jueves, 10 de diciembre de 2009

Re-Chord

Lo volvería a grabar todo de nuevo, ecco-record in my mind.

Ecco por que es eso, suena como eco y significa "he aquí" en italiano; repetir, volver a oír, tocar de nuevo, escuchar el mismo sonido, la misma melodía, argh, en consonancia. Record por lo obvio. Y re-chord porque hay que tocar el mismo acorde varias veces, varias miles.
En realidad, ¿qué coño hago yo explicando estas cosas? ¿¿Me he vuelto optimista??
Todo debe ser consecuencia del hábito de ir al curro, luego a casa y luego al local a grabar o mezclar. Ir a trabajar no es un hábito saludable. No tengo tiempo para malgastar la vida, el resto del día me lo paso metido en el local. Resulta curioso. Esos términos, como "malgastar", en el contexto de arriba, parecen proceder de una imagen de la vida análoga a la de un cubo; yo apostaría más, a la de uno de latón, lleno de agua; a las formas de procurar que no se derrame el contenido lo llaman moral, o ética. Por ello hay que economizar la vitalidad de manera que al morir tengamos la misma que nos trajimos al nacer.
Debo decir que en algunos aspectos, al menos con estos ejemplos, no resulta tan raro (ni incivilizado) el hecho de que la mayoría de los paleo-intelectuales fueran presa favorita de las piedras de sus semejantes. ¿Me desvío? Bueno (pero, ¿qué coño haces?)
Pues eso. Ojeras. Desaliño total. Todo el día usando de manera práctica (¡un escándalo!) los engranajes del coco. Supongo que para los paleo-intelectuales esto equivaldría al asa del cubo.
Raro es que consiga dos horas para entenderme mejor con el rack y la pedalera, nuevecitos y por ello completos desconocidos para mí. Me enfrento entonces a esas dos horas largamente esperadas lleno de consternación apriorística: sé que la presión podrá conmigo y que no seré capaz de entender nada; en cualquier caso, la sola hipótesis arriba formulada merma siempre mi autoestima; lo suficiente como para dejarme en un estado de semicatatonia furiosa para cuando lleguan los demás, agotadas las dos horas, con resultados, sí, pero preso de una obcecación que no se podría calificar de otra forma más que "cojónica", por un detalle sin importancia, para el más común de los sentidos. Y ya no puedo dormir. Como tampoco lo hago del todo agusto si alguna grabación sale mal. Llamo cabra a la perra. Menos mal que todo marcha bien y que acabaremos pronto. Luego volvemos a los ensayos y a tocar de nuevo por ahí. Sí. Pero...
El local es un cubo.
Lo quiero llenar de espejos.
Que mientan,
que mientan...
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