viernes, 30 de octubre de 2009

Self-hacerse



¿Cómo explicar que una autopista llena de coches a 200 Km./h recorre mi abdomen y me sube hasta el pecho? Pensar es la lápida de la experiencia una vez vivida. Expresar, ser una antena, una estación de radio, una enfermedad radioactiva. Cargarse de magnetismo, electricidad y algunas dosis de uranio enriquecido.

Lo que veo por encima de las cabezas es un juego de sombras chinescas donde el equilibrio de lo-que-no-se-dice se sostiene cada vez por más alfileres, más inestables, para que siga el juego. Sólo hay que hacer de tu turno un misterio que trunque la eterna pregunta del jugador. Estar más alto, apostar en la bóveda, elevarse con cada duda, reinventarse haciendo de las críticas nuevos pétalos para la coraza. Es tan fácil, que cada victoria da vértigo porque nadie ve la clara vulnerabilidad que subyace en su propia disposición. ¿Cómo no se ve? o, mejor dicho, ¿cómo no se sintoniza con este canal que chirría delante de los ojos? Altura, abismo, desequilibrio, ¿ceguera? ¿sordera? ¿Cómo se vive con unos ojos y oídos impecables sin ver ni oír nada? Esa es la pregunta. Ahí reside el dolor, el enigma, la clave, la respuesta.

Jugar, engañar. Y la mentira se hace dueña hasta de sus creadores. Cuánta pretensión de crueldad y cuánta candidez desmentida y anónima. Pare una mentira, deja que crezca, suéltala por el mundo para que camine sola y un buen día te haga sombra. Todo vale menos la observación pasiva de los segunderos con su corazón de línea. Porque el corazón es curvo como un retorno eterno al remolino de su propia concordancia.

Me hago poema.

Como conjuro,
adivinanza,
canción de guardería
y cucú de pensamiento contra el tiempo...

... me hago poema,
y guardo mi luz en la armonía
de las manos contrapuestas
que se toman y se entonan.

El telón de las palabras
vive entre los párpados cerrados,
sobre unos ojos bien abiertos;
tan abiertos,
que sueño con mirada de llanura,
cortina de lino,
y un pecho que derrama su vacío
hasta invadirlo todo.

Me hago poema en la linde del segundero,
en la aspiración detenida de una asfixia caduca,
en una mirada de instante,
en el vacilar de la duda ante el espejo
y en el balanceo del alma
en el deseo.

Pero este poema eterno
no tiene título,
sino un susurro que sesea,
como la inercia de las estrellas,
la materia de que está hecho...

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miércoles, 28 de octubre de 2009

World Wide Cocina

Toca la cocina
su seriedad eléctrica,
y da frío.

Aún no he encendido la luz,
quiero su muerte de
velo de cripta.

Como siempre,
el holograma de un sueño,
justo arriba,
gastando luz.

¿No los ves, los sueños?

Saltan, diminutos,
del trampolín de tus pestañas,
privadas de sí...



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Zig Zaw Puzzle

Es un péndulo, la perra,
gira sobre sí misma con
intermitentes sonidos de patitas.

Suenan a plástico, debe ser cosa del suelo.

Tarde: se siente el caer del cielo sobre los hombros.
Quita el aire, todo se hace pesado y se ralentiza,
naranja,
como las mejillas.

Bueno, respirar; primero,
encender la luz.

Oh, bueno,
entra la noche y su aire frío,
poco a poco,
infecta cada una de mis plumas.

Qué primavera de otoño,
entran triunfantes
las heladas
y sus querubines de tormenta...

La perra se acuesta,
pero yo no he encendido nada...

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viernes, 23 de octubre de 2009

Casi

Casi caigo, pero no. Al final le dieron por culo al coche y me voy a comprar el guitarrazo y el rat de efectos digitales de mis sueños.

A la mierda los coches,

A LA MIERDAAA!!!

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jueves, 15 de octubre de 2009

Prenda encogida

Oh, sol, no te conozco, no debería conocerte.

El dolor se estira y se contrae y el movimiento es marrón,
marrón oscuro cuando acuchilla con los ojos cerrados.

Yo:
balsa que se desliza en las mareas de esta cabeza,
doy vueltas y vueltas porque pienso como una lavadora.

Oh, sol, no te conozco, no debería conocerte,
aunque sólo cuando secas mis palabras
se las pone de gala la gente.

Centrifugo. Pienso. Revoluciono el eje para que todo gire. Inundo. Enjabono.

Pero me duermo con el ruido molinete,
floto sobre aceites quemados,
no veo cortinas de seda en ningún sitio.

El sol se tañe en los timbales de mi sien,
se dilata en esta prisión de lavadora.

Y es tan pequeña esta cárcel,
que se me encogen los ojos de pensarla tan caliente.

Oh, sol, no te conozco,
no debería conocerte,
al menos;

desde luego,
no en este plano sin sombra,

... con estos ojos tan pequeños.

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miércoles, 14 de octubre de 2009

Mieshdukulturalnyi mostra über vacío (o Heart-beating fandango)

I like it vertedering,
I love it que flautiertes,
I adore a macarrón while hormigoneering,
I like it swearing gegenfandangos as serrín-duendes,
I like it goat-cantando,
I love it to’al carajo;

‘cos ant feeling a cada paso
ain’t no cucaracha soul…

Ich bim auch grapadora,
Ich bim auch plastienfisema,
Ich fülle mich auch einen cazuela
als eines selfish-papelera.

Papelera in the heart,
heart-beating hormigonera,
heart-beating silencio,
meshdunarodnyi mierda over surprised clamor.

Heart,
tachuela,
heart beating,
office-cleaning
from nodriza bien están.

And the land…

… the land…

… of the heart-beating fandango…

¿=?




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martes, 13 de octubre de 2009

Car cabra-casualty



Maldición, No puedo decir otra cosa. Maldición. ¿Por qué? Desde que me saqué por fin el maldito carné de conducir no pienso en otra cosa que en adquirir mi preciado vehículo. Todo porque cierto viernes de principios de mes firmé mi contrato laboral, lo que me ha proporcionado la liquidez y estabilidad necesarias para afrontar el gasto, y porque el lunes que siguió al viernes aprobé la prueba práctica. Así que aquí estoy, el anticonsumista militante de mierda, quedándose embobado a cada coche que pasa, averiguando marca y modelo y navegando por todas las páginas buscando el cacharro perfecto para mí. Me he vuelto gilipollas, señores. Es un hecho consumado. Aquí tenéis a un tonto más pensando en coches. Qué decepción, qué fácil ha resultado corromperme, ¿no? Y ser consciente de que a la vida le ha costado al menos diez años más que a cualquiera en lo que a arrastrarme a sus fangos pegajosos de inmundicia materialista se refiere, es consuelo sólo apto para imbéciles. Aún así, me he de defender, aunque levemente, de mis propios ataques.

Supongo que en una vida llena de alquileres y situaciones prestadas, el coche es el único habitáculo que podré considerar completamente mío, el lugar donde pasaré horas recorriendo carreteras en soledad. He descubierto que me encanta conducir. El equilibrio, el tacto, la observación y la anticipación son valores que ya conozco gracias a la música, y conducir un coche es parecido a templar con mesura un instrumento. ¿Quién dijo que la música es un arte que sólo se sirve a sí misma? Yo me respondo solo: aquellos que nunca han tenido ni idea del asunto (ningún músico te confirmará semejante sentencia); la música sirve para todo, pero sobre todo para conocer las fortalezas y debilidades de cada uno; las tentaciones en las que se es más propenso a caer y las virtudes más sobresalientes y prácticas que permanecen escondidas hasta el momento de la iluminación. El aprendizaje y la ejecución se constituyen por una serie de representaciones fieles (y análogas) a las particularidades que caracterizan la vida del sujeto y sus correspondientes conflictos.

Pero ello no quita que yo, en las últimas semanas, haya confirmado todos los mitos masculinos acerca de la memez del niño eterno que ansía su próximo juguete. Y la música es igual, vives soñando con la siguiente llave que te abra nuevos universos musicales de autoconocimiento; entiéndase por llave una Gibson o un rat de efectos alucinante. Juguetes, coño. Mi consuelo: Ojos de Mar está igual que yo, a punto de aprobar el último examen, igual de atenta a todo lo que se mueve, con ganas de moverse ella también. Pero ella no necesita este texto, estas viles excusas o este dialogo interno pseudo-esquizoide. En realidad, sólo lo necesito yo.

Y con un contrato recién firmado con Athenea Producciones por los U-Bets, ¿qué más se puede pedir?

“Mi cerebro no admite que me ocurran cosas buenas”, como dijo aquel (y no cito a Shakespeare, sino a Arnold Rimmer, personaje de “el enano rojo”, en el episodio titulado “mejor que la vida”), y vivo angustiado en consonancia. Duermo mal. Llego a los ensayos cansado. Sigo sin saber qué hacer con el ocio. Echo de menos al ser humano y cuando me acerco a él, quiero huir a toda prisa lleno de una sensación de vacío insalvable.

Tan sólo es... una melodía, un verso, un trazo.

Y el resto es una espera a que suceda algo gordo de verdad.

Creo que será un Fiesta.

Ahora soy una furcia. Una puta barata. Cada vez estoy más cerca de la esencia del ser humano. Todo el mundo está contento. Dicen que avanzo. Progreso.

Menuda eutanasia...

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martes, 6 de octubre de 2009

La cara y la cruz del alarido

El misterio tiene dos reversos,
el del secreto,
y el de la nada.

Como las palabras
que rodean rotundas
su propia cobardía
sin mostrar su materia:

indecisiones disfrazadas de fuego,
un anuncio que se dilata en el tiempo,
una garantía que no se cumple,
expectativas publicitadas
que saben a fraude.


¿Dónde están los versos,
dónde la sustancia,
dónde la final demostración
que supere el auto-spot
y el presunto secreto?

Mientras provoco y espero,
ilusionado,
mi expulsión,
suenan ecos de fraude
en los silencios que se cargan de palabras,
por no saber decir nada.

El misterio,
que especula con la mentira
y la trampa pícara del auto-stop
del verbo...

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lunes, 5 de octubre de 2009

La residencia geriátrica mundial



Vaya mierda de polen, por decir algo, que se está vendiendo últimamente. Viene fatal, además, para mis circunstancias actuales; porque hay un cosquilleo nervioso por debajo del estómago que no permite descanso, ni relax ni paz, y la mierda que circula ahora no ayuda en absoluto. Deben de haber roto las vías de entrada de un material más decente, las autoridades. Qué buenos profesionales.

Joder con la política de pulcritud eclesiástico-hospitalaria predominante, acompañada con la típica impertinencia de monja-mal-follada con la que se meten a legislar sobre conductas cada vez más personales. Como la publicidad de la anterior ley antitabaco, en la que mostraban a fumadores protestando en el trabajo sobre la nueva ley, para luego soltar la moralina final tipo “es por tu bien, en realidad tú también lo deseas pero nosotros te ayudamos a ver la luz”. Vaya con el estado-institutriz, la nación-baby-sitter y el cuidado despótico del ciudadano puerilizado por parte del piadoso poder establecido cuya filosofía se reduce a un kleenex (esterilizado, por supuesto). Vaya mierda de España, y vaya mierda de Europa.

Ahora que la generación de los ochenta toma las riendas vemos el resultado. Claro. Una panda de gilipollas que entronaron a caricaturas esperpénticas como Loquillo, Alaska, Madonna, Duran Duran, el tonto-kitsh de la movida madrileña o el horror vacui de Pimpinela a la altura nada menos que del estrellato (como presagio del actual orgullo latino entendido como una bofetada en las nalgas de una imbécil sin cerebro ni autoestima), no podían hacer otra cosa que rematar la obra con toda esta mierda de líderes mediocres, sin ideas, ni programa ni soluciones, pero, eso sí, muy bien vestidos, siguiendo la línea de vacío encefálico que iniciaron en la década de la estupidez superficial con sueños de yuppies con que atormentaron mi infancia. A la mierda sus pantalones de pitillo, sus peinados con gomina al slurp-vaca-style y la mafia de inútiles musicales que ahora lideran la rentable cossa nostra de la SGAE. No es casualidad que fuera en los ochenta cuando se empezaran las primeras campañas de penalización del humo.

Ahora que ellos ya tuvieron su movida y sus hermanos mayores de los setenta o los sesenta sus revoluciones de chichinabo, quieren descansar y dormir sus huesos de mierda, y pretenden convertir la ciudad en un geriátrico silencioso y vomitivamente cívico para lograrlo. Anda y que les den por el culo. No basta con haberse quedado toda la riqueza dejando una mierda descomunal para nosotros entre contratos basura y alquileres abusivos, sino que ahora pretenden penalizar las conductas de las que ellos mismos abusaron hasta niveles de delirio; porque fueron ellos los que entronaron en los setenta, en toda Europa, a maravillosos ejemplos de filantropía y civismo como ETA, GRAPO, el IRA, la RAF, Terrayura, el Exercito Guerrilleiro, los GAL o las Brigadas Rojas italianas, o los que insultaban a los grises en sus ruidosas manifestaciones. Y fueron los de los ochenta los que crearon la llamada “cultura de la litrona”, que tanta gracia les hacía entonces. Ahora mandan decenas de policías a detener a un solo chico en la Alameda de Hércules porque estaba bebiendo en la calle y pinchó las ruedas de uno de sus coches (ese rigorismo de los tontos que se excusan en que ese era el protocolo preestablecido, sin tener en cuenta el sentido común que, de existir, denunciaría dentro de sus cabezas semejante desproporción; vaya vergüenza de policía sin cojones, hay que añadir, ¿para qué mierda se les paga si montan todo ese cirio por una sola persona?). Al parecer, tirar cócteles molotov a la policía sí era loable hace veinte años, pero ahora no, pues ellos tienen que dormir bien para estar descansados cuando llegue la hora de alimentarse de la mierda de comida macrobiótica con la que calman su angustia existencial, su cobarde hipocondria y la total frustración propia del imbécil que no sabe ni hacia dónde va, una vez que se le acaban las consignas y las modas.

La nueva ley antitabaco pretende ser más estricta aún. Bueno, a mí me la suda, porque la mierda de pis-con-gas (o peace-con-gas) que aquí se sirve por cerveza y que yo ya no consumo, se sirve más barata en cualquier bar de viejos donde son lo suficientemente conscientes como para saber que ese mejunje es mejor beberlo bien frío, y no a esa temperatura que tanto les gusta a los nuevos pubs chic que inundan la alameda y que te la cobran, encima, a cojón de pato. Que se metan por el culo su nouvelle cousin con sabor a refrito agridulce y sus floreros de diseño. No pienso soltar ni un duro en ningún local moderno libre de humos. Do it yourself. Cook at home. Get stoned away from civilisation.

Pero lo que es realmente un crimen es que ya no haya polen decente en Sevilla. Eso es imperdonable. La solución se presenta siempre en la negación. No consumir nada en sus garitos. No pagar. Huir de toda esta mierda. Ser uno mismo la única y propia fiesta. La autogestión del ocio. Tocar la guitarra para no pagar derechos a la SGAE por poner música. Escribir nuestros propios libros en la web. Que cierren todos los locales y todas sus empresas de mierda.

Con el carnet de conducir recién sacado, con la grabación del disco de los U-Bets viento en popa, con mi contrato laboral por fin firmado, y no puedo calmar toda esta euforia de una manera civilizada, sino residencial (y, por qué no decirlo, residual).

Cada vez estoy más a favor de las armas nucleares. Sí. Que las tenga todo el mundo, por favor, hasta los Masai. Que se declaren bien de la humanidad. Al menos un hongo nuclear tiene dignidad en sí mismo, cosa que muchos deberían aprender no ya a tener (los tontos ni se plantean tenerla, ni comprenden su necesidad), sino al menos a averiguar qué significa.

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