de los seres humanos.

Un euro son 24 horas de la vida de un niño en Malasia. Míralo bien: lleva por dentro la vitalidad desperdiciada de un día sin esperanza.

Llevamos el tiempo metido en los bolsillos como un botín...

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