lunes, 28 de diciembre de 2015

El trombón-desastre






Cuando uno se pone a rememorar épocas anteriores resulta sorprendente que sean siempre las más caóticas las que mejor recuerdo dejen, porque el caos, el desastre, la catástrofe tienen la garantía de autenticidad implícita. Las épocas felices suelen llevar consigo la sospecha lúcida del sueño narcótico que tarde o temprano se delata, las laboriosas, de lo estéril, pero es en el desorden genuino donde brotan inspiración y creatividad a raudales por una mera cuestión de concordancia con el sujeto. Para vivir en el desastre cómodamente es necesaria una predisposición, una vocación, un don, si se prefiere, y talento para sobrevivir- de lo contrario desaconsejo iniciar el camino del barranco. Este camino se lleva por dentro, no se elige. Te busca, te llama, como si fuera un trombón que al sonar te recordara la importancia de concordar el sujeto con el verdadero sujeto. El desastre de lo singular perdido entre la impersonalidad de lo ordenado obliga a que el ser-caos crezca en sí mismo, y no en los demás. Vivir zigzagueando entre tus sueños, que surgen solos como almas del subsuelo vaporosas, tener un proyector de realidades propio, te hace suficiente y sospechoso. El reverso tenebroso del caos es la soledad. La hay de dos tipos: la lúcida, o sea, la consecuente, y la otra, consistente en ir rodeado de existencias improbables que nunca serán capaces de verte y a quienes ciega la superficialidad descuidada de lo que se sabe trascender. La dimensión en la que operas tú es una dimensión para la que carecen de sentidos. El desastre civilizado anhela su naturaleza y se ahoga, y sólo un alma de una exquisitez casi imposible puede llegar a ver un eco hermano más allá de unas simples cortinas...


...
...
...
..
..
..
.
.
.



viernes, 25 de diciembre de 2015

Los secretos de la nada






La nada de la soledad,
o el testigo de lo mejor de nosotros...


...
...
...
..
..
..
.
.
.



lunes, 21 de diciembre de 2015

Solos




Cuando un vendaval arrasa una región
y aniquila toda forma de vida,
los fuertes son los que se quedan solos...



...
...
...
..
..
..
.
.
.

Jugador-juguete










Todo no es más que un juguete...

Puedo reorganizar el caleidoscopio,
reubicar espejos,
elegir el confeti sólo para que parezca que hay algo dentro
- cuando nunca lo hay en ningún sitio.

Si la nada se viste de colores, todos sueñan.

¿No has mirado nunca,
con atención,
tus brazos de muñeca,
tus ojos de cristal,
las pestañas de plástico y esas manos,
que sólo saben estar abiertas?

Y te hago mirar por el visor:

Mira, las formas, los colores
- lo vuelvo a agitar,
eh, mira,
mira de nuevo.

Puedo jugar contigo
o puedo irme al desierto
- es el poder, en la distancia,
ese espejismo de elección,
el que te hace caminar
en círculos concéntricos
que no comprendes...

...
...
...
..
..
..
.
.
.








Sobre lo que pone triste







Llevaba varios meses sin hablar. Sólo fumaba. Sin embargo era considerado, en cierta manera, una grata compañía por los demás a juzgar por la insistencia de mi entorno, que intentaba siempre sacarme de ese estado de letargo en el que intentaba no ahogarme. No recuerdo por qué, hacía varios días que me visitaba Olga, una vieja amiga con quien oía música, fumaba canutos y tomaba rayas. Pero no hablaba. Eso a ella le daba igual, hablaba por los dos durante horas, sobre la música que sonaba, sobre su vida o sobre sus desastres. Pero hasta a ella, al final, la desesperaba mi absoluta indiferencia hacia todo lo que no fuera mi tabaco y adminículos. Sabía que casi nunca la escuchaba, que mi cabeza andaba perdida en un mundo de recuerdos y suposiciones oscuras y dolorosas en el que la única certeza era el dolor. No podía escuchar. Mi atención se la llevaba una corriente que todo lo aspiraba hacia el fondo de un pozo, y no tenía brazos que me pudieran sostener durante más de tres minutos, con mucho esfuerzo, para prestar atención a toda aquella nada que me rodeaba que sólo era una parte indiferente de una nada mayor que me aplastaba por dentro y por fuera. Olga insistía para que la escuchara, me agarraba la cara con la mano para que al menos la mirara mientras me hablaba; me decía, con los ojos fijos y pegados a los míos, "vuelve o déjame entrar". Y yo me encontraba tan lejos de ella ahí, semitumbado en el sillón, con Olga casi sobre mí, con todo mi espacio vital invadido por su cara, que lo único sincero que le podía decir era que este era un mundo triste, que ella era una persona triste, que yo no era más que tristeza, que todo me transmitía amargura y pena, que nada me parecía digno de siquiera ser percibido y que nunca iba a cambiar, nada, esta vez no; esta vez me iba a quedar así para siempre, no lo iba a superar como en otras ocasiones porque las anteriores sólo fueron una broma y no estaba preparado para bajar tan bajo y ser capaz de regresar.

Pero en lugar de eso, me reía. En cierto modo, protegía a Olga de mis demonios. Todo mi dolor, y esa situación, y la imposibilidad, y no tener ni fuerzas para hacerte entender desembocaba en una risa de suficiencia que buscaba zanjar el tema por el camino más corto. El aire era marrón y triste. La luz era marrón y triste, el sol era marrón y triste y hasta el color rojo era marrón y triste. De repente la risa te salva de todo. Entonces, ella, desairada, me miraba con esos ojos únicos tan propios de sujetos llenos de curiosidad que ven de verdad. Cuando miraba así, me veía, y eso casi nadie ha sido capaz de hacerlo conmigo en toda mi vida. Ella tenía la virtud de ver mi alma cristalina a través de todas las máscaras y mentiras y le encantaba jugar a ponerme en un compromiso. "Cuéntame qué es" me decía y veía mi dolor oculto. Yo, que lo sabía, le devolvía su franqueza incómoda con cinismo. "He dormido mal".

Se alejaba, indignada. "Hipócrita", me decía. "No lo haces porque no quieres, pero sin engañarme, yo te he visto", repetía.

En una de estas ocasiones en que había logrado quedarme solo en mi local, regresó al rato para presentarme a una amiga suya, su mejor amiga, alguien estupendo, que hacía mucho que no veía.

- Bien, que pase
- Sales tú, estamos en el despacho de Carlos
- ¿Estáis seguras de lo que hacéis?
- ¡Sal!

Al final salí a regañadientes, llegué a donde ellas estaban, me senté. Me resultaba imposible compartir habitación con otros seres humanos y tener fuerzas para estar en pie. Me presentó a su amiga, Cristina se llamaba. A primera vista muy guapa, esbelta, distinguida. Es difícil explicar que la belleza pueda poner triste, pero así es: se te presenta como una aspiración no culminada a un grado de belleza superior que nada tiene que ver ni con facciones ni con cabellos. La belleza pone triste porque es un halo de falsa esperanza. Todo te entra por los sentidos con la garantía de que todo se acabará desmintiendo y de que no hay más que frío en este mundo.

Ella, sin embargo, parecía en otro nivel. Inmediatamente inició un interrogatorio mientras Olga preparaba una ronda para todos. Me miraba directamente a los ojos, tenía una mirada inteligente y franca.

-  Tú eres Kique, ¿no?
- Sí
- Dime, Kique, ¿a qué te dedicas?

Puede parecer extraño, pero mientras ella formulaba estas preguntas, yo le formulaba otras a ella que no me permitía pronunciar. ¿De dónde sacaba la energía suficiente para sentir un mínimo de curiosidad por algo? ¿Cómo conseguía esa apariencia vital y optimista? Me parecía que se debía necesitar toneladas de energía para sólo hacer eso. Pero decidí ser franco.

- Estoy harto de contar el mismo rollo de mi trabajo, me siento como un loro y siento náuseas cuando me oigo a mí mismo repetir todo el discurso otra maldita vez. No es ni interesante, ni me hace sentir realizado, ni me pagan mucho.
- No quiere hablar- añadió Olga- No le gusta.
- Ajá- dijo mirándome pensativa- estás pasando un mal trago, ¿no?
- Sólo necesito tranquilidad y tiempo, le doy a mi cuerpo lo que me pide, y me pide distancia
- Está hablando- decía Olga- Cristina, está hablando.

Más rayas. El novio de Cristina llamaba. Estaban enfadados y ella estaba bebiendo y drogándose con nosotros debido a ello. "Todos estamos muy bien", pensaba yo. Al final le estuve contando todas mis penas a Cristina hasta que llegó su novio Raúl. Un tipo simpático, estuvimos escuchando música y todo fue extrañamente bien.

Sin darme cuenta, era la primera vez que socializaba en cuatro meses. Que considerara "socializar" a eso era muy ilustrativo de todo lo demás.


(...)


Había pasado medio año desde entonces. A aquella "apertura" tan significativa siguieron muchas otras y en general, la gente del lugar dejó de llamarme "el espíritu" a mis espaldas debido a que ya hablaba con seres humanos. Me llamó Olga por teléfono.

- Kique, Cristina y Raúl, a quienes les caíste muy bien, me han pedido que te invite a su fiesta del viernes en su casa
- Puf, ¿fiesta? ¿Con gente? Me va a costar...
- Tienes que ir, es una fiesta temática de la peli the rocky horror picture show, ¿la conoces?
- Pedazo de musical, sí
- Hay que ir disfrazado
- Pero qu..
- Ni peros que valgan, ¿tienes un chaqué?
- s..sí...
- Ya lo arreglaremos, el viernes hablamos al mediodía. Vendrán niñas, a ver si te follas alguna
- ¡Pero es que follar me pone trist...!
- ¡Hasta el viernes!


(...)



Llegué a la fiesta. Era una casita adosada monisima en el centro de Sevilla. Disfrazado. Raúl ultimaba los últimos preparativos decorativos (estaba súper emocionado).

- Mira Kique- dijo señalando a un bolsón de marihuana- vete haciendo uno de esos.

Era una marihuana exquisita que fumé plácidamente en la gran terraza de la planta de arriba, tan buena que me hizo ascender a alturas maravillosas de las que es difícil bajar para una conversación banal de una fiesta. Me hice dos más mientras llegaba la gente.


(...)


Habían pasado dos horas. La casa estaba hasta arriba de invitados. ¿Quiénes eran todas estas personas disfrazadas? ¿Por qué estaba yo en medio sin hablar con un vaso en la mano, vestido de vampiro intergaláctico y con los ojos rojos y liando canuto tras canuto? Olga ya estaba borracha y empezaba a dar tumbos y a empujar a la gente y a liarla en general como era su costumbre. Yo estaba en la terraza y la veía formándola en el salón de dentro, y no podía hablar. Me apoyé en la barandilla dando la espalda a la calle para parecer más natural. Dios, veía dolor por todas partes, oía conversaciones donde la gente desahogaba sus frustraciones mediante la articulaciòn de palabras, y era capaz de ver las motivaciones que no se ven expresamente en la autopublicidad que todos practicaban. Entonces percibí por el rabillo del ojo que alguien a mi derecha intentaba entablar conversación conmigo, esos movimientos previos a las palabras, esas cosas. Aproveché e hice como que iba a con urgencia al baño y escapé. Entré en el salón. Mismo panorama. No sabía dónde ponerme. La verdad es que tenía ganas de estar en mi refugio caliente, mi música, café, tabaco, canutos y nada más que eso.

En el fondo del pozo no hay oscuridad ni angostura porque el pozo eres tú. Mi infierno era un espacio abierto e infinito en medio del cual yo tenía un refugio de hielo que era caliente por dentro, rojo en la oscura llanura blanca de un invierno sin final, y en esos espacios blancos de las llanuras y en el límpido firmamento oscuro del cielo imaginaba mundos enteros y, sobre todo, no necesitaba nada- a pesar del dolor hecho órgano gemelo del corazón.

Pasó Cristina, que estaba espectacular, y me presentó a otra amiga.

- Ah, Kique, ¿qué tal? ¿A qué te dedicas?
- Voy a bajar a servirme algo a la cocina

Huí a la planta de abajo y en la cocina estaba también Olga.

- Ven- me dijo llevándome a un dormitorio.

Allí se hizo más rayas. 

- Estupendo- le dije.

Ahora Olga estaba pedo perdida y subió de vuelta a la fiesta. Entonces, tras un minuto de pie, me dí cuenta de que una chica con un vestido rojo muy mona llevaba todo ese rato a mi izquierda, iniciando movimientos previos a las palabras y...

- Hola- me dijo finalmente
- Oh, hola- dije yo mientras intentaba pensar cómo evitar hablar. No podía hablar.
- Hablas poco, ¿no?
- Me cuesta mucho- le dije, y empecé a reírme.

Entonces pecibí un sonido familiar: ella había acercado el pelo a una de las velas de la escalera y estaba ardiendo. Le dí golpes con las manos antes de que ardiera todo y le eché el refresco encima por instinto por si acaso, dejándola perdida, todo su vestido rojo y maquillaje, de arriba a abajo. Al fondo, veía cómo se llevaban por la puerta a Olga a su casa en un estado lamentable.

- Lo siento, perdona, es que estaba ardiendo, no pretendía darte en la cabeza tan fuerte
- No, da igual- dijo ella toda aturdida por las hostias y cortada, tras lo cual resbaló con el líquido del suelo y se cayó al suelo de culo. Me puse a ayudarla a levantarse.
- ¿Estás bien?
- Sí, no te preocupes- dijo con prisa por largarse de allí, tras lo cual subió las escaleras todo lo rápido que pudo. 

Al rato, subí yo también murmurando para mí "un talento especial, sí". Estaban los mismos pero más borrachos. Todo me ponía triste. Todo excepto la chica del vestido rojo, que se había ido.

Así que me largué. Iban por la calle, delante de mí, los pasé de largo y seguí el camino hasta mi casa...
... pero, por un momento, tras haberlos dejado atrás, tuve el impulso de pararme; incluso de llegar caminando hasta ella...


...
...
...
..
..
..
.
.
.







martes, 15 de diciembre de 2015

Guiarte






Hay talentos para todo,
pero cada uno tiene su cómo y su cuándo;

también los hay quienes,
cuando todo está perdido,
cuando una estrella del cielo se aproxima
o va a explotar la tierra en mil volcanes,
surgen de su escondite
y con un poder ajeno a todo
nos hacen llegar,
borrachos de orgullo,
hasta la misma muerte...




...
...
...
..
..
..
.
.
.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Burbujas de aire




No se añora al ser,
sino a la capacidad de ilusión
que perdió por el camino
-igual que él...


...
...
...
..
..
..
.
.
.





lunes, 7 de diciembre de 2015

Coincidencias, cuellos y comadrejas







El lenguaje hablado es sólo una farsa. ¿Hay consenso realmente en la acotación de los conceptos sobre esa realidad que jamás veremos? El lenguaje es un pasatiempo, un ejercicio de una especie animal genuinamente esquizofrénica que sólo sirve para lo inmediato, pero desde luego es sólo un engaño comunicativo. Nadie ve nada a través de los ojos de otra persona, nadie es capaz de salir de sí mismo y resulta aburrido y desalentador comprobar cómo se discute sobre temas en los que se está de acuerdo, por una mera confusión terminológica o distribuciones conceptuales de la misma cosa que resultan incompatibles. Y nadie es capaz de entender eso: viven en sus películas de minidramas intrascendentes como si fueran un universo del que por supuesto te mantienes fuera porque no cabes en él. Una mera cuestión de claustrofobia. Nada tiene el más mínimo interés y la vida es sólo una droga, la mayor de todas, una realidad virtual que sólo se la puede creer un auténtico majadero. Un simple juego de mesa para chistes y chascarrillos chabacanos con café, mucha vanidad y muchas ganas de morir que la falta de conciencia y lucidez de los jugadores ignora, por no caberles en la memoria RAM de sus apps cotidianas ideas tan complejas.

(...)

Raquel fue durante un tiempo un giro enérgico y vital de cuello: en varias ocasiones en que coincidimos en algún bar, la caracterizaba eso. Podía notar con el rabillo del ojo cómo al pasar junto a mí y percatarse de mi presencia giraba la cabeza, toda entera, de un sólo gesto lleno de decisión, haciendo voltearse su largo pelo negro con ella, para analizarme de arriba a abajo mientras yo me hacía el despistado y asentía a lo que mi interlocutora decía, y luego seguir su camino a pasos largos y rápidos hacia su grupo de gente. Así la reconocía: al girarse. Me gustaba esa manera de mirar y moverse, denotaba personalidad. Fueron varias veces, la encontraba muy atractiva y tras la última decidí hacer algo por conocerla- no en el bar, donde los roqueros te saludan todos efusivamente para despellejarte luego. Es fácil localizar a los miembros de la secta de grupies y rockeros de barra locales porque se entremezclan, aparean y arrojan cosas como animales histéricos de manera endogámica, en grupos pequeños. Por ello, con sólo mirar los contactos de mi amiga fue fácil localizarla.

Resulta curioso cómo la lujuria es capaz de ensordecer las advertencias de la conciencia, tan vapuleada por la insensatez del corazón: esta clase de tías responden a un esquema animal de reacciones químicas aleatorias y tremendamente histéricas; más o menos como ellos. Que no noten tu inteligencia, sobre todo, porque eso les altera especialmente. A pesar de sus aspiraciones a la sensibilidad, la distinción y la elegancia, a la mínima les sale la comadreja de dentro y gritan, insultan, pierden los papeles, rompen cosas, amenazan y chapotean sin pudor en el barrizal de la indignidad. Viven una vida que aspira a una novela mala y tienen sueños de películas absurdas, pero al final sólo llegan a la altura de cualquier programa basura donde los participantes compiten por ver quién alcanza mayores grados de sordidez; follarse a los novios de sus amigas mientras el suyo hace también lo propio y recrearse en la tensión y el dolor de las situaciones las hace perfectas para eso, y además todo en casa, entre los mismos de siempre, como una gran familia, mientras se ponen a parir unos a otros para expiar sus conciencias vacías. En cierto modo es natural que acaben siendo grupies, es necesaria una mentalidad infantil y muchas faltas de miras para serlo y de eso andaban sobrados todos. Sin talento alguno excepto para beber, drogarse y follar (algo de lo que es capaz mi perro si se lo sirvo), creen que la creatividad, para cuya visión son miopes, les entrará por el puerto USB del coño, como por arte de magia, y que los méritos de sus concubinos se absorberán en un proceso osmótico a través de los tejidos de su aparato reproductor. ¿Cómo puede fascinar a nadie un músico sólo por serlo? La música está tirada (lo realmente difícil es la vida) y alguien que queda hechizado no por ella, la música, como un estadio superior de armonía matemática, sino por el músico, como si lo que hiciera fuera un acto de magia, demuestra ser lo suficientemente ignorante como los nativos de cualquier tribu cuando ven lo divino en un avión. No se puede traspasar la barrera de lo superficial con estas personas-comadreja. Lo importante es posar sin faltar al puesto ningún día, como si la saciedad de su vanidad dependiera de dejarse ver y opinar al gusto de una galería bizca.

Sin embargo, decidí no ser tan estricto; tal vez hubiera alguien detrás de todo eso. Tal vez Raquel tuviera algo dentro después de todo. Supongo que por fijarnos el uno en el otro simultáneamente decidí inventarme toda una historia que seguramente era mejor que ella.

(...)

Los conflictos personales suelen suceder por cómo se acotan los conceptos. Para algunos, el compañerismo contiene la permisividad ante pequeños abusos del otro; para otros, no. Y la guerra de recriminaciones da comienzo. Y para algunos la agresividad es aceptable hasta un límite concreto, que otros ubican más lejos o más cerca de sí mismos. En general, todos matan ante el miedo de no ser respetados, sea lo que sea lo que ellos entiendan por eso, y es innata la terquedad del simio por considerarse en estado de gracia sólo por ser él, sin ser suspicaz ante semejante coincidencia. Eso puede producir un ataque de ansiedad en un niño de cuatro años con un mínimo de lucidez en medio de crías de chimpancé que sólo piensan en plátanos. No es lo que sucede, sino no poder explicarlo.

(...)


Raquel tenía pareja, como comprobé al establecer contacto con ella vía facebook; sin embargo, la conexión entre nosotros crecía de manera exponencial a través de la red. Era brillante escribiendo, original y creativa, con mucho sentido del humor. Pero tenia pareja y era mi norma mantenerme al margen de ese mundo de engaños entre desesperados. Mala suerte. Parecía sensible, inteligente, le gustaba la poesía, la literatura, el arte, la música y el cine, y manejaba muy bien ese humor negro y sarcástico que tanto me gusta, con un talento especial para sorprenderme, lo que siempre ha resultado muy difícil, pero lo dejé todo aparcado. Si alguien te gusta realmente, no es buena idea empezar mostrando lo hipócritas, falsos, mentirosos y crueles que se puede llegar a ser, y el veneno de un mal comienzo condena a toda relación, porque los humanos estamos completamente locos y somos incapaces de perdonar o comprender absolutamente nada.

Sin embargo, semanas más tarde me escribió por privado para contarme que había soñado conmigo y que ese sueño acabó en la cama. Decía sentirse fascinada por mi mente y su contenido, debido a mi profusa y compulsiva actividad paranoide en facebook, y afirmaba que lo quería absorber todo. Siempre dejando esa estela de barco de bucanero, la sentías siempre al asalto de cualquier tesoro. También le fascinaba la cabeza de su novio; y la de su penúltimo novio, y el antepenúltimo. Jamás la oí admirar la cabeza de ninguna mujer ni de ninguna de sus amigas en esos términos apasionados con que otra hablaría de las respectivas pollas de sus amantes. Y ante sus afirmaciones empoderadas de no necesitar sexo, uno se preguntaba por qué no era capaz de admirar una mente sin un rabo adjunto, lo que evidenciaba carencias en su forma de "venderse" y un sentido competitivo chungo con respecto a otras mujeres. En fin, adorar a hombres y ansiar conseguir su superioridad mental no dejaba de ser un rol muy tradicional, aunque fuera vestido con tachuelas y chupas de cuero suficientes para otros. Pero yo seguía sin querer verlo: estaba empeñado en creer en la conexión extraña que manteníamos, en algunos momentos llenos de magia, en un extraño determinismo del destino.

Meses más tarde, tras una quedada de amigos en la que coincidimos todos, su pareja incluida, volvió a escribirme para contarme otro sueño. De pronto, estábamos hasta el amanecer escribiéndonos por el móvil. Sin darnos cuenta, se nos estaba saliendo el corazón del pecho ante nuestras palabras, y acabamos hablando de ello, y un mes más tarde quedamos y nos acostamos en lo que pareció ser un sueño que no estaba anclado a ningún sitio. Y a pesar de que adivinaba que ella sólo quería usarme para salir de una relación en la que se sentía encarcelada, seguí empeñado en que la gente no podía ser tan horrible como yo la veía. Que el problema era yo.

- Lo dejaré- me dijo.

Y la creí.

(...)


Otro de los problemas de comunicación humana es la confusión del sujeto con el objeto; así, se es capaz de atacar al otro por un espejismo de sí mismo, para expiar las propias culpas. Todo esto, unido a la confusión conceptual, explica perfectamente el por qué de una humanidad centrada básicamente en matarse los unos a los otros.


(...)


No lo dejó, en cada ocasión con una excusa distinta. Con el sentimiento de culpa fueron aflorando cada uno de los rasgos que ya había adivinado en ella tempranamente, aunque sin querer creerlo: crueldad, falta de sensibilidad, carencia de escrúpulos a la hora de hacer daño, frialdad a la hora de mentir de la manera más vil, carácter de comadreja salvaje que sólo reacciona a instintos e impulsos para hacer sangrar por hacer sangrar y sentirse viva.

Yo intentaba salir de aquello, porque veía que me había conseguido meter en esa historia que yo, por principios, rechazaba. Había un pulso sordo por derrotarse entre los dos. Raquel era una sombra que me había salido y que competía conmigo. "Odio que seas más inteligente que yo", "de mayor quiero ser como tú", "quiero robarte tu cabeza", "nunca te librarás de mí".

Las semanas transcurrían, nos empezamos a engañar mutuamente, poco a poco el veneno de lo que mal empieza iba contaminándolo todo. Haciendo balance, había sobre todo malos momentos, noches sin dormir, ansiedad y agresiones verbales. Sólo al follar se estaba bien porque apenas hablábamos, sólo para hacernos confesiones que luego negaríamos.

La dejaba, ella volvía. Me dejaba, al cabo de unos días regresaba, se me colaba sin avisar en mi casa o en mi estudio. No respetaba nada, ni acuerdos ni pactos ni decisiones. Y siempre entre insultos y afirmaciones crueles sobre lo poco o nada que me necesitaba, o lo poco que yo valía, lo patético que era ante sus ojos, la terrible nada que me contenía o la mierda que era yo, comparado con su pareja, por ser un parado de mierda y un cero a la izquierda. Y luego regresaba siempre. No podía tolerar que yo no quisiera verla, era un traición a su concepto de amistad. Ella acotaba ese concepto de una manera amplísima, incluyendo dentro de él aspectos tan dispares como el odio, el desprecio, la crueldad, la insensibilidad, la desconsideración, el egoismo y la total arbitrariedad en un comportamiento que no acepta ningún tipo de compromiso ni de coherencia, por su parte, frente a una simple aceptación de los hechos sin rechistar ante nada, por la mía. Es decir, la amistad incondicional de un padre. Esa coincidencia que apuntaba arriba, donde lo más excelso coincide con uno mismo y lo hace merecedor de todo sin deber jamás nada ni tener que demostrar nada a nadie.

Si le decía que fueramos sólo amigos, se me tiraba al cuello y no paraba hasta acabar de follar; luego, días más tarde, me proponía lo mismo como si lo hubiera descubierto ella, y volvía a pasar, acto seguido. A la décima pelea, que quedó en la fase del ya monótono ciclo titulada "seremos sólo amigos", simplemente me harté y lo mandé todo al carajo. "Tú y yo no hemos sido amigos nunca" le dije. Semanas más tarde volvió a reaparecer para decirme que había dejado a su novio y, llena de remordimientos, soltó todo su rencor hacia sí misma sobre mi persona. Más tarde empezó a follarse a mis amigos y a contármelo. Efectivamente, yo sólo fui la llave para abrirle la puerta a la libertad, y ni siquiera se mostró agradecida por los servicios prestados, sirviéndole en bandeja lo que su cobardía no era capaz de darse a sí misma...


(...)


Cuando se acotan los conceptos tan mal, cuando la amistad, el amor paterno y el romance se mezclan y confunden, y los sujetos y objetos bailan y se intercambian los papeles, y se confunde el interior con el exterior, y se está tan brutalmente desorientado, está todo perdido. Es un ejercicio penoso intentar racionalizar el capricho infantil de una mente enferma para convertirlo en un esquema de valores coherente. La veía intentarlo y me sentía cansado. Y regresaba, una y otra vez, como si mi "amistad", que ella confundía con amor paterno, fuera imprescindible para ella, y por mi parte, fuera moralmente imperativo mantener el contacto con semejante mustélido y quedar a merced de una cabeza-veleta que no tiene miramientos con nadie. ¿Qué era eso que Raquel buscaba y tanto necesitaba?

Los conceptos parecen acotarse solos cuando no se les mira, y no mirar es abrir la puerta a la nada...


...
...
...
..
..
..
.
.
.



Retrato al fuego








Cuando quemas un retrato,
quemas el momento
y el sentimiento que lo originó:

esa imagen
no volverá jamás...


...
...
...
..
..
..
.
.
.

Reclamación a la Nada







Nada,
¿qué me escondes?

Mis primeros recuerdos aún sentían
la oscuridad del sueño de no existir:
mi vida era tan larga
en mi memoria como ahora,
y toda la inmensidad del resto
era un límite difuso,
como un cielo sin estrellas y aún más grande:
Nada, estabas tan cerca
que sentía tu aliento de sima
pegado al mío.

Y bien temprano
me hizo una visita la muerte
para mostrarse y saber qué es
- me llevó por los aires de la mano
al extrarradio de mi propia respiración...

¿Recuerdas, Nada,
volar a voluntad en sueños?
Eso es morir.

Nada,
me has podido llevar tantas y tantas veces
que creía que me guardabas algo;

sin embargo,
me escondes un pacto para jugar a un juego,
que yo olvidé al nacer,
y que tú, fraudulento vacío,
incumpliste luego...



...
...
...
..
..
..
.
.
.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Tren fatal





Una bolita de instintos,
como espoletas de estímulos,
con la imprevisibilidad sangrienta de los gatos;

que está a punto de estallar desde hace años,
que le hierven los ojos en la rabia de mil luciérnagas,
que escupe lava de sangre en el verbo envenenado
que dispara a sus propios desaires.

¿Cómo darle algo trascendente
si no lo puede asir y blandir contra todos,
indiscriminado como el garrote que le empala el alma?

... grita y patalea,
despeinada y para todo el mundo,
la misma vieja canción:

... "porque perdí en algún
vodevil barato de barra
mi propio sujeto"...



...
...
...
..
..
..
.
.
.

El avestruz y el cóndor







Como un naufrago busco a mis compañeros perdidos:

¿Por qué veo alas
donde sólo hay peso?

No busques pájaros terrestres
aunque te aburra y deprima
la insensatez de la estepa:
olvidaron volar,
y hoy sólo rompen cráneos
con sus picos resentidos
- si alcanzan a engañar a un cóndor,
que vuela alto,
sólo pendiente de la vida
y de la muerte,
le intentarán arrebatar las plumas
por un placer lacónico
de humillación amarga...




...
...
...
..
..
..
.
.
.

Antídoto






Cuando miro a lo errático,
que baila inconsciente su danza de peonza,
como si todo lo que aparenta,
fuera,
éste se detiene,
grita que no me necesita
y continúa hasta que vuelvo a mirar.

Y así todos los días durante miles de años:

sólo porque veo en su inocencia
el triunfo del engaño
cree que voy a tirar de su cuerda
- comprendo lo que no sabe comprender,
y así se rompe el hechizo...



...
...
...
..
..
..
.
.
.

La falta en la mentira










Jactarte de tus propias mentiras
es publicitar tu falta de escrúpulos,

y no hay mejor vestido para la nada
que la falta de todo...



...
...
...
..
..
..
.
.
.



sábado, 5 de diciembre de 2015

Discriminando rasgos






Buscas algo,
y lo que buscas no se encuentra:
estas cosas ni se ven ni se palpan
ni están en ningún sitio,
no se compran
-ni menos se pactan.

Pero incluso en el imposible caso
de que vieras un brote de eso que quieres robar,
y tiraras de él,
sólo arrancarías la última raíz
cuando todo mi ser estuviera fuera de la tierra
-que no lo sepas
es lo que lo explica todo...

...
...
...
..
..
..
.
.
.














A solas







El silencio y oscuridad vuelven locos a los hombres:
nada es peor que sentir cómo se expanden,
a solas con el tiempo...

...
...
...
..
..
..
.
.
.

Receta para muertos vivientes





Al amor se le mata como se matan
todas las cosas vivas:

hiriéndolo sin pausa...

... muerto.


...
...
...
..
..
..
.
.
.

Los dos








Hay siempre dos tipos de personas,

las que ven en la nobleza un saqueo
y desean el talento por poder,
y las que en la nobleza está su hogar,
porque ya lo tienen...


...
...
...
..
..
..
.
.
.







Usar antes de huir








Todo fue mentira:

era sólo una llave
que encajaba en la cerradura
de una puerta...

... sin embargo,
al mirar atrás,
cubren las huellas
las brumas de los sueños,
o lo que es nada...


...
...
...
..
..
..
.
.
.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Espejismo




El precio de pensar en grande es ver
la nobleza del búfalo en minúsculos ratones:

el poder de darles grandeza
lo visten como una capa,
se creen gigantes,
y por eso nunca crecen...

...
...
...
..
..
..
.
.
.

jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Por qué?



Repito:

Hace girar la moneda sobre el canto como un trompo,
pero las de ella nunca se paran,
nunca son cruz,
nunca son cara:
siempre son giro,
redondo y rotundo
con destellos de metal...

Por eso no entiendo tu pregunta,

ni tú entiendes mi respuesta...

...
...
...
..
..
..
.
.
.

Conocerse en sueños








... será otra noche en vela.
Nadie avisó del beso que hace nocturna
la vigilia, y somnolientos los días...

La vida se llena de criaturas que reflejan el sol y proyectan sombras,
- a veces surgen luces cegadoras con oscuridades totales...
Ninguna duerme.

Todo está de más contigo
y todo está de menos sin ti,
en cualquier noche
- qué extraño hermanamiento de monstruos
sedientos por romperse en una misma madrugada,
sonriendo...

...
...
...
..
..
..
.
.
.