martes, 29 de diciembre de 2009

El imperio del cojón

Ya la he visto, y no ha cambiado nada en mí. Nada de nada.

No sé qué pretende ser eso, pero si es propaganda ha resultado ser bastante torpe.

Los machotes se medían por las armas en Cuba, y la política era cosa de maricones, eso al parecer resume todo el spirit del momento. Lo importante era quién cogíera el fusil primero. Así fueron las cosas, luego.

El cojón es la medida del hombre en muchos sitios, especialmente donde hemos estado nosotros. Qué triste pero, sobre todo, qué españoles (y del sector más rancio, además) resultaron ser estos libertadores que proclamaban una independiencia total con toda forma de metrópoli- independencia, sí, excepto del cojón nacional, hey.

Lo siento, no me impresionan las metralletas. Eso no es política, sino el poco sentido de "comicio" que pueda tener una berrea de venados. Ahí el venado ganador decide- por sus cojones, por supuesto.

La lucha armada establece el conflicto en los términos y lugares propios de la tiranía. Su victoria, por tanto, sólo es patente es esos mismos términos y lugares. Si se pretende afianzar esta victoria en términos de poder, sólo puede afianzarse sobre los mismos cimientos de la tiranía derrocada- de lo contrario, se ven ante el vacío imprevisible de su total ignorancia de la labor política, y de su falta de fe en todo ser humano que no tengan bajo juramento de lealtad. El resultado es una simple sustitución.

Claro que en este mundo mitómano y esteta, lo importante son las buenas palabras y los deseos contradictorios de estas caricaturas de Calígula, irresistiblemente humanos. Pero dejemos la fascinación simia por los espejos por un momento, y centrémonos en la política, o sea, la herramienta destinada a construir una justicia social consensuada, valga la redundancia (en la justicia social no caben pequeñas excepciones minoritarias).

El resultado es patente. No se puede secuestrar a todo un país porque el lider quiera demostrar tener más cojones que nadie. Cuando un lider no tiene fe en su pueblo, es un tirano; cuando un lider cree que sus conciudadanos no pueden ejercer su soberanía legítima porque lo único que pretenden es vender su propio país, se es un tirano, un vendedor de pesadillas, un asustaviejas.

Estos oportunistas burgueses aprovecharon la miseria política y humana de Batista para establecer, a base de tiros, otros 40 años de dictadura militarista al más puro estilo bananero (siguiendo también la tradición política de la burguesía a la que pertenecían, y "evangelizando" a los "salvajes", como siglos atrás- enseñaban a leer y escribir para luego prohibir libros); porque ni Fidel ni el Che eran de clase humilde, precisamente. Qué cierto es, argentino, que alguien iletrado pueda ser fácilmente engañado: tú lo hiciste antes que nadie, amigo.

Porque cogieron los fusiles, porque hicieron la guerra, se creyeron en posesión legítima del poder y de la autoridad, como recompensa por los servicios prestados- como puros mercenarios.

Pegar tiros no es hacer política, ni la manera de aprender a hacerla.

Lo siento, no me impresionan vuestras metralletas.

Aunque sea muy fácil tener cojones con ellas.

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viernes, 25 de diciembre de 2009

Concierto de Navidad

Poesía y poetas. Vaya.


Hubo un primer poema, en algún momento; alguna vez alguien lo compuso, y ese fue el primero de todos, no importa si el segundo nació un minuto después a varios miles de kilómetros de distancia del primero, o demás estupideces. La poesía nació por sí misma sin necesidad ni de poetas ni de críticos ni de cafés ni de imposturas ni de sacrificios. Brotó. No fue necesaria ninguna historia de la literatura, ninguna tradición identitaria. Cuando nació, nació por sí misma, sin parangón, pura y totalmente nueva y fresca.



Si la poesía brotó por sí sola sin necesidad de grupos, editoriales, concursos, tendencias, movimientos, replicantes, impostores, envidias, resentimientos, traiciones, vanidades, lecturas, presentaciones, firmas y todo lo que caracteriza al maravilloso mundo literario contemporáneo, ¿podrá brotar con frescura entre tanta mierda, tanta metapoesía, intertextualidad y demás refritos? Un poema que necesita el peso de su propia tradición para explicar su postura (o impostura), es un fraude, un pleonasmo, una broma.



¿Paso? Sí, creo que paso, ¿no?



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martes, 15 de diciembre de 2009

Peace moments

Acabo de leer un titular de noticias, así, sobrevolando sitios web en plan zapping; ahora no me acuerdo de dónde, pero el titular rezaba así: "Lluvia de albóndigas". A pesar de que siempre he creído que la palabra "albóndiga" tendrá tarde o temprano su merecido reconocimiento poético, el titular me ha dejado traumatizado. Pero es que lo vengo observando en muchos medios; es como si Dalí fuera el redactor jefe y hubiera por fin realizado su sueño de "cretinizar a la sociedad". Animo a los lectores humildes (y a los megalómanos también) a que hagan acopio de titulares semejantes para dar luz al primer poema del surrealismo-periodístico tardomoderno.

(...)

Sólo los párpados
cubren lo que se ve
con la curva del cielo...

(...)

Mañana tengo comida de navidad en el departamento. Ojalá fuera como la de The Office, así habría al menos algo fuerte por lo que vomitar.
Ah.
Habrá chistes.

(...)

Construir un órgano,
o reconocer sus pulmones
en el aire...

(...)

Iba a copiar un parte meteorológico al azar de la web, pero me han parecido de poco peso literario. ¿Qué ha pasado con los meteorólogos? Su poesía se ha venido empobreciendo gradualmente hasta el estado deplorable en que se encuentran hoy día.
¿Felicidad?
El hombre del tiempo ha de expresar desesperación, transmitir la experiencia del gusano, su perspectiva en medio de la podredumbre de la descomposición necrótica. Malditos saltimbanquis de hoy, semi-cómicos, felices (¿de qué?), sonrientes (¿de qué coño se ríen?)...
Recuerdo con añoranza la sensación de un suicidio inminente que contagiaban los hombres del tiempo de antes...

Titular:
"Países ricos deben asumir sus obligaciones sobre el clima: Papa"

Parte meteorológico de Meteosat.com:

"Blanco: Faltan datos o son insuficientes, sospechosos o no se corresponden con la fecha.
Verde: No se requiere especial atención con respecto a las condiciones meteorológicas.


Amarillo: Tiempo meteorológico con riesgo potencial. Los fenómenos pronosticados no son infrecuentes, pero debe prestarse atención si se practican actividades expuestas a riesgos de tipo meteorológico. Se recomienda imantenerse informado sobre las condiciones meteorológicas que se esperan y estar atento a cualquier riesgo evitable.


Naranja: El tiempo es peligroso. Se han pronosticado fenómenos meteorológicos inusuales. Es probable que se produzcan daños materiales o accidentes. Este atento y manténgase informado regularmente de las condiciones meteorológicas previstas, así como de los riesgos que pudieran ser inevitables. Siga los consejos dados por las autoridades.


Rojo: El tiempo es muy peligroso. Se han pronosticado fenómenos meteorológicos excepcionalmente intensos. Existen grandes riesgos de daños materiales y personales, con frecuencia sobre áreas extensas. Deben tomarse precauciones extremas. Mantenerse frecuentemente informado con detalle sobre las condiciones meteorológicas esperadas y sus riesgos. Deben seguirse las órdenes y recomendaciones de las autoridades en todas las circunstancias estando preparados para medidas extraordinarias.
"

Es deplorable...

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lunes, 14 de diciembre de 2009

El desencanto del verbo imantado

¿Para qué escribir?

¿Para qué proyectar nada en las palabras
cuando otro proyectará en ellas sus sueños?

Sábanas de colores,
paredes pintadas,
papel, de seda y de estraza,
y el crujir de árboles muertos:

sed pantalla de lo invisible.

El espejismo-motor del poema
se esfuma al besar el delirio ajeno,
como los sueños cumplidos son las pesadillas
de sus suspiros invocantes...

La proyección de la poesía,
la que la anima,
es la mentira;

toda fascinación procede del espejo.

¿Y el parafraseo alrededor de un verso?
¿Y sus complementos?

Uniformes, café,
miradas, poses,
odios, envidias,
resentimientos,
cuchicheos,
chismes,
lecturas,
presentaciones,
reuniones,
recitales,
rencillas,
intrigas,
falsedades,
maniquíes,
maniobras editoriales,
sonreír a quien conviene...

Cuando una nada tan insulsa
necesita tanto para completar su farsa,
es que es sólo un mal reclamo
soplado en el desierto
por un cazador ciego
para patos imaginarios.

¿Qué ha pasado con el hálito de vida,
el que muere al ser nombrado?

El propósito, el ímpetu,
el misterio y su conjuro...


¿Poesía?

¿Me hablas de eso?

¿Poetas?

¿Sabes quién eres tú?

¿Sabes qué eres?

¿Sabes, aunque sea a algo?

¿Crees, aunque sea en tu propia llama?

¿Y tus ojos de cristal,
qué significan?

Y ni siquiera me devuelves
un “no” encendido
exultante de arrogancia...

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domingo, 13 de diciembre de 2009

Sala de estar

Vuelan las palabras
pero sólo dice algo
el climatizador

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jueves, 10 de diciembre de 2009

Re-Chord

Lo volvería a grabar todo de nuevo, ecco-record in my mind.

Ecco por que es eso, suena como eco y significa "he aquí" en italiano; repetir, volver a oír, tocar de nuevo, escuchar el mismo sonido, la misma melodía, argh, en consonancia. Record por lo obvio. Y re-chord porque hay que tocar el mismo acorde varias veces, varias miles.
En realidad, ¿qué coño hago yo explicando estas cosas? ¿¿Me he vuelto optimista??
Todo debe ser consecuencia del hábito de ir al curro, luego a casa y luego al local a grabar o mezclar. Ir a trabajar no es un hábito saludable. No tengo tiempo para malgastar la vida, el resto del día me lo paso metido en el local. Resulta curioso. Esos términos, como "malgastar", en el contexto de arriba, parecen proceder de una imagen de la vida análoga a la de un cubo; yo apostaría más, a la de uno de latón, lleno de agua; a las formas de procurar que no se derrame el contenido lo llaman moral, o ética. Por ello hay que economizar la vitalidad de manera que al morir tengamos la misma que nos trajimos al nacer.
Debo decir que en algunos aspectos, al menos con estos ejemplos, no resulta tan raro (ni incivilizado) el hecho de que la mayoría de los paleo-intelectuales fueran presa favorita de las piedras de sus semejantes. ¿Me desvío? Bueno (pero, ¿qué coño haces?)
Pues eso. Ojeras. Desaliño total. Todo el día usando de manera práctica (¡un escándalo!) los engranajes del coco. Supongo que para los paleo-intelectuales esto equivaldría al asa del cubo.
Raro es que consiga dos horas para entenderme mejor con el rack y la pedalera, nuevecitos y por ello completos desconocidos para mí. Me enfrento entonces a esas dos horas largamente esperadas lleno de consternación apriorística: sé que la presión podrá conmigo y que no seré capaz de entender nada; en cualquier caso, la sola hipótesis arriba formulada merma siempre mi autoestima; lo suficiente como para dejarme en un estado de semicatatonia furiosa para cuando lleguan los demás, agotadas las dos horas, con resultados, sí, pero preso de una obcecación que no se podría calificar de otra forma más que "cojónica", por un detalle sin importancia, para el más común de los sentidos. Y ya no puedo dormir. Como tampoco lo hago del todo agusto si alguna grabación sale mal. Llamo cabra a la perra. Menos mal que todo marcha bien y que acabaremos pronto. Luego volvemos a los ensayos y a tocar de nuevo por ahí. Sí. Pero...
El local es un cubo.
Lo quiero llenar de espejos.
Que mientan,
que mientan...
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lunes, 30 de noviembre de 2009

"Sólo unas" propuestas de "directrices"

Prohibir la herencia, por un lado; penalizar la inmovilización de capitales, por otro. Esa es la única revolución verdadera y posible. El capital, siempre en movimiento, siempre invertido y sin garantías, siempre a riesgo, riesgo...

¿Alguien se atreve?

Ser rico: aletear sin descanso sólo por mantenerte arriba,
mientras los pobres miran.

Que la partida nunca acabe,
hasta que se maten todos...


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Ayeres y otros mitos

¿Dónde has estado?

Claro,
y por qué no,
"de cuando el aire eran promesas
y la luz eran filtros de olor de lluvia".

Sí,
olía a lluvia hasta en el desierto,
y qué rico el mosaico,
la vista grande,
cercana,
oler la luz,
beber el aire,
ver el sabor,
tocar con la mirada,
bailar su corazón,
el de cualquiera,
y sobre todo alcanzar la ceguera blanca de la muerte.

Pero el olor a barro lo es de ozono,
la lluvia huele a gas de átomos gemelos,
el saltinbanqui descubrió su alma,
tras ser tierra,
árbol, madera,
Pinocho
y burro.

Pero no importa,
¿recordar cuando el mundo pertenecía
a mis pestañas?

Qué pequeñas eran vistas sólo con los ojos...

Subir las torres de las farolas,
beber la lluvia de vino,
saltar como hojas secas
entre los corazones huidizos de la gente
-y entre los afectuosos,
hojarasca,
tormentas,
tornados con que firmar el suelo...

¿Dónde has estado,
cuando los cristales rotos
nos hicieron heridos,
yonkis de la poesía del gemido?

Amigo,
las botellas rotas
no se fueron como nuestros
ánimos de bronce,
fluyendo con el fuego...



Ahora, toca eliminar la herencia,
y obligar a los faisanes a que vuelvan
a arrojar sus plumas por las corrientes
del arroyo...


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martes, 24 de noviembre de 2009

Mala Leche, y su instantánea

Un paseo,
un intento,
una treta.

Hay algo en el movimiento
de estepa del pavimento,
como un seseo de columpio
- el balanceo prometido
en un susurro a destiempo.

El acerado de parcelas
devuelve geométricos los ojos
presuntos del águila que vuela,
y es el sol,
el que levanta este oleaje
de viento de luz,
quien ciega al equilibrio
y lo florece en aleteos de miradas.

En la cabeza que pasea,
justo cuando cabe un niño,
y el resto de interferencias...

... se ha detenido la tierra y,
apagadas,
se están aburriendo
de nuevo las estrellas...

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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Chuch-symbol

Un chihuahua puede atormentar y tiranizar a una vieja. La merecida patada, sin embargo, pondría en su contra a la opinión pública politicamente correcta. O sea, el chihuahua cuenta con ventaja social sobre la vieja. Vivimos en un mundo donde los chihuahuas pueden hacerse con el poder doméstico, y abandonarlos es un crimen.
Sin embargo, nadie parece reparar en que son ideales para hacer saques de puerta con ellos, ni en que, además, se prestan con gran facilidad a ese fin. Imaginad manifestaciones populares que finalizaran con una reunión masiva de porteros que, en el momento de máximo delirio, sacaran de manera simultánea llenando el cielo de esos crueles chuchos por fin volantes. Pensad en ello.
Mind your chihuahuas.
Get rid of your fear.
Alpujarrian-garbanzo weights mehr
shtó jamónless gazpacho.
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El Historicismo y su obra

"Extended las alfombras de la mente
como prados de infinitos horizontes
del pasado, futuro y presente."

Tejer mantos de pastos y después,
ahogarse en clorofila.

El papel de los libros
no es buena piel
para los jugosos malos sueños de la hierba...

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martes, 10 de noviembre de 2009

Especulaciones sobre el fuego




Mantener la cuerda tensa, estirar el lazo, esperar unos instantes para ver brotar la magia del retraso. Qué diversión, cómo fascina la debilidad de lo imprevisible cuando se enfrenta al tiempo que transcurre sin aviso, instrucciones ni garantías. De repente, todo brota con sentido (y consentido); la visión especulativa del hielo cumple su propio orden del día con pulcritud. Cazar colores, qué divertido y qué grande, jugar a la poesía epistolar, creerse aludido sólo por tomar el color y dejar tras de sí una larva en blanco y negro vacía, temblorosa, derrotada y sumida en una maravillosa pataleta. ¿Creación?

Demolición.

Las especulaciones sobre el fuego crean imágenes preciosas, pero si acercas tu mano a los espejos, están fríos, y cuando el caos del juego enredado en sí mismo se hace acto, ya no sabes dónde arde la llama original y cálida. Cuando el deseo especula, sólo se ve a sí mismo, como los poetas que se entre-leen creen reconocerse a cada esquina, página y grafía...

¿Mentira? Simple y puro escepticismo, cinismo, si quieres; yo lo llamo cromofagia, sólo por joder. Tú dices A, yo digo B, hasta que me canso de contestar X a Y o Ll a Ñ, y callo, sólo por ver cómo el tiempo cumple la rabieta prometida; y sólo por variar la temática. Y lo más divertido es tener la certeza de que nada es cierto, de que me pongo la máscara protagonista cuando nada va conmigo salvo el color que tomo a mi capricho.

A veces me gusta creer, esto es un puro juego; aguantar bajo agua hasta que sales a respirar medio ahogado. Luego salgo yo, y abro la boca con calma, y respiro a bocanadas normales aunque haya estado más tiempo sumergido. El corazón calmado, la respiración relajada, el interior que difumina las aristas equívocas de las imágenes.

Ja, ja, deja ya de toser agua y aprende a bucear un poco, anda. Bucea, salta al lago desde un trampolín de obviedades re-descubiertas, pero en el aire así como en la tierra, si no eres buzo, te ahogas en la inocencia de tu corazón y en cualquier charco, ni que decir tiene...

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lunes, 9 de noviembre de 2009

Social Insanity

La utilidad social del loco estriba en que sirve, a ojos necios, para tasar con optimismo la normalidad ordinaria y vulgar de las personas. La mentira del loco triunfa así, aunque él sea el primero de los engañados.

Y tasar con derrotismo la naturaleza humana por la falsedad que denuncia este principio es metodológicamente más estúpido aún, aunque señale el norte por pura casualidad...

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Homenaje a San Pedro, pescador de hombres



Una semana de silencio. Ya estaba bien. Salir al mundo, dejarse ver un poco, tomar aire, vivir más. Vamos, aburrirse en este “espacio” tan trabajado. Y es que cuando el alma está enredada entre tantas redes, rota e inútil de nacimiento...

Juanele y su visita anual, ir al museo, ir a presentaciones de libros y que lo tomen por psicópata para deleite de todo el mundo. Suceden las ausencias soberbias como muestras de la infinita creatividad y espontaneidad de la estupidez tan a la moda de las bacterias que temen la osmosis de su propia miseria.

Ahora cenamos bien, ya no cantamos por las calles, ya no nos sentamos a la espera de una aurora de vino barato en cualquier banco. Como contrapartida, las palabras son más reales, la comunicación más fluida y, sobre todo, ya no hay que soportar el oportunismo de los vampiros que vienen a tomar un trago de falsa confianza con el pretexto de nuestra trampa-insulto más despectiva.

Le dije a Juanele que recitar en público equivale a pescar una sardina y luego besarla en la boca.

Qué asco, cómo os odio, sardinas del mundo, sardinas vocacionales, sardinas pescadas por pescadores, malditas sardinas cristianas.

Que os bese en la boca vuestra puta madre...

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El alumbramiento de Mala-Leche

Mala-Leche es Monedismo.

Mala-Leche,
el de las órbitas oscuras,
contiene en sus ojeras el mapa
del vértigo del mundo.

Mala-Leche irrumpe en las miradas
y regala un fuego de batalla,
el descanso de los campos esquilmados,
y firma una huella de discordia
entre aquellos que se aturden con palabras.

Mala-Leche,
que de volar añora el peso
y que de peso,
sueña un vuelo;

que de mirar desde arriba
siente asco de la altura y
de pesar entre la sombra,
pesadumbre de un sueño de luz,
arrebata al sol mismo su figura.

Amor de Mala-Leche,
vaivén de frente entre un glaciar
y un corazón de estrella.

Ha nacido Mala-Leche arrepentido,
morirá disconforme,
cantará sin hacer ruido,
y callará ensordeciendo
al tumulto y sus credenciales de reloj,
sólo por el gesto inmutable de su frente...

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viernes, 30 de octubre de 2009

Self-hacerse



¿Cómo explicar que una autopista llena de coches a 200 Km./h recorre mi abdomen y me sube hasta el pecho? Pensar es la lápida de la experiencia una vez vivida. Expresar, ser una antena, una estación de radio, una enfermedad radioactiva. Cargarse de magnetismo, electricidad y algunas dosis de uranio enriquecido.

Lo que veo por encima de las cabezas es un juego de sombras chinescas donde el equilibrio de lo-que-no-se-dice se sostiene cada vez por más alfileres, más inestables, para que siga el juego. Sólo hay que hacer de tu turno un misterio que trunque la eterna pregunta del jugador. Estar más alto, apostar en la bóveda, elevarse con cada duda, reinventarse haciendo de las críticas nuevos pétalos para la coraza. Es tan fácil, que cada victoria da vértigo porque nadie ve la clara vulnerabilidad que subyace en su propia disposición. ¿Cómo no se ve? o, mejor dicho, ¿cómo no se sintoniza con este canal que chirría delante de los ojos? Altura, abismo, desequilibrio, ¿ceguera? ¿sordera? ¿Cómo se vive con unos ojos y oídos impecables sin ver ni oír nada? Esa es la pregunta. Ahí reside el dolor, el enigma, la clave, la respuesta.

Jugar, engañar. Y la mentira se hace dueña hasta de sus creadores. Cuánta pretensión de crueldad y cuánta candidez desmentida y anónima. Pare una mentira, deja que crezca, suéltala por el mundo para que camine sola y un buen día te haga sombra. Todo vale menos la observación pasiva de los segunderos con su corazón de línea. Porque el corazón es curvo como un retorno eterno al remolino de su propia concordancia.

Me hago poema.

Como conjuro,
adivinanza,
canción de guardería
y cucú de pensamiento contra el tiempo...

... me hago poema,
y guardo mi luz en la armonía
de las manos contrapuestas
que se toman y se entonan.

El telón de las palabras
vive entre los párpados cerrados,
sobre unos ojos bien abiertos;
tan abiertos,
que sueño con mirada de llanura,
cortina de lino,
y un pecho que derrama su vacío
hasta invadirlo todo.

Me hago poema en la linde del segundero,
en la aspiración detenida de una asfixia caduca,
en una mirada de instante,
en el vacilar de la duda ante el espejo
y en el balanceo del alma
en el deseo.

Pero este poema eterno
no tiene título,
sino un susurro que sesea,
como la inercia de las estrellas,
la materia de que está hecho...

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miércoles, 28 de octubre de 2009

World Wide Cocina

Toca la cocina
su seriedad eléctrica,
y da frío.

Aún no he encendido la luz,
quiero su muerte de
velo de cripta.

Como siempre,
el holograma de un sueño,
justo arriba,
gastando luz.

¿No los ves, los sueños?

Saltan, diminutos,
del trampolín de tus pestañas,
privadas de sí...



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Zig Zaw Puzzle

Es un péndulo, la perra,
gira sobre sí misma con
intermitentes sonidos de patitas.

Suenan a plástico, debe ser cosa del suelo.

Tarde: se siente el caer del cielo sobre los hombros.
Quita el aire, todo se hace pesado y se ralentiza,
naranja,
como las mejillas.

Bueno, respirar; primero,
encender la luz.

Oh, bueno,
entra la noche y su aire frío,
poco a poco,
infecta cada una de mis plumas.

Qué primavera de otoño,
entran triunfantes
las heladas
y sus querubines de tormenta...

La perra se acuesta,
pero yo no he encendido nada...

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viernes, 23 de octubre de 2009

Casi

Casi caigo, pero no. Al final le dieron por culo al coche y me voy a comprar el guitarrazo y el rat de efectos digitales de mis sueños.

A la mierda los coches,

A LA MIERDAAA!!!

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jueves, 15 de octubre de 2009

Prenda encogida

Oh, sol, no te conozco, no debería conocerte.

El dolor se estira y se contrae y el movimiento es marrón,
marrón oscuro cuando acuchilla con los ojos cerrados.

Yo:
balsa que se desliza en las mareas de esta cabeza,
doy vueltas y vueltas porque pienso como una lavadora.

Oh, sol, no te conozco, no debería conocerte,
aunque sólo cuando secas mis palabras
se las pone de gala la gente.

Centrifugo. Pienso. Revoluciono el eje para que todo gire. Inundo. Enjabono.

Pero me duermo con el ruido molinete,
floto sobre aceites quemados,
no veo cortinas de seda en ningún sitio.

El sol se tañe en los timbales de mi sien,
se dilata en esta prisión de lavadora.

Y es tan pequeña esta cárcel,
que se me encogen los ojos de pensarla tan caliente.

Oh, sol, no te conozco,
no debería conocerte,
al menos;

desde luego,
no en este plano sin sombra,

... con estos ojos tan pequeños.

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miércoles, 14 de octubre de 2009

Mieshdukulturalnyi mostra über vacío (o Heart-beating fandango)

I like it vertedering,
I love it que flautiertes,
I adore a macarrón while hormigoneering,
I like it swearing gegenfandangos as serrín-duendes,
I like it goat-cantando,
I love it to’al carajo;

‘cos ant feeling a cada paso
ain’t no cucaracha soul…

Ich bim auch grapadora,
Ich bim auch plastienfisema,
Ich fülle mich auch einen cazuela
als eines selfish-papelera.

Papelera in the heart,
heart-beating hormigonera,
heart-beating silencio,
meshdunarodnyi mierda over surprised clamor.

Heart,
tachuela,
heart beating,
office-cleaning
from nodriza bien están.

And the land…

… the land…

… of the heart-beating fandango…

¿=?




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martes, 13 de octubre de 2009

Car cabra-casualty



Maldición, No puedo decir otra cosa. Maldición. ¿Por qué? Desde que me saqué por fin el maldito carné de conducir no pienso en otra cosa que en adquirir mi preciado vehículo. Todo porque cierto viernes de principios de mes firmé mi contrato laboral, lo que me ha proporcionado la liquidez y estabilidad necesarias para afrontar el gasto, y porque el lunes que siguió al viernes aprobé la prueba práctica. Así que aquí estoy, el anticonsumista militante de mierda, quedándose embobado a cada coche que pasa, averiguando marca y modelo y navegando por todas las páginas buscando el cacharro perfecto para mí. Me he vuelto gilipollas, señores. Es un hecho consumado. Aquí tenéis a un tonto más pensando en coches. Qué decepción, qué fácil ha resultado corromperme, ¿no? Y ser consciente de que a la vida le ha costado al menos diez años más que a cualquiera en lo que a arrastrarme a sus fangos pegajosos de inmundicia materialista se refiere, es consuelo sólo apto para imbéciles. Aún así, me he de defender, aunque levemente, de mis propios ataques.

Supongo que en una vida llena de alquileres y situaciones prestadas, el coche es el único habitáculo que podré considerar completamente mío, el lugar donde pasaré horas recorriendo carreteras en soledad. He descubierto que me encanta conducir. El equilibrio, el tacto, la observación y la anticipación son valores que ya conozco gracias a la música, y conducir un coche es parecido a templar con mesura un instrumento. ¿Quién dijo que la música es un arte que sólo se sirve a sí misma? Yo me respondo solo: aquellos que nunca han tenido ni idea del asunto (ningún músico te confirmará semejante sentencia); la música sirve para todo, pero sobre todo para conocer las fortalezas y debilidades de cada uno; las tentaciones en las que se es más propenso a caer y las virtudes más sobresalientes y prácticas que permanecen escondidas hasta el momento de la iluminación. El aprendizaje y la ejecución se constituyen por una serie de representaciones fieles (y análogas) a las particularidades que caracterizan la vida del sujeto y sus correspondientes conflictos.

Pero ello no quita que yo, en las últimas semanas, haya confirmado todos los mitos masculinos acerca de la memez del niño eterno que ansía su próximo juguete. Y la música es igual, vives soñando con la siguiente llave que te abra nuevos universos musicales de autoconocimiento; entiéndase por llave una Gibson o un rat de efectos alucinante. Juguetes, coño. Mi consuelo: Ojos de Mar está igual que yo, a punto de aprobar el último examen, igual de atenta a todo lo que se mueve, con ganas de moverse ella también. Pero ella no necesita este texto, estas viles excusas o este dialogo interno pseudo-esquizoide. En realidad, sólo lo necesito yo.

Y con un contrato recién firmado con Athenea Producciones por los U-Bets, ¿qué más se puede pedir?

“Mi cerebro no admite que me ocurran cosas buenas”, como dijo aquel (y no cito a Shakespeare, sino a Arnold Rimmer, personaje de “el enano rojo”, en el episodio titulado “mejor que la vida”), y vivo angustiado en consonancia. Duermo mal. Llego a los ensayos cansado. Sigo sin saber qué hacer con el ocio. Echo de menos al ser humano y cuando me acerco a él, quiero huir a toda prisa lleno de una sensación de vacío insalvable.

Tan sólo es... una melodía, un verso, un trazo.

Y el resto es una espera a que suceda algo gordo de verdad.

Creo que será un Fiesta.

Ahora soy una furcia. Una puta barata. Cada vez estoy más cerca de la esencia del ser humano. Todo el mundo está contento. Dicen que avanzo. Progreso.

Menuda eutanasia...

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martes, 6 de octubre de 2009

La cara y la cruz del alarido

El misterio tiene dos reversos,
el del secreto,
y el de la nada.

Como las palabras
que rodean rotundas
su propia cobardía
sin mostrar su materia:

indecisiones disfrazadas de fuego,
un anuncio que se dilata en el tiempo,
una garantía que no se cumple,
expectativas publicitadas
que saben a fraude.


¿Dónde están los versos,
dónde la sustancia,
dónde la final demostración
que supere el auto-spot
y el presunto secreto?

Mientras provoco y espero,
ilusionado,
mi expulsión,
suenan ecos de fraude
en los silencios que se cargan de palabras,
por no saber decir nada.

El misterio,
que especula con la mentira
y la trampa pícara del auto-stop
del verbo...

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lunes, 5 de octubre de 2009

La residencia geriátrica mundial



Vaya mierda de polen, por decir algo, que se está vendiendo últimamente. Viene fatal, además, para mis circunstancias actuales; porque hay un cosquilleo nervioso por debajo del estómago que no permite descanso, ni relax ni paz, y la mierda que circula ahora no ayuda en absoluto. Deben de haber roto las vías de entrada de un material más decente, las autoridades. Qué buenos profesionales.

Joder con la política de pulcritud eclesiástico-hospitalaria predominante, acompañada con la típica impertinencia de monja-mal-follada con la que se meten a legislar sobre conductas cada vez más personales. Como la publicidad de la anterior ley antitabaco, en la que mostraban a fumadores protestando en el trabajo sobre la nueva ley, para luego soltar la moralina final tipo “es por tu bien, en realidad tú también lo deseas pero nosotros te ayudamos a ver la luz”. Vaya con el estado-institutriz, la nación-baby-sitter y el cuidado despótico del ciudadano puerilizado por parte del piadoso poder establecido cuya filosofía se reduce a un kleenex (esterilizado, por supuesto). Vaya mierda de España, y vaya mierda de Europa.

Ahora que la generación de los ochenta toma las riendas vemos el resultado. Claro. Una panda de gilipollas que entronaron a caricaturas esperpénticas como Loquillo, Alaska, Madonna, Duran Duran, el tonto-kitsh de la movida madrileña o el horror vacui de Pimpinela a la altura nada menos que del estrellato (como presagio del actual orgullo latino entendido como una bofetada en las nalgas de una imbécil sin cerebro ni autoestima), no podían hacer otra cosa que rematar la obra con toda esta mierda de líderes mediocres, sin ideas, ni programa ni soluciones, pero, eso sí, muy bien vestidos, siguiendo la línea de vacío encefálico que iniciaron en la década de la estupidez superficial con sueños de yuppies con que atormentaron mi infancia. A la mierda sus pantalones de pitillo, sus peinados con gomina al slurp-vaca-style y la mafia de inútiles musicales que ahora lideran la rentable cossa nostra de la SGAE. No es casualidad que fuera en los ochenta cuando se empezaran las primeras campañas de penalización del humo.

Ahora que ellos ya tuvieron su movida y sus hermanos mayores de los setenta o los sesenta sus revoluciones de chichinabo, quieren descansar y dormir sus huesos de mierda, y pretenden convertir la ciudad en un geriátrico silencioso y vomitivamente cívico para lograrlo. Anda y que les den por el culo. No basta con haberse quedado toda la riqueza dejando una mierda descomunal para nosotros entre contratos basura y alquileres abusivos, sino que ahora pretenden penalizar las conductas de las que ellos mismos abusaron hasta niveles de delirio; porque fueron ellos los que entronaron en los setenta, en toda Europa, a maravillosos ejemplos de filantropía y civismo como ETA, GRAPO, el IRA, la RAF, Terrayura, el Exercito Guerrilleiro, los GAL o las Brigadas Rojas italianas, o los que insultaban a los grises en sus ruidosas manifestaciones. Y fueron los de los ochenta los que crearon la llamada “cultura de la litrona”, que tanta gracia les hacía entonces. Ahora mandan decenas de policías a detener a un solo chico en la Alameda de Hércules porque estaba bebiendo en la calle y pinchó las ruedas de uno de sus coches (ese rigorismo de los tontos que se excusan en que ese era el protocolo preestablecido, sin tener en cuenta el sentido común que, de existir, denunciaría dentro de sus cabezas semejante desproporción; vaya vergüenza de policía sin cojones, hay que añadir, ¿para qué mierda se les paga si montan todo ese cirio por una sola persona?). Al parecer, tirar cócteles molotov a la policía sí era loable hace veinte años, pero ahora no, pues ellos tienen que dormir bien para estar descansados cuando llegue la hora de alimentarse de la mierda de comida macrobiótica con la que calman su angustia existencial, su cobarde hipocondria y la total frustración propia del imbécil que no sabe ni hacia dónde va, una vez que se le acaban las consignas y las modas.

La nueva ley antitabaco pretende ser más estricta aún. Bueno, a mí me la suda, porque la mierda de pis-con-gas (o peace-con-gas) que aquí se sirve por cerveza y que yo ya no consumo, se sirve más barata en cualquier bar de viejos donde son lo suficientemente conscientes como para saber que ese mejunje es mejor beberlo bien frío, y no a esa temperatura que tanto les gusta a los nuevos pubs chic que inundan la alameda y que te la cobran, encima, a cojón de pato. Que se metan por el culo su nouvelle cousin con sabor a refrito agridulce y sus floreros de diseño. No pienso soltar ni un duro en ningún local moderno libre de humos. Do it yourself. Cook at home. Get stoned away from civilisation.

Pero lo que es realmente un crimen es que ya no haya polen decente en Sevilla. Eso es imperdonable. La solución se presenta siempre en la negación. No consumir nada en sus garitos. No pagar. Huir de toda esta mierda. Ser uno mismo la única y propia fiesta. La autogestión del ocio. Tocar la guitarra para no pagar derechos a la SGAE por poner música. Escribir nuestros propios libros en la web. Que cierren todos los locales y todas sus empresas de mierda.

Con el carnet de conducir recién sacado, con la grabación del disco de los U-Bets viento en popa, con mi contrato laboral por fin firmado, y no puedo calmar toda esta euforia de una manera civilizada, sino residencial (y, por qué no decirlo, residual).

Cada vez estoy más a favor de las armas nucleares. Sí. Que las tenga todo el mundo, por favor, hasta los Masai. Que se declaren bien de la humanidad. Al menos un hongo nuclear tiene dignidad en sí mismo, cosa que muchos deberían aprender no ya a tener (los tontos ni se plantean tenerla, ni comprenden su necesidad), sino al menos a averiguar qué significa.

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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Estulto-mecánica

Cuando el brillo de rocío de una hoja
deslumbra una mirada distraída,
es el agua,
y no la hoja.

Cuando la playa se llena de un viento de arena
se llenan de pena los juegos de los niños,
pero es la arena,
y no el viento.

Y cuando el sabio acomete tonterías
se recuerda que sólo fue un necio,
pero es el vértice,

... es todo el trapecio.


Y no el necio...


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viernes, 25 de septiembre de 2009

Poder-Pandora

Es posible que, si yo pudiera,
fuera el mayor tirano de la historia.

Es posible que internara en campos
a toda la población;
sólo quizás.

Los pondría a hacer aerobic con mis poemas
magnetofonizados,
frente al pelotón;
les daría vida sana de cárcel
y dietas equilibradas de pan y agua.

Bombardearía las manifestaciones
de apoyo a mi régimen totalitario,
y adornaría con lanzallamas las de la
oposición democrática.

No debe gobernar quien ansía el final,
pero...

... qué bonito meter a picapedreros a los futbolistas,
ser proxeneta honorífico de los obispos,
penalizar el sentir cofrade,
electrificar las prendas de las tiendas,
minar las carreteras,
cerrar las fábricas con fuegos artificiales,
aplicar despidos improcedentes
a los empresarios...

Diooos,
metería en campos de concentración
a provincias enteras,
a regiones qtr-separatistas,
a comunidades patriotas,
a las visitas turísticas en grupo,
a los asistentes a cursos de formación
y a los formadores deformadores de formadores,
a la prensa deportiva y del corazón,
a la industria del entretenimiento,
a TODOS los poetas,
a los que se manifiestan y a los que no.

No quedaría vivo ni Dios...

No.

El monstruo que vive dentro de cada uno
tiene nombre y apellidos,
y yo veo un poco más allá
de la ambición animal y básica
de la que ningún ciego de-mente
es capaz de desprenderse...

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martes, 22 de septiembre de 2009

La osadía intolerable de dormir



Estaba yo en el Fun Club, ya eran las cuatro de la mañana y el cuerpo estaba bastante agotado, teniendo en cuenta que llevaba fiesteando desde las seis de la tarde. Antes era más previsor, y a eso de las doce me comía un bocata y encaminaba mis pasos al mismo sitio, vacío a esa hora, para luego no tener que pagar entrada ni hostias. En los noventa conocía a los porteros y ellos me conocían a mí, y no había problema. Pero los recientes cambios trajeron consigo las percepciones palurdas de esos tipos con el pelo demasiado corto, el esfuerzo intelectual en los bíceps y sus ideas precámbricas en el cerebro acerca del determinismo de los aspectos y los orígenes; o sea, teniendo en cuenta además mis habituales espectáculos, me tenían por persona non grata. Como digo, era mejor entrar a esas horas, escoger un buen sitio, y echar una siestecita reparadora mientras el local se iba llenando. Era genial despertarse recuperado, rodeado de gente y de ambiente, con pasta aún en el bolsillo para retomar el ciego, la mente clara, etc. Sin embargo, en los últimos tiempos había descuidado mi rutina y con demasiada frecuencia entraba demasiado tarde, y el sueño me sorprendía en cualquier momento.

Resulta curioso que a los homínidos del local les molestara más la pasiva actitud del durmiente que la actividad frenética del “bailaor” del apisonadora-power que era yo cuando no dormía. Supongo que ponerme a dormir equivalía a subrayar a las claras que su puto bar era en el fondo un puto aburrimiento. Recuerdo cuando los Chemical Brothers empezaron a sonar con excesiva insistencia por allí, allá por 1997. Era el principio del fin. Los noventa se acababan y el encefalograma plano de la música electrónica invadía lo que hasta entonces había sido un santuario del rock. El Fun se amuermaba y yo dormía como respuesta. Los porteros me despertaban e intentaban echarme; otras veces, a la hora del cierre, me tenían que despertar entre tres (yo cuando duermo, duermo), y la advertencia “pero no te duermas, tío” que me soltaban cada vez que entraba se convirtió en coletilla habitual. Pero a mí me la sudaba. Durmiendo se conoce a mucha gente y nunca tienes que sufrir las suspicacias propias de la actividad en vigilia.

Así que ahí estaba, con el local lleno y una música que a ratos estaba bien, para luego quedarse en una aburrida, desapasionada, deshumanizada y matemáticamente perfecta cadencia electrónica, parecida en su insistencia al frenesí masturbador del adolescente pajo por excelencia. Me dirigí, harto ya de intentar disfrutar de una música que era imposible, a sentarme en un banco. Conocía los riesgos. Podía quedarme dormido otra vez. Sopesé las ventajas e inconvenientes y me senté. Cuando empezaba a entrar en el maravilloso trance que me sacaría de allí, una chica se acercó a mí. Lo sé porque vi sus rodillas frente a mi cara y levanté la mirada y la pude ver, en pie, mirándome desde arriba. Supuse que había dicho algo. La puta mierda de Prodigy no dejaba enterarse de nada.

- ¿QUÉ?- le tuve que gritar.

Ella se puso en cuclillas. Ahora pude ver su cara.

- ¿Eres poeta?

Menuda sorpresa. Bueno, menudo susto, esa pregunta a bocajarro sin venir a cuento. Siempre he odiado esa pregunta. Ser poeta no es una cosa de la que uno se dé de alta en las SS (Seguridad Social), ni hay parámetros definitivos que lo confirmen. No sé qué coño es ser poeta. Pero como sí que escribía poesía, opté por una respuesta lo suficientemente ambigua.

- ¿Juegas a las adivinanzas o te lo ha contado alguien?
- Son cosas de las que una se entera...

Bueno, la chica estaba ahí, se había acercado sin conocerme, se había arriesgado. Siempre me ha gustado ese tipo de valentía, así que decidí no ser demasiado brutal esta vez.

- ¿Me puedes recitar uno?- me pidió.

No me apetecía nada hacer malabarismos en ese momento. Miré a mi alrededor. Todo el mundo bailando y pegando botes, sin apenas quedar espacio para moverse, con una música que hacía imposible mantener una conversación normal. ¿Recitar? No se iba a enterar de nada salvo que lo hiciera en su oído. Qué bonito, recitarle poemas de amor al oído a una chavalita jovencita que desea que hollen cuanto antes toda su limpieza inocente con la lija desgarradora de la corrupción bohemia. Qué bonito, hacerse el gilipollas un poco más, sólo para ver qué pasa.

- PERDONA, NO ME ENTERO CON LA MÚSICA- le grito gesticulando.

Ella se acercó entonces a mi oído. Su pelo era fino, liso y suave, acarició mi mejilla con la frescura de la suya, y su olor perfumado embotó mi nariz de tal forma que ya no podía oler otra cosa.

- Que si me puedes recitar uno.

Primero ella tenía que comprobar si encajaba en la receta, claro. El problema era que no llevaba ningún poema conmigo.

- Lo siento, no llevo ninguno encima.

Ella se apartó y me analizó mirándome directamente a los ojos. Luego volvió a pegar su cara a la mía.

- Pues de memoria.
- Nunca me los aprendo. Los escribo precisamente para no tener que memorizarlos.
- Ah... pues serás el único- dijo, algo contrariada, esperando que añadiera algo.
- Tal vez no sea poeta...

La chica buscaba ese punto de drama de los artistas malditos. Esas relaciones tormentosas de copla, resignación y revelación. Yo, medio inconsciente, echado a perder y sin parar de escribir parecía el candidato perfecto, pero me negaba a meterme de nuevo en un lío donde regalar crueldad, mentiras y desengaños con el desgaste que ello conlleva. No, nada de tener más remordimientos ni de estar más perdido que una ola en el Pacífico. La chica estaba muy apetecible, y si ella quería una relación tormentosa con la que flagelarse, yo le ofrecería una noche flagelante y nada más. No iba a dejar sitio a confusiones ni a engaños. Prefería marcharme solo a casa antes que entrar en ese juego. Así que me levanté para poder hablar mejor.

- Lo siento- me disculpé- siempre llevo alguno doblado en el bolsillo, pero hoy no he traído nada. Otro día, si quieres.
- Vaya un poeta que estás hecho, ya veo...

Podría seguir charlando y charlando, pintándome a mí mismo de la mejor de las maneras, pero no quería darle una buena impresión. Lo que yo quería tenía que suceder hoy o nunca. Yo tenía que ser un caso perdido y sin futuro para que ella luego me dejara en paz. Así que sin más preámbulos la acerqué hacia mí tomándola de la cintura, despacio. Al principio no opuso resistencia, pero cuando acerqué sus labios a los míos se detuvo.

- Perdona- le dije, dejándola libre- me he confundido.
- No- me dijo ella- perdóname a mí, la forma en que he llegado daba pie a que pensaras otra cosa.

Bueno, pensé, si quiere algo, lo quiere despacio y bien hecho, como las casas robustas, y yo no estoy interesado en absoluto en arquitectura alguna que no sea la de sus largos brazos. Me iré solo a casa. Seguro que ya no le parezco interesante. He escapado, dejando su orgullo impoluto.

Pero ella no dejaba de disculparse, parecía agobiada.

- No te disculpes más- le dije- estás en tu derecho de hablar con quien quieras sin que ello te obligue a responder ante ciertas expectativas. Soy yo el que se disculpa, de verdad. Sólo has hablado conmigo y yo me he tomado demasiadas libertades. Perdóname tú a mí.

Mierda, me dije, no hagas eso que le vas a acabar cayendo bien.

- Pero es que yo no soy así- seguía ella.
- No te preocupes. Mira, te voy a dejar de agobiar, voy a volver a mi banco, y así tu puedes seguir divirtiéndote con tus amigas, ¿vale?

Ella asintió pensativa, y yo regresé a mi sitio. Bueno, me dije, seguro que cuando me duerma acabará por convencerse de que ha tomado la decisión correcta.

Efectivamente, cuando me despertaron los porteros encontré el local ya casi vacío, sin ella, con las luces blancas del fin de fiesta ya puestas. Ellos me miraban con rutinario enfado. Me levanté de un saltó camino de mi casa. “Vamos a acabar por no dejarte entrar más”, me decían. Total...

(...)

Pasó una semana, habíamos tenido reunión del grupo de poesía en el bar La Moneda y tenía algunos poemas en el bolsillo, más la espinita clavada de no haber sido “poeta” la única vez que me lo han pedido. Ahora quería serlo para ella. Para cerrar el capítulo. Para no sentirme un impostor. Como siempre, entramos en el Fun, bailábamos, y ella apareció y se acercó de nuevo, dándome un toque por la espalda.

- Hola- me dijo.
- Vaya, ¿cómo estás?
- ¿Tienes algo hoy?
- Sí, hoy sí- le dije contento.

Me puse a rebuscar en mis bolsillos traseros y saqué el primer papel que encontré. Perfecto. Era un poema malísimo, ideal para la situación. Decidí añadir, además, algunas pinceladas de apática timidez para acabar de derrumbar la imagen que ella esperaba encontrar.

- Toma- le dije extendiéndole el papel- léelo, te lo regalo.
- No, no me lo regales- me dijo como si se tratara de algo muy importante- mejor léemelo tú.
- Con todo este ruido no te vas a enterar de nada.

Tras un incómodo silencio, se resignó y se puso a leerlo en silencio, pero se detuvo enseguida.

- No entiendo tu letra- me dijo, devolviéndomelo, muy astuta.
- Bueno- dije, también con resignación- lo intentaré, aunque no recito bien.

Bueno, estaba harto de recitar por ahí subido a los contenedores de basura, los bancos, los alfeizares de las ventanas, las azoteas, las cornisas y, por supuesto, los escenarios iluminados y con micro, pero se lo creyó, y yo hice todo lo posible por confirmárselo. Le leí algo así, con voz de aburrimiento:

“Donde dice manteles...

... dice sábanas el profeta impertinente
(hoy metido a vecino expía-todo:
la mirilla-desagüe de su puerta-nevera
de pecados- para quien vea pecados).

O dicho de otro modo:
no se puede comer pescado sin clavarse espinas.

O dicho de otra forma:
No corre aire, cegará tus ojos el sudor que los irrita.

Los cuerpos que se bailan se resbalan hechos ríos,
ríos del sol del aire hecho agua,
desde la música del sexo.

(miradas de sorpresa sobre las mejillas brillantes y empapadas...)”

- ¿No tiene título?
- No.
- ¿Qué quiere decir?
- Follar, y sus contraindicaciones.

Se quedó un momento mirándome en silencio. Había sorpresa, decepción, miedo e incredulidad en esa mirada, y yo se la sostuve para amplificarla. Se marchó, dubitativa. Ya no la volví ver más. Pude seguir con mis planes.

Aún así, todavía no tengo claro quién fue más listo de los dos.

Claro que hace tiempo que me importa un carajo no comprenderlo todo.

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lunes, 21 de septiembre de 2009

Comuniones hippies


Así que me fui el sábado al parque del Alamillo a celebrar el cumple de aquella del nombre ocular. Día de exteriores, para variar. A este paso voy a acabar haciendo la fotosíntesis con los tubos fluorescentes de la oficina, las luces apagadas del local o las lámparas de bajo consumo del piso. Por eso decidí volver al exterior. Aún estaba a tiempo.

El cumpleaños estuvo muy bien: comida portorriqueña, buena compañía, un día excelente sin calor y con el cielo indeciso entre la luz y la sombra, mi perra estaba contenta corriendo por el césped, tenía un paquistaní con una deliciosa textura plastilínica y la gente estuvo muy agradable y simpática. Así que me animé a ir por la noche a los conciertos de la Alameda, tras un café bien cargado en casa, después de tantas señales de optimismo.

La Alameda, todos lo sabemos, ya no es lo que era. Adoquines naranjas en sustitución del albero; bueno, el albero siempre me ha parecido una mierda que todo lo ensucia, por mí le pueden dar mucho por culo. Lo peor es esa comisaría de policía, la transformación del bulevar en lugar de modernismo chic, el desfile de los nuevos hijos de papá que creen que ser rebelde consiste en llevar bien el uniforme y posar adecuadamente en un banco o apoyarse con estilo en una barra con actitud contestataria, “la revolución es la revolución”, etc. Ya no conozco la mayoría de las caras y las que sí, están tan degradadas en su mayor parte que sería mejor no verlas nunca. Pero la sensación, eso sí, por instantes, fue más o menos la misma que antaño; al fin y al cabo, lo de antes era más o menos lo mismo, pero sin horario de cierre y sin la tutoría paternalista (con su correoso estilo anglosajón de educar mediante la porra) de la madera recién llegada al barrio.

¿Y la música? Hoy cualquier mierda cuela siempre y cuando enarbole los cuatro eslóganes políticamente correctos y haga una fusión melódico-cultural. Eso es lo importante: tomar la caspa autóctona para mezclarla con la caspa que sufren otros a miles de kilómetros de distancia. Caspa con caspa, y sin imaginación. El insufrible espectáculo chistoso-flamenco-rave que tuve que tragarme me llenó de optimismo también, puesto que entre tanto incapaz mi vulgar música podría incluso sonar decentemente. Hay que ser positivo.

Lo importante hoy es aburrir al público a base de bien. Alguien se ha dado cuenta de que la iglesia tiene mucho que enseñar (al fin y al cabo han mantenido el chiringuito durante dos mil años con mucho éxito), y que la Santa Misa tiene siempre sus feligreses fijos que acuden siempre, porque lo divino, lo profundo y lo esencial tiene que ser, necesariamente, cansino, largo, tedioso y carente del más mínimo atisbo de espontaneidad o creatividad. Alguien, como digo, ha decidido traspasar ese mecanismo a la música popular: un tema de quince minutos donde todo consiste en la repetición de una melodía y un arreglo que no dicen nada ahora no es malo, sino profundo, y los entendidos que aprecian esa música presumen de poder escucharla durante horas, como un imbécil presume de cuánto tiempo es capaz de aguantar bajo agua sin respirar. Además, esa concepción de la excelencia musical da lugar a que los temas no se preparen, sino que se improvisen para lucimiento añadido e individual de los narcisistas implicados en perpetrar ese atentado musical contra la mente humana, que encima no saben sacarle partido a una base tan plana.

Y el sermón en las letras. Dios mío. Sevillanos moralizantes en lo políticamente correcto, esos, sí, que luego presumen de lo que roban o de lo que disfrutan de manera ilegítima. Pánico.

En fin: las misas laicas para vuestra puta madre, y el pleonasmo musical... bueno, para alguien a quien odiéis lo suficiente (que hace falta un mínimo muy alto para compensar la mierda que entró por mis tímpanos).

En fin, me lo pasé bien. Que los hippies sigan comulgando obedientemente hasta que la policía los mande a la cama a las doce.

Valiente mierda...

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domingo, 20 de septiembre de 2009

Moneda-race-surface

Las monedas indecisas bailan de canto,
hacen carreras,
y a veces,
rebotando entre adoquines,
saltan chispas.

Pero el césped,
con sus raíces hincadas
en la tierra,
todo parece someter
a la lentitud
de su pensamiento
anclante de parcela...


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Ráfaga de otoño

Pasa el plástico
haciendo surf sobre las hojas
que el viento inflama
con sueños
de pájaro...

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sábado, 19 de septiembre de 2009

Intro-especie

Una palabra,
una cruz;

un mutis,
un grito;

una mirada,
un renuncio;

una idea,
una mueca;

un respiro,
una multa;

una trampa,
una fosa;

una mancha;
una intriga;

un sueño,
una sentencia...

Pero,
sobre todas las cosas,

el verbo,
la altura,
y el eco sucio
del fondo de la sima...

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jueves, 10 de septiembre de 2009

Lechuza et ameba

Debo llegar a tiempo. Debería haber resuelto esto antes, he perdido mañanas preciosas mirando cosas en el techo. Ahora estoy con la lengua fuera y el corazón en la boca intentando llegar antes de que esa maldita oficina cierre. Piiiii.

- ¿A qué pitas, cabrón?
- ¡Quítate de enmedio, sonado!

Mierda, odio los putos agujeros en el asfalto justo antes de llegar a la acera. "Enseñar-dedo-a-cabrón"... ajá. Bien. Si es que me encanta. "Caminar-de-dos-en-dos-losetas". Dejarlo todo para el final me hace segregar cositas en la sangre- "esquivar-mierda-de-perro"; nota: ¿por qué no mandar a un campo de trabajo de Pol Pot a sus dueños? Bueno. Es que da un placer parecido al de ahorcarse. Ese final que se acerca y el dolor y la agonía, que crecen exponencialmente, pero infinitos como una aporía de Zenón. No lo puedo evitar. "matar-tres-come-pipas-con-lazo-que-caminan-del-brazo-a-lo-largo-de-la-acera-invadiéndola-toda-como-si-el-mundo-estuviera-encantado-de-la-parsimonia-de-su-metamorfosis-de-lerda-a-bruja-subnormal". Ahí esta la oficina. Espero que esté abierta. Por favor.
Cruzo. El hijoputa del BMW acelera el muy cabrón cuando me ve cruzando. La puerta. Abierta. Bien. Buf, si no llego a mandar esto hoy, me quitan el paro. Tres semanas tumbado a la bartola para que pasara esto. Hubiera estado bueno. Puff. No sé cómo me he podido quedar dormido hasta las 13.30. Menos mal.
...
El chico entró en la oficina de correos, pidió un sobre, escribió la dirección, metió la documentación y se pasó el pegamento por la lengua, cuando, de pronto, un estruendo musical y unas luces de colores se encendieron hacíéndole dar un brinco, y un montón de payasos, músicos con tropetas, trombones, hombres orquesta y malabaristas entraron escoltando a un señor vestido con un frac y portando un micrófono, con cámaras por todos lados. Sí, eran de nuevo los de Cicuta-Sorpresa.
- ¡Bueno, colega: hemos impregnado con cicuta el pegamento de este sobre!
(aplausos, gritos, risas, silencio)
- Sí, por fin el azar nos ha desvelado la identidad de la víctima de esta semana, así que, ¡vamos a conocerlo cuando aún estamos a tiempo!
(Más aplusos, gritos y carcajadas mientras se acerca con el micro, acompañado de un camara, al sorprendido parado)
- ¡Bueno, caballero!- inició cordialmente, tomándolo de la cintura- venía usted colorado y sudando, ¿A qué venía tanta prisa?
- Ehhh- dijo él, algo mareado ya- tenía que mandar- tragó saliva y miró a su alrededor, pálido- unos papeles muy importantes para cobrar el paro..
- ¡Bueno!- respondió el presentador- ¡Ya no tendrá que preocuparse ni por el paro ni por el trabajo!
(Aplausos atronadores, risas nerviosas, carcajadas asfixiantes)
- Déjenme, tengo que ir- dijo tambaleándose- tengo que ir a sellar esto que- dos payasos lo sujetaron en sus brazo- sellar, sellar...
Mientras se desvanecía, el presentador estaba ya atendiendo a la directora de la oficina, que hacía declaraciones a la cámara.
- ... puesto que en correos estamos para que la gente se mande felicidad los unos a los otros, y apuestas como estan son una maravillosa eutanasia que les evita la frustración de no encontrar empleo y...
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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tú (y yo)

Hay quien nace de carne,
y hay quien nace de cartón.

Y mientras de la carne brotan manos
que pintan el mundo para los primeros ojos,
del cartón sale cartón, mojado y emborronado,
como un barro infectado de piojos.

Y sus palabras de cartón dibujan reflejos de un espíritu de cartón.

(cosas de un rey- de cartón)

A veces, tú,
con tu rabia de cartón,
escupes miserias de serrín,
acusaciones en marrón con nombres de pila y oro.

Como si entre líneas buscaras el secreto,
o la formula que anhela tu mente
como una aceitosa libreta de cocina,
emborronada de recetas hirientes.

No, yo me limito a ser yo,
ese yo que se interna en las corrientes
de las que tú no formas parte,
por mucho que grites, insultes y revientes…




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martes, 8 de septiembre de 2009

Error ab-nauseam

Cuando la montaña de estiercol se creyó volcán,
rabiaba por no ver brillar sus salpicones escupidos
con la vocación de un animal...


Demasiado consentido por...

... demasiado consentido en general.

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jueves, 3 de septiembre de 2009

La tríada que hierve

Hay un hormigueo que ronronea
en el silencio más profundo del oído,
o en el vibrante juego de fricción
de la piel consigo misma;

en la vista que enciende los espacios
o en el sonido inflamado por las llamas
prendidas del arpegio.

Pero, ¿qué arpegio?

El de las tres notas-madre
que rebullen en la sangre,
separadas de la mano,
como fuego, sed y hambre...

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Stand-by time

El sol- qué huida de mis sombras
con dibujos de denteras arañadas;

la noche- qué aire de sierra como
imposibles segundos indistintos.

¿Calor?
Respirar espigas de aristas cabelleras.

¿Temblor?
Temen los labios los besos inminentes
borrachos de primavera.

Entonces...

... cuando se desgastó la máquina de chispas,
cuando el sueño cegador se hizo
una tenue anunciación de lo previsto...

¿Dónde quedó el instante,
perdido en el horizonte de mi espalda?

Rezagado en la vanguardia,
espero en la pradera a que me alcance,
de nuevo,
su lazo lento de jinete y de guadaña...

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

+1 de algodón

2 + 2 susurro,
3 + 4 aspiro,
5 + 6,
caminan sobre el río;
8 en el margen desigual de las granadas...

Me preguntas (2 + 4 - silencio),
y yo te respondo 8 + 2 en el revuelo;
y 10 + 30 deambulan por las calles
su grillo de risa de-madrugada.

Ajetreo dicen las alas del insecto,
como un aleteo +1,
y yo vuelo del viento + 7
de los humos restados al desierto.

Repliego (100 + 1 - mi seseo),
como una gárgola de lino,
síes de 7 + 15 entre los dedos...

Y bailo una bandera por el equilibrio táctil de las yemas:

¡Cómo soplan su dibujo de dunas - 30
los saludos al viento del pañuelo...!

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Guía fácil para ser difícil I

Respuesta universalmente válida para toda forma de sarcasmo:

"Lo dices porque en realidad eres el único ingenuo que se lo cree".

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jueves, 20 de agosto de 2009

Retro-sub-quijotes


Lo malo de tomarse a uno mismo demasiado en serio es que te acabas ahogando en tragedias de papel higiénico, Covadongas de migas de pan y sinos novelescos de fotocopiadora. Te acabas lamentando de tu nefasta vida sentado bajo un techo de hojas verdes, mirando al mar, con una granizada de limón en la mano y 2000 euros en la cuenta corriente, ocioso como un pato en período estacional.

Porque, como muchos sienten... ¿acaso merece ser vivida una existencia que no trascienda al papel o al celuloide? Todo el mundo quiere existir en la medida en que la existencia sea una ventana de admiración para los demás (para TODOS los demás). Si vives una experiencia sin igual, te joderá que no quede plasmada audiovisualmente. Hoy la vida se consolida sólo de esa manera: tiene que demostrarse, formar parte del escenario mass-media, llegar a todo el mundo como un contoneo presumido.

Todos hemos visto demasiadas películas (y demasiado malas) como para aceptar la realidad tal cual es; o demasiadas películas como para enfrentarla tal como es, lo mismo da. ¿La vieja Europa nos llaman? Somos un continente de niños que juegan al volante con una osadía que ofende (esa osadía, que puso flores al mundo en el 68, es la misma que ha dilapidado el capital inmovilizándolo en ladrillos que se hunden al fondo de la alcantarilla en su sueño de proporcionar rentas sin sudor a esa “imaginación” que nunca subió al poder). El triunfo de esta panestulticia estriba en el hecho de que tanto memo junto crea la ilusión de que la memez es lo real, por una especie de acuerdo abrumadoramente democrático.

La generación de los sesenta es la más osadamente egoísta que se ha conocido: se quedaron para ellos toda la rebeldía posible, y luego todo el dinero y los medios que denunciaban cuando sus cuerpos ya no podían soportar toda la “marcha”. Casi ninguno de nosotros tenemos casa propia; pero la generación de nuestros padres tienen varias por unidad familiar, conducen BMWs y nos miran con desprecio. La causa de la actual crisis ha sido, como muchos han apuntado, una desbordada codicia nunca conocida hasta hoy.

¿Nos hemos vuelto unos Quijotes los occidentales o, más bien, los “accidentales”? Don Quijote se volvió loco, pero nosotros nos hemos vuelto gilipollas del todo.

¿Se ha aquijotado Occidente en una versión caricaturesca del personaje? Diríase que ahora sólo se ve lo que se quiere ver, como él, pero los objetivos a vislumbrar son mucho menos ambiciosos que los de Don Alonso: estar llenos de redondeces, vivir una sexualidad babosa, que mear sea noticia y ser tajantemente orgullosos parecen ser nuestros sueños alucinatorios más elevados.

¿Cuáles son nuestros molinos de viento? el tercer mundo, por supuesto; o, en su defecto, cualquier vecino o compañero de trabajo vale para henchirnos de altivez al sospechar de sus hipotéticas intrigas como un reflejo de lo importantes que nos creemos; como siempre, es mejor posponer al infinito el análisis de nuestra propia paranoia cuando ello equivale a hacerse una formidable paja moral. Cuando un tonto piensa, entra en escena el infinito por la puerta...

Lo malo es que, en lugar de Amadis de Gaula (y de toda la moralizante épica), ahora la personalidad esquizoide se desdobla en un batiburrillo de superficies, apariencias, banalidades y frivolidades. Parece que se olvida que hemos venido a morir en este mundo; en eso al menos la épica era más lúcida. La muerte, antítesis de la frivolidad, está ahí, existe, es real.

Si la frivolidad es la aspirina de la angustia, algo va mal si una persona se toma una aspirina cada hora de manera permanente durante toda su vida. Quizás por eso aquel pobre hombre que los terroristas decapitaron en Irak ante una cámara gritaba igual un cerdo en una matanza: al igual que el cerdo, no parecía tener conciencia de que la muerte está ahí. Nunca la había contemplado como una posibilidad real.

Ahora los modelos a seguir los dictan una panda de pretenciosos que exhiben sin ningún complejo una vanidad extrema e inmotivada. Todo el mundo quiere ser un tonto con suerte. Ese es el ideal de realización del Occidente contemporáneo: obtener toda la aprobación y admiración del mundo, pero tocándose los cojones sin ser ninguna lumbrera (ese es el gancho de los concursos de nuevos talentos: representan esa ambición positivamente realizada y lograda). Tarde o temprano nos explotarán en las narices nuestras centrales nucleares, se nos caerán los puentes y se derrumbarán nuestras presas, porque la física no entiende ni de inútiles ni de incapaces.


“En todos los lugares de Europa, de cuyos nombres no quiero ni acordarme, no ha mucho que viven unos millones de hidalgos de los de tabla de snow sobre el armario, chupa de cuero antigua, ford Focus y conexión ADSL. (...) Es, pues, de saber, que estos sobredichos hidalgos, los ratos que estaban ociosos (que eran los más del año) se daban a ver películas con tanta afición y gusto, que olvidaron casi de todo punto el ejercicio del intelecto, y aún la administración de sus propias vidas...”

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miércoles, 19 de agosto de 2009

Toma-y-daka

Me das un pinchazo-regalo de tripas-corazón.

Te doy una veleta de aire de corcel,
sin aliento de carrera acometida.

Me das una guía-regla cuyo plástico se puede resquebrar.

Te doy la melodía discreta de los sueños,
que se esconden en las grietas de uno solo e indiscreto.

Me das un filo de papel como un dedo pincelante
-aceite, aceite sobre lino,
linaza de saliva como almíbar concentrado.

Te doy un giro de peonza
anclado al centro oscilante de la inercia;

bailarina,
libélula del agua cristalina:
solloza tu alegría una presencia,
como la noche profunda se hace eco
de su oscuridad.

Tintinéate un rozar de sábanas de seda,
haz pirotecnias de calor
sobre el telar-atmósfera del suelo.

.. ¡Y cómo retoza la sonrisa del mar,
de la cama hasta la silla,
y de la silla hasta el diván!

... y en el diván tumbada,
se turba hasta el alfeizar del
surgir de la mañana...

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lunes, 10 de agosto de 2009

La gran tríada



“La consistencia de su cintura y el tacto suave que se pega a las manos. Apretarla fuerte, recorrerla con la boca, aspirar ese olor escondido en algún punto entre la piel y el alma, y habitarla, conocer su secreto caliente, jugoso, con la suavidad de ensueño con que me retiene justo por debajo de su ombligo.”

Ay, el verano somnoliente, la canción del tiempo lento, el peso del sol, la estrangulación de los cuerpos, el sudor, las feromonas evaporadas que mandan sus mensajes de conformidad, de compatibilidad, de deseo de unión, por el aire exhausto.

(...)

Ahora soy compositor. He recibido mi primer encargo. Componer para alguien es como planear asesinarlo: debes investigar, seguir sus pasos, sus gustos, acercarte a su forma de ser para, al final, lanzar el dardo exacto que encienda su voz y los corazones de los otros, todo ello sin romper la continuidad premeditada de la línea pretendida. Interesante. La primera ha entrado.

Resulta tentador quebrar trayectorias, revolucionar visiones, despejar nubes y mostrar rutas secretas donde florecerse de manera inesperada, pero eso es para mí. Me lo reservo. Gracias.

Grabando, mejorando, rompiendo, modulando. Tararear en soledad es ahora un trabajo, es oro. Tararear significará viajar, comer, vestirse. Creí que sólo yo sentía la pulpa incandescente del interior de mis notas. Ella se había dado cuenta. No lo supe hasta ayer.

No estoy loco. No estoy loco...

(...)

“Cada postura, cada forma nueva de plegar y desplegar sus piernas, de sostenerla y moverla, me regala una nueva forma de sentir el anclaje profundo. Cada una por separado; pero yo las quiero todas a la vez. Sexo. Órganos limitados...”

(...)

He logrado la perfección en la tarta de tres chocolates. Tres años. Menuda tríada que sabe a diez. El mago Merlín se ríe desde lo alto del castillo. Los legionarios del fango hablan de principios, de regularidad, de coherencia, de fidelidad, de libertad, de pérdida, de abandono, de incomprensión, pero lo hacen desde el foso, donde hasta las bestias murieron ahogadas. El mago, en cambio, se refiere a ellos ahora, por primera vez. Cuántos ríos de tinta han precedido esta respuesta. Ríos de tinta escritos por supuestos vencedores de los principios y los finales, gente suficiente, completa, que hablan del abandono, de la traición, de la coherencia, de la fidelidad, de la lealtad, como si se ahogaran en su paraíso de libertad sin contenido...

(...)

La libertad es el gran concepto-comodín. En su nombre se puede defender a partes iguales la tiranía y el caos. Los extremos tienen tanto éxito porque son botes de pintura de colores básicos, bien definidos, reconocibles por cualquier necio. Es comprensible. Mezclar implica analizar y recordar la mezcla en un futuro recurrente. Demasiado complicado, ¿verdad? Y, sin embargo, el mar es mezcla, la tierra es mezcla, la vida es mezcla. Hasta la sangre es mezcla.

Libertas, libertad, lo prisionero, y encierras, libertad, lo opresor. Y los opresores prisioneros gritan tu nombre, libertad, y los libertos sellan su boca con las mismas cadenas hasta la próxima vuelta de tuerca.

Libertad es el nombre del consuelo. Libertad gritan los amantes solitarios a los amados desdeñosos. Su amor es jaula. Libertad, gritan los amantes por amarse. Su amor es libertad, y su ausencia, jaula.

Libertad, gritan los asesinos. Libertad, gritan las multinacionales. Libre comercio, libre mundo, libres para ser libres de arañar la libertad de otros.

Libertad: eres la puta más barata del mundo. Frente a ti, gran vacío, estulta idea preconsciente, agito mi bandera de conciencia con un espupitajo ofensor.

(...)

“Y sus labios entreabiertos, su cintura contraída por sus músculos, que reptan por mi camino recto. Llena de mí, conmigo aún dentro, y dentro de mí aún, el sueño incumplido de tenerte a pesar de tenerte...”

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La acción sorda de las válvulas secretas

Llana, la onda blanca se hace llana...

El pecho hace juegos de ventosa
y deforma lo que a la vista escapa
a la acción de los dedos modelantes...

Aspirar la cordillera de despuntes con un golpe
de párpados cerrados
- parece un juego vano,
pero a veces se solapan los torrentes
cuando alisan una misma rivera de arena...

Pulir los rayos del sol
con una cascada que todo absorbe hacia un adentro
- soy agua, manantial,
río subterráneo que todo arrastra
y congela bajo el suelo.

Abro la boca,
pulso un chasquido de voz que se arrepiente,
y cae el mundo por mi garganta
como si no tuviera fondo,
-la gente se desliza,
y traen consigo sus arenas,
como oro en polvo,
por el desagüe abierto.

Como una puerta,
como un paso,
como un puente...

Veo sus cáscaras,
y me relamo en el sabor de almendra
que de ellas,
ignorantes,
he sorbido desde el seguro asiento
de la mirada silenciosa...


Como una válvula del vacío y de la nada,
voy olvidando el sabor de los que se creen
enteros desde su cáscara vacía...

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lunes, 27 de julio de 2009

Júpiter


Ayer me fui con mi hermano a ver estrellas con su telescopio. Para ello tuvimos que salir de Sevilla y alejarnos un poco de su contaminación lumínica, y lidiar con algunas nubes de mierda que no se sabe qué coño hacían por esta tierra a finales de julio. Son así, sólo vienen cuando dan por culo, y no cuando se les necesita. Fue una gozada ver la luna así, con tanto detalle. También vimos algunas nebulosas y Júpiter con sus satélites fue impresionante; también vimos la Estación Espacial Internacional cruzar el cielo como una bala, a simple vista.

Es distinto cuando miras cara a cara a semejantes personalidades (se echa de menos una presentación formal: “Kique, este es Júpiter, le han cantado, le han alabado, le han dedicado odas y en su nombre se han producido guerras y batallas, y se le ha preguntado sobre el presente y el futuro de la vida de los hombres; te presento, Kique, nada menos que a Júpiter”), y no reproducciones o imágenes pixelizadas. Saber que esa luz es la luz, y no una versión amplificada y mejorada de la original. Es distinto ver los cráteres lunares resplancedientes de detalle y vida propia. La verdad es que lo flipé. Vimos una estrella doble (es decir, dos estrellas que giran en una órbita mutua), una galaxia que se está (o, más bien, se estaba) tragando a otra, etc.

Nunca entenderé cómo se puede ver, desde aquí, el origen del universo (me refiero a la foto del espacio profundo del Hubble); si la misma luz de nuestro origen la vemos ahora, desde tan lejos, habiendo viajado dicha imagen a la velocidad de la luz, ¿cómo coño hemos llegado hasta aquí, si la materia que nos conforma forma parte de esa imagen? ¿Acaso hemos viajado nosotros a velocidad superior a la de la luz para tomarle una ventaja de nada menos que 12.000 millones de años? La explicación es que el espacio es curvo, pero para una mente biológicamente diseñada para espacios planos esto se puede comprender matemáticamente, pero no aprehenderlo; esa es otra cuestión.

Los U-Bets hemos fichado con Athenea Producciones, por Júpiter (más bien por Zeus). Todo se va conformando poco a poco por la dirección adecuada. No veáis los temas que están saliendo en el estudio...

Estoy tan acelerado que apenas puedo sentarme a escribir.

Dejo un poema, para quedar bien (lo escribo sobre la marcha, inspirado por la vaca de Abenyusuf).

Cencerro

En realidad está todo ahí,
a la distancia de un suspiro,
un espasmo cósmico,
un capricho de poniente.

O acaso la eternidad no es más que un segundo de una abulia divina...

Porque el tiempo no es sólo una depresión omnisciente
encerrada en sí misma.

¿No lo ves?

Su nombre es tañido hasta en cualquier
cencerro de vaca...

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lunes, 20 de julio de 2009

Si lloviera lo suficiente (o escribir con apenas un hilo de ímpetu)


Una tregua de nubes en medio de la tiranía del sol. Qué bien sienta.

Mierda, estoy cogido por los huevos hasta el miércoles. Pruebas, exámenes, tests, lo normal cuando un peatón desconcertado nace en Occidente.

Pedestrian-spleen in the cabra-Vaterland.

Apenas tengo tiempo para nada hasta entonces, con este tiempo ideal. Para cuando sea libre volverá el sol, plano y grosero como un gargajo de luz lanzado de manera inoportuna e impertinente, a dar por culo con su omnisciencia lumínica.

Me encantaría que lloviera hasta anegarse todo. Que la gente tuviera que viajar en zodiacs; mejor en canoas (por culpa de mi infancia monstruosa con Cousteau y sus putos peces de fondo, les tengo tirria a esas lanchas hinchables que un piadoso tiburón debería haber mordido a tiempo y con una cámara lista para inmortalizar el momento). Joder, debería desaparecer bajo el agua todo el área comprendida entre Cádiz, Hueva y Sevilla, provincias de.

La azada ha hecho estragos irreparables en esta tierra. El suelo es la cabeza de la gente. Ciénaga-cerebro. Arcilla encefálica. Arena en el pensamiento. Caballos coceando los cojones de tipos con sonrisas implantadas por un extraño doctor invisible que infecta el alma.

Verlos todos los años “saltar” (más bien nadar) la valla de la virgen del rocío con traje de buzo sería algo, en fin, algo... no tengo palabras.

Antes, cuando era más filántropo, prefería que arrojaran un número suficiente de bombas de neutrones para dejar intacto el patrimonio histórico-artístico de estas regiones, libres al fin de esa densidad maloliente; me refiero por densidad maloliente al número de cabrones e hijos de puta por Km cuadrado que aquí alcanza magnitudes inigualables en el resto del mundo. Bueno, ciertos sitios impregnados del spirit de esta tierra apuntan buenas maneras: las siguientes riadas sólo tendrían que suceder en todo lugar donde un sevillano, gaditano u onubense afirmara sentirse como en casa. Cuba, por ejemplo. Italia.

(...)

- ¿Te sucede algo?
- Sí, me tapas las nubes y no me dejas escucharme respirar.

(...)

Incluso cuando grabo canciones y las termino, algo me taladra la cabeza. Un pájaro carpintero muyy nervioosoo. Todo podría ser siempre mejor, supongo.

Pero cuando algo se acaba, empieza el vértigo asfixiante de lo siguiente por venir. ¿Merece la pena pasar el tiempo sin más, esperando a no se sabe qué coño (diñarla, en realidad)?

Comer para aburrirse sanamente en el sofá. Mixta-mixta sabe-a-mixta como último eslabón de miles de años de progreso tecnológico. Newton no sabe que su obra se hizo para que... en fin. Respirar para lo mismo: esperar sumergido en abulia en el sofá. Hidratarse, empalar competidores, echar personas a la caldera del orgullo, quedar bien con la sociedad mediante el intercambio de bienes por tiempo, esfuerzo y alma. Botar con cuidado de no pisar a nadie. No sé.

Roto, estropeado, quebrado. Supongo. ¿Y la luz, la ventaja convincente? Es sólo la ausencia de la agonía física, ese curioso homenaje que hace la naturaleza a toda una vida: como reconocimiento a todos tus esfuerzos, te estrangulará al final de una forma tal, que no podrás evitar darte cuenta de todo el proceso, de ese desgarramiento tan extremo, que te hará desaparecer por completo. Eso requiere un esfuerzo que no se puede negar. Soy muy vago y me molesta que me obliguen a hacer esfuerzos. Veleta, veleta, veleta...

Una brocheta de secreto ibérico bañada en crema de champiñones, por otro lado, me convence más que cualquier filosofía (siempre he sido un corrupto): sólo cuando comes puedes creer sinceramente que hay algo después que le va a dar sentido a la degustación placentera que luego se muestra siempre absurda e inmotivada- y, sobre todo, desorientada dinámicamente.

El amor. Sólo te recuerda que el cuerpo no está hecho a la altura del alma. La naturaleza te otorga sólo algunos instrumentos de serie, que vienen a ser como tenedores que pretenden detener el tiempo. El cazo y la cazuela frente a la majadería del cosmos. Una broma pesada de este cotarro tan curioso, este contrato fraudulento. Dios, si existe, es de derechas. Parece un alcalde de un pueblo costero que no promete más que mierda.

El amor es un ansia moribunda. Requiere sintonía, pero de esa que sólo se realiza fuera del tiempo y del espacio-cio-cio-cio-cio... Y el resto del tiempo a planear sobre ella en la medida de lo posible, con coordinación. Por qué no...

(...)

- Sonría, por favor.
- ¡Pa-ta-ta-pa-ta-ta-pa-ta-ta...!

(...)

Bueno...

Pero...

O sea...

Realmente...

,
,,

domingo, 19 de julio de 2009

Tarde-noche en la colina

Paja, hierba, sol.
El viento se va haciendo frío.

Trena, muro, musgo.
Amarillo escándalo de agua.

Luna, espacio, eco.
Una ola asalta el deshielo de las nubes.

Sombra, cielo, mar.
Y los recuerdos y destellos al final.

Escucha...

Trémula camisa de trajín de madrugada,
qué vientos agitan qué títeres del hilo.

Prismáticos de tiempo y hambre de medialuna,
frena la mirada, frena.

Disimulas mal la distancia de la escena.


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lunes, 13 de julio de 2009

Venganza indefinida

Hay tres tragedias pendientes entre tú y yo.
Dos para ti o dos para mí,
depende;

una tragedia consciente para sólo uno de los dos,
y dos, inconscientes como el cero,
prometidas para ambos
en el acento del reloj.

La vida juega su carta de fauce con el azar de los abismos,
y qué mutuo asesinato sería parpadear una nada simultánea de fortuna...

Si me llevara yo las dos misiones,
esperaría a la segunda con paciencia de columna
- pero sólo por pulsar tu melodía
con el rigor de tus notas arañadas en mi piel;

pero no me pidas vivir viviendo;
no al compás de medio escalofrío:
no nací para latir con el ímpetu lisiado
de los muertos desangrantes.

Haré honor a la herida del vacío,
la portaré como una fragua de odio incandescente y,
ante toda inocencia escrita en esperanza,
teñiré de negro todo el papel del mundo,
extendiendo mi sombra de ira por doquier...

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viernes, 10 de julio de 2009

Cyber-caños S.A., y las obligaciones de conciencia

Estaba en la Feria, en contra de su voluntad; la mierda de las obligaciones sociales laborales y toda esa basura. Tenía que pasar por estos trances ahora que, con un retraso de 30 años en materia de progreso “memo-técnico”, se habían puesto de moda por fin las medidas orientadas a facilitar la armonía en los grupos de trabajo mediante burdas maniobras para relajar las tensiones y lograr la camaradería imprescindible (según ciertos imbéciles que consideran que toda coincidencia desgraciada de más de una persona ha de convertirse en un equipo de baloncesto) para fabricar grifos (trabajaba para Cyber-caños S.A.) y competir exitosamente con varios miles de millones de chinos comunistas que trabajan a mala leche (y cobrando una soberana mierda) como si fueran proletarios ingleses del siglo XIX, ahí, al otro lado del mundo. Había que tener cuidado con estos ejercicios de armonía y camaradería, pues cada gesto y movimiento sería inevitablemente registrado por la jauría de perros carroñeros que tenía por compañeros. Aún así, a pesar de ser consciente de ello, se le daba mal disimular y permanecía en un segundo o tercer plano, sin integrarse en absoluto, deseando que aquello acabara cuanto antes.

Entonces, una de esas chicas que no paran de bailar y que no soportan que alguien no comparta su felicidad demostrándola mediante atenciones y piropos, se le acercó para “hacerlo feliz” como si la vida fuera una tómbola y ella una Marisol de pacotilla, pero con las tetas bien grandes, lo que hacía aún más obscena la escena.

- ¡Hola! ¿Por qué no bailas o haces algo? ¿Estás bien? Es que como te veo ahí parado e incómodo...
- Claro, bailemos: primero te daré unos pases de capote y luego te sodomizaré con mi estoque especial.

La chica se quedó completamente cortada y, tras una mirada asesina, se marchó de vuelta al tablao con ademanes pantojiles. Inmediatamente se le acercó uno de sus compañeros del departamento de caños orientables (sección de limpieza y mantenimiento).

- Tío, ¿qué quería la hija del Jefe de la División Nacional?
- ¿Esa era su hija?- dijo con un sobresalto y una sensación de infarto explosivo.
- ¡Claro, hombre! Tú, como siempre, sin prestar atención ni enterarte de nada.

Entonces la observó un poco más. “Dios mío”, se dijo, “creo que la he cagado y bien”. Debía de tratarse, efectivamente, de alguien importante, puesto que los trabajadores y los diversos jefes de la empresa la miraban con un cierto respeto servil y estaban muy pendientes de ella para atenderla en todo momento; incluso diríase que algunos, por la forma de mirarla y la excesiva galantería que mostraban, fantaseaban con follársela y ascender escalafones en la empresa a pasos agigantados y con la polla por delante, pues la idiota estaba buena y su inconsciencia de clavel de plástico de retrete de colegio del Opus no parecía suficiente para desinflarles la erección. El panorama de aquella cena era aún peor de lo que había imaginado cuando le “comunicaron” hacía dos días que “sería considerado por su parte que acudiera a esa cita en la Feria con sus compañeros de trabajo ese año”. Los ejecutivos mayores eran los peores. Salidos como perros del desierto, no paraban de mirarla de arriba abajo, y luego la saludaban desde lejos con la copa, con ese gesto piadoso de padre feliz y orgulloso, y esos ojos de depredador hambriento que no disimulaban en absoluto, a pesar de ser compañeros de su padre y poder ser (o incluso serlo), su padre, de hecho. Ella se comportaba como una princesa en sus dominios, satisfecha de la situación, y los demás lo aceptaban y le seguían el juego. Oli intentó tranquilizarse convenciéndose a sí mismo de que la chiquilla sería discreta con respecto a su pequeño “desliz”, dadas las posibles consecuencias nefastas para su puesto de trabajo.

- La niña está taco de buena, ¿eh?- le seguía contando el compañero- parece que le has llamado la atención.
- Sólo creía que no me lo estaba pasando bien y se preocupó por ello.
- Bueno, aunque tiene 25 años, anda colgada siempre de su padre, que la sobreprotege como si aún fuera una niña.

A Oli ese comentario le produjo un momentáneo ataque de terror.

- Ya. Bueno, las niñas de papá no son mi tipo- le dijo, para intentar disimular el miedo que recorría su cuerpo. “Una imbécil tiene mi futuro en sus manos”, se dijo a sí mismo, “así que el imbécil soy yo, no aprendo nunca”.
- Pues no lo digas muy alto, que aquí todo el mundo está pendiente de todo. Mira, ¿ves? Ya ha vuelto de nuevo a los brazos de papá.

Efectivamente, la niña había abandonado el tablao y, tras un abrazo, le estaba contando algo al oído y ambos le miraban a él, paulatinamente. A Oli se le erizó todo el vello y un escalofrío de horror recorrió todo su cuerpo cuando comprobó que su padre se dirigía hacia él directamente y con decisión.

- Huy, creo que te dejo a su merced. ¡Tienes futuro, muchacho!- le dijo el compañero justo antes de escaquearse de la situación.

- ¡Vaya, así que tenemos aquí a un poeta en nuestra empresa!- le dijo golpeándole cordialmente el hombro izquierdo.
- ... ¿Perdón?
- Sí, hombre, me acaba de decir mi hija que le has recitado unos versos. Me encanta tener empleados con inquietudes artísticas.
- Pero... En realidad...
- No sea tan humilde- le interrumpió enérgicamente- me acaba de decir que le han encantado esos versos y que sería muy amable por su parte que recitara para toda la caseta alguno de sus poemas. Ella es tímida y no se atreve a pedírselo.

Hasta entonces no había sabido cómo averiguar, sin retratarse, si la actitud inicial del Jefe de la División Nacional de Cyber-caños, S.A. era sarcástica, o si se trataba de una sutil venganza de la niña; ahora encontró la respuesta, confirmada por la mirada y la sonrisa cínica que ella le dedicó desde lejos mientras su padre le hablaba. Entonces ella se acercó a los dos.

- Sí- dijo ella con alegría- recita ese que empieza por “te daré unos colgantes de escote y te soliviantaré con esta noche especial”.

Ahora sabía Oli por qué se había demorado bailando, antes de reaccionar. La muy hija de puta había necesitado tiempo para hacer unos versos paralelos y absurdos que a él le sonaran a amenaza flotante, y que le confirmaran que estaba en sus manos y que tenía que prestarse a todo lo que ella quisiera.

- ¡Oh, sí!- dijo Oli, como si se le hubiera pasado por alto, mintiendo como un bellaco- es un poema de una colección que estoy escribiendo, inspirándome en la poesía cortesano-caballeresca. Supongo que su aspecto de princesa me ha hecho rememorarlo en el momento.

La chica sonrió con la malvada satisfacción de la venganza consumada. Además, al final, pensó Oli, la pedazo de cabrona había logrado el piropo que tanta rabia le había dado no llevarse. El padre se dio la vuelta y, con un gesto, hizo parar la música para que lo escucharan todos.

- Señores, ¡qué grata sorpresa me he llevado al descubrir que tenemos entre nosotros a un poeta!- dijo en tono de discurso, presentando a Oli con el brazo.

Un murmullo de comentarios corrió entre todos los presentes, con sus miradas puestas en Oli, ya directas o de soslayo, mientras cuchicheaban. “Me van a despellejar”, se dijo, “seré la comidilla de todos durante el resto del año, por lo menos”.

- Además- continuó el orgulloso padre- en esta noche tan especial, ¡nos va a honrar con la lectura de uno de sus poemas!

Todo el mundo aplaudió animosamente mientras uno de los camareros le acercó un micro del tablao. Ella sonreía maliciosamente, mirándolo a los ojos, disfrutando del momento hasta el delirio.

- Bueno- dijo Oli por el micro, turbado por la atención de todos y por la situación- en realidad, no me sé ninguno de memoria...
- Je, je, qué tímido es- dijo la chiquilla sonoramente, tras volverse para todo el mundo- ¡si hace un rato me recitó uno perfectamente!

“Dios mío”, pensó Oli, “hace falta ser taimada y retorcida; hace falta ser una gran zorra raposa para mantener ese nivel de mala leche durante tanto tiempo y con tanto éxito, sin resultarle agotador”. Casi envidiaba sus capacidades y, sobre todo, sus reflejos, su sibilina habilidad para dar por culo, y bien, a cualquier sujeto que se le cruzara en el camino.

- Bueno- continuó, sabiendo que no tenía salvación y que no tenía más remedio que resignarse- lo intentaré.

Todos aplaudieron. Carraspeó un poco y dejó pasar unos segundos para tomar aire, y luego se decidió a sufrir la ejecución tan maquiavélicamente perpetrada.

“Te daré unos colgantes de escote
y te soliviantaré con esta noche especial”

Hablaba, al principio, como los niños que son obligados a rezar en alto y que, como último recurso de derrotada rebeldía, lo hacen a regañadientes. Pero no podía recitarlo así, a no ser que prefiriera que el Jefe de la División Nacional de Cyber-caños, S.A. se enterara de sus verdaderos talentos. Miró a todo el mundo mientras averiguaba cómo continuar la farsa. “Dios”, pensó, “me lo tengo que inventar sobre la marcha, qué horror”. Aún estaba indignado y pasmado por la agilidad hijoputal que le había demostrado la princesa de la fiesta. Continuó con la humillación, deseando que todo pasara rápido y pronto.

“más si osas perturbarme con perfumes de aquelarre,
verás la fusta de mi fuego atravesar de sol a sol
cada una de las noches que estrellas como doncella,
y luces como un regalo de pastor.”

Esperaba que la velada amenaza del poema hiciera su efecto disuasorio sobre la maldita “princesita”, pero no pareció darse por aludida a juzgar por sus gestos de fanfarrona victoria. Todos profirieron en aplausos y felicitaciones. La música volvió, el Jefe de la División Nacional de Cyber-caños, S.A. volvió con los ejecutivos y la noche continuó su ritmo natural.

- Vaya- le dijo su compañero cuando pudo acercársele, tras las efusivas felicitaciones de todas las gordas de la caseta- eres todo un galán, je, jee. Creo que la niña está colada por ti…

Oli la miró mientras lo escuchaba.

- ¿Cómo se llama ella?- le preguntó.
- Irene- le dijo el compañero- será mejor que te quedes bien con el nombre, creo que lo vas a tener que pronunciar durante mucho tiempo, je, jee...

La mirada lejana de sádico disfrute de Irene no prometía nada bueno, no, aunque por motivos que ignoraba su compañero. Pronto, sin embargo, llegó la hora de sentarse a cenar. Era la noche del “pescaíto frito” y todos se ubicaron en sus lugares y mesas, jerárquicamente elegidos, lo que lo libró por el momento de los ataques de la chiquilla de 25 años, que, por supuesto, estaba sentada junto a su padre, en la mesa de los jefes y altos ejecutivos, venidos en su mayoría de Madrid.

La niña bebía y bebía vino sin parar, y era evidente que acabaría ciega perdida. Mientras esperaban los postres, el padre, que estaba pasando mesa por mesa y saludando a todo el mundo, se paró a charlar con él.

- Vaya- le dijo poniéndole la mano sobre el hombro- me han dicho que eres del departamento de caños orientables, de la sección de limpieza y mantenimiento.

Oli se atragantó un poco por el doble sentido de la expresión, dadas las circunstancias, y procuró contestarle sin que se le adivinara ningún rasgo pícaro en sus gestos.

- Sí, ahora trabajamos en un proyecto de limpieza de cañerías- “error”, se dijo a sí mismo- ehhh, ya sabe, diseñarlas para que se puedan introducir fluidos corrosivos por ellas- carraspeó un poco, la estaba cagando- quiero decir, limpiadores de cañerías- volvió a toser- para desatascarlas, eh, ya sabe- tosió de nuevo y tuvo que hacerlo cuatro o cinco veces. “¡Basta!”, se dijo, “¡estás empeorando las cosas, idiota!”.
- Chico- le dijo el jefe mientras le golpeaba la espalda- come más lento, que te vas a atragantar.
- Sí, disculpe- contestó, y se volvió a su compañero para encontrar algo de apoyo moral; pero éste comía con la cabeza gacha, fija en el plato, como si la carcajada pendiera de un hilo.
- Bueno, muchacho, disfruta de la cena.
- Gracias- dijo entre carraspeos.

La cena transcurrió con normalidad de ahí en adelante, para alivio suyo, y luego retiraron las mesas y todo el mundo se puso a tomar copas y a bailar. Irene estaba pillándose una papa descomunal, y bailaba, se levantaba las faldas, se tambaleaba cada vez con más frecuencia, siempre pendiente de él de una u otra manera. Justo cuando ya parecía el momento oportuno de largarse de allí, quedando bien con todos, se le volvió a acercar el padre de la criaturita.

- Bueno, muchacho, ¿qué tal va la noche? Yo ya no tengo tanto aguante, pero cuando era joven como tú era un fiestero insuperable.
- Yo no tanto, de hecho, estaba ya pensando en irme a casa, que mañana hay trabajo.
- Ya, ya; he estado preguntando por ahí a mis subordinados y me han hablado muy bien de una idea suya bastante interesante. Al parecer, ha iniciado usted unas investigaciones sobre formas alternativas a los fluidos corrosivos para desatascar cañerías.

“Es mi destino, está claro, no me podré marchar de aquí sin meter la pata del todo”, se dijo.

- ¡No me hable de usted, por favor!- le dijo con falsa cordialidad, intentando desviar el tema de la conversación.
- De acuerdo, pero cuéntame un poco por encima de qué va el asunto.
- Bueno, los caños orientables están muy bien, pero precisarían ser ensanchados para poder utilizar el artilugio taladrador que tengo pensado- “¡Idiota!”, se dijo de nuevo, “¡que te vas a descojonar en su cara!”.
- Ya, bueno, me lo contarás más adelante, en una visita más apropiada para la ocasión. Verás, tengo que pedirte un favor- le dijo, acercándose un poco más, buscando complicidad.
- ¿De qué se trata?
- Verá, es mi hija, Irene; ha bebido demasiado y creo que sería mejor que se fuera al hotel a dormir. La llevaría yo mismo, pero estoy hasta arriba de compromisos hoy y probablemente no pueda regresar a casa hasta bien avanzada la madrugada.

“No puede ser”, se decía, “no me lo va a pedir, ¿verdad? No lo va a hacer, ya he tenido bastante por hoy”.

- … y, bueno- continuó- como le has caído tan bien, me preguntaba, dado que además ya te vas, si no te importaría llevarla hasta el hotel para que se acueste.

Su compañero lo miraba desde tres metros con una sonrisa mordaz.

- Sí, claro- le dijo volviendo a mirarlo a él, desconcertado por la situación- ¡cómo no!
- Me dejas muy tranquilo- le dijo dándole otra palmada en la espalda- toma mi tarjeta, por si se pusiera peor y necesitaras llamarme. Menos mal que aún quedan caballeros y poetas.
- Claro- dijo tomándola y guardándosela en un bolsillo- será un placer poder ayudarle.

Entonces el Jefe de la División Nacional de Cyber-caños S.A. se fue hacia Irene, que intentaba hacer el pino en medio del tablao en la otra punta de la caseta, y pudo ver cómo la detenía, ella se incorporaba con mucha dificultad, y le comunicaba su decisión al oído, debido al ruido de la música; y pudo comprobar cómo ella ponía cara de gratísima y etílica sorpresa, mientras se le afilaba la mirada más lasciva que se le había visto esa noche y se la disparaba directamente a Oli con una puntería inmejorable. Tambaleándose, la chica se separó de su padre y se fue al cuarto de baño mientras soltaba pequeñas carcajadas y lo miraba desde lejos. El padre la esperaba en la puerta.

- ¡Vaya, vaya!- le dijo el compañero maliciosamente- parece que ha nacido una gran amistad, y un amor imperecedero…
- No seas cabrón, tío, la voy a dejar allí y pasaré de ella como de la mierda.
- Pues tú te lo pierdes, tío; yo no me lo pensaría dos veces; con ese culo, esas tetas, dios…

Justo cuando padre e hija llegaban, se retiró de nuevo cobardemente y lo dejó solo ante el peligro.

- Bueno- le dijo el padre- aquí está, no me ha costado demasiado convencerla, debe estar muy cansada...

La niña empezó a reírse bobaliconamente, retorciéndose sobre sus tripas.

- En fin- siguió contándole- ya ves cómo está. Muchas gracias por sacarme de este aprieto, te sabré recompensar.
- Oh, vamos, no es nada.
- La Feria es así. ¡Ya hablaremos otro día de su taladro limpiador de cañerías!
- ¿Qué?- dijo la niña- ¡Pfuaaaaaajajajaja!

Oli le pegó un pisotón en el pie y logró que parara.

- Ay, maldito villano. ¡Eresh un malvado, un maldadoo…!- dijo Irene con ese deje medio recitado de las trompas descomunales.
- Oh, disculpa- le dijo Oli- es que tengo los pies muy grandes y no veo por donde piso.
- Está fatal, anda, llévatela antes de que se ponga más en evidencia- le rogó el padre.
- No se preocupe, está en las mejores manos- y miró furtivamente a su compañero, que seguía la escena desde lejos, y éste se dio la vuelta para no reírse.

Salieron de la caseta y, entre los tambaleos y cánticos de la chiquilla, feliz en su borrachera, llegaron a su coche.

- Bueno- le dijo ella- ¿me vash a moshtrar tu eshtoque especial? Je, jeee...
- Sólo hago mi trabajo- le contestó Oli.
- ¿Y nunca she te ha ocourrido hacer alguna locura? Segurruo que foullarte a la hija del gran jefe te da un morrbo brutal, ¡jua, jua...!
- Bueno- dijo Oli, ya conduciendo- no estaría mal hacer algo fuera de las normas, ¿verdad?
- Puesh shí- dijo con contundencia- yo no shoy esha monjita mojigata que creen todos...
- ¿Seguro?- dijo Oli- Eso habría que verlo; seguro que te gusta hacerlo con la luz apagada; al fin y al cabo, las monjas siempre dejan una huella indeleble en las niñas a las que educan...
- ¡Puesh en mí no! Shería capaz de hacerte cosas que ni te imaginash, allí en el hotel, antes de que papi regreshe.
- ¿Lo dices en serio? Porque no quisiera asustarte con mis perversiones. Yo también podría enseñarte un par de cosas.
- Puesh no she hable másh- dijo Irene abalanzándose sobre él- al fin y al cabo, esh tu trabajo, ¿verdad?
- Sí- dijo Oli quitándosela de encima- pero, para empezar, me gusta llevar la batuta yo y prolongar la espera; así, luego, las cosas se cogen con más ganas.
- ¡Jii, ji, jiii! ¡Eresh todo un mashote, tío!
- Lo que tú digas pero, si vamos a follar, tenemos que parar antes a comprar una cosita...
- Hay condonesh en el hotel, no te preocupes, mushasho, ¡perfumados y con shaboresh, ja, ja, jaa!
- ¿Ves como eres una inocente? Tengo que comprar otras cosas, es una sorpresa para ti.
- ¡Ji, ji, jiii! ¡De acuerdo, me encantan las sorpresas, sobre todo esas!

Paró el coche junto a una Sex-Shop 24 horas.

- ¿Serás capaz de quedarte quieta aquí mientras hago la compra?
- ¡A shush órdenesh, señor!- le dijo ella saludándolo con la mano en la frente, como los militares, pero casi metiéndose el dedo en el ojo medio guiñado.

Buscó en la sección de consoladores y eligió un falo negro de grandes dimensiones. Cuando llegó a la caja, la dependienta lo miró algo sorprendida.

- Es que soy poeta- le dijo.
- Pues agárrame el pepino- le dijo ella, dándole la vuelta.

De regreso al coche se la encontró cantando el “aserejé”.

- Bueno- le dijo- ya podemos continuar.
- ¡¿Qué hash comprado, qué hash comprado?!- le preguntó con impaciencia infantil.
- Es una sorpresa- le dijo Oli- tienes que ser paciente. ¿Estás o no estás en mis manos?
- ¡Shí!- le dijo ella, repitiendo el gesto castrense.

Siguieron la marcha.

- No me vash a tener en cuenta lo del poema, ¿verdad?- le preguntó Irene.
- Ya es agua pasada. Me lo merecía por ser tan borde.
- Bueno, ahora te recompensharé con intereses... ¡jua, jua, juaa!
- Sí, creo que me daré por satisfecho si sabes hacer las cosas bien, porque, tú sabes hacerlo todo, ¿no?
- ¡Buah! ¡Nadie la shupa como yo, te lo asheguro!- e hizo el gesto con la mano y la boca- ¡Juaaa, jua, juaa!
- Bien, pero hay más cosas...
- No me da miedo nada y shoy una gran alumna, profesor, ¡ji, ji, jiii!
- Pues tendrás que aplicarte si quieres aprobar...
- ¡Ju, ju, juu! Me encanta, eresh un pervertido de verdad, de losh que ya no quedan, como dice mi papi... “Shí, haré todo lo que me ordenesh, esxcelenshia”- dijo poniendo voz de reverencia y gesticulando con las manos- ¡Jua, jua, juaa!

Llegaron al hotel.

- Ahora- le dijo Oli antes de bajar- procura comportarte. No quisieras que tu padre se enterara de esto, ¿verdad?
- ¡No, sheñor!- le dijo de nuevo con el saludo militar.

Bajaron del coche y llegaron al vestíbulo. Era uno de los hoteles más lujosos de Sevilla, como cabía esperar.

- ¡Buenas noches!- le dijo Oli al recepcionista- traigo a esta chica a su habitación. Se le ha ido la mano en la Feria y su padre me ha pedido que la acompañe para asegurarse de que llega bien.
- ¿Cuál es su habitación?- le preguntó a Irene el recepcionista.
- ¡Y yo qué coño shé!- dijo ella.

Oli buscó la tarjeta del padre.

- Es la hija de don Armando Castillar.
- Irene Castillar, ¿no?- preguntó el recepcionista tras consultar el ordenador.
- ¡Shush órdenesh!- dijo ella de nuevo en plan militar.
- Tenga usted la llave y no dude en llamarnos para todo lo que necesite- le dijo a Oli el recepcionista.
- Bueno- contestó- si sigue así, daremos varias vueltas a la planta para que camine un poco.
- Buena idea.

Tomaron el ascensor y llegaron a la habitación. Irene intentó de nuevo abalanzarse sobre él, pero Oli le paró otra vez los pies.

- Tienes que esperar, tengo que preparar la escena.
- ¿La eshcena?
- Sí. Primero desnúdate, que te vea bien- dijo adoptando un tono más autoritario.
- Me encanta eshte juego- dijo ella- ahora mishmo lo hago.

Se fue desnudando mientras se reía. Pronto estaba en pie, totalmente desnuda. “Está buenísima” se dijo Oli, “debería follármela ahora mismo y pasar de todo”.

- Bien, ahora abre el paquete- le dijo, tirándole la bolsa del sex shop.
- Dios mío- dijo, tras vaciar la bolsa, tirarla al suelo y sacar el artilugio de una fundita muy mona de imitación de cuero- ¿para quién es esto?
- Para los dos, pero sobre todo para mí- le dijo- ¿puedo contar contigo? Me encanta que me metan esto por el culo mientras follo...
- ¡Guaaaauu! Esh shierto, me hash sorprendido, camarada. Lo haré sin problemash, no te preocupes, lo haré como másh te gushte...
- Ahora túmbate, ábrete de piernas y empieza a chuparlo para mí.

Irene procedió obedientemente. Se veía desde lejos que se estaba mojando a raudales. Los labios de la vagina le brillaban y estaban ya dilatados.

- Ahora, empieza a metértelo por el coño, quiero oírte jugar mientras me maquillo en el baño. Tu tienes maquillaje ahí, ¿verdad?
- Shí- dijo entre gemidos, pues ya se lo había metido entero.

Oli entró en el baño y esperó, con la puerta cerrada. Siempre que ella dejaba de gemir, le gritaba “¡no pares!” desde dentro, y repitió el número varias veces, hasta que Irene dejó de hacerle caso y la pudo oír roncar. Entonces salió de nuevo a la habitación.

Efectivamente, como todas las órdenes del principio se las había dado desde la puerta del dormitorio, estaba Irene sobre la cama, toda abierta frente a la entrada, mostrando la vagina con una polla negra enorme a medio meter sujeta por su propia mano, chillonamente visible, de sopetón, para quien quisiera que entrara. Roncaba como una bellaca. No se iba a mover. Oli puso la tele y sintonizó un canal porno, con el volumen alto. Recogió la bolsa de la Sex-Shop y se aseguró de guardar la fundita de falso cuero del consolador en la maleta abierta de la niña, para que pareciera que formaba parte de su equipaje, y salió de la habitación. Tiró la bolsa por el triturador de basuras y bajó al vestíbulo.

- La niña está fatal- le dijo al recepcionista- la he tenido que pasear un rato por el pasillo. Voy a llamar a su padre.
- Es lo más adecuado, señor.

Al salir a la calle, marcó el número de la tarjeta.

- ¡Sí!- contestó Armando, rodeado de ruidos.
- Soy Oli, el poeta, he dejado a Irene en la puerta de la habitación, pero me da miedo de que se ponga mala, estaba muy borracha y creo que sería más correcto que la atendiera usted, dadas las circunstancias, pues está realmente mal. He tenido que darle varios paseos por el pasillo de la planta para que se pusiera mejor, pero me preocupa un poco el estado en que la he dejado.
- ¡Gracias, muchacho! Me das la excusa perfecta para desembarazarme de todos estos compromisos. Iré enseguida a verla, puedes marcharte a casa.
- Gracias, ha sido un placer- dijo Oli, y colgó.

Camino de su casa se encontraba feliz y eufórico. “Podríamos haber conectado, después de todo”, pensaba, “pero tenía que hacerlo, tenía que vencerla con sus propias artes”. Se preguntaba qué opinarían los técnicos de mierda de relaciones laborales sobre eso. “Una remontada del partido en el último minuto” pensarían, seguro.

Y, al fin y al cabo, un hijoputa es un hijoputa, y tiene que hacer siempre bien su trabajo.

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