jueves, 10 de septiembre de 2009

Lechuza et ameba

Debo llegar a tiempo. Debería haber resuelto esto antes, he perdido mañanas preciosas mirando cosas en el techo. Ahora estoy con la lengua fuera y el corazón en la boca intentando llegar antes de que esa maldita oficina cierre. Piiiii.

- ¿A qué pitas, cabrón?
- ¡Quítate de enmedio, sonado!

Mierda, odio los putos agujeros en el asfalto justo antes de llegar a la acera. "Enseñar-dedo-a-cabrón"... ajá. Bien. Si es que me encanta. "Caminar-de-dos-en-dos-losetas". Dejarlo todo para el final me hace segregar cositas en la sangre- "esquivar-mierda-de-perro"; nota: ¿por qué no mandar a un campo de trabajo de Pol Pot a sus dueños? Bueno. Es que da un placer parecido al de ahorcarse. Ese final que se acerca y el dolor y la agonía, que crecen exponencialmente, pero infinitos como una aporía de Zenón. No lo puedo evitar. "matar-tres-come-pipas-con-lazo-que-caminan-del-brazo-a-lo-largo-de-la-acera-invadiéndola-toda-como-si-el-mundo-estuviera-encantado-de-la-parsimonia-de-su-metamorfosis-de-lerda-a-bruja-subnormal". Ahí esta la oficina. Espero que esté abierta. Por favor.
Cruzo. El hijoputa del BMW acelera el muy cabrón cuando me ve cruzando. La puerta. Abierta. Bien. Buf, si no llego a mandar esto hoy, me quitan el paro. Tres semanas tumbado a la bartola para que pasara esto. Hubiera estado bueno. Puff. No sé cómo me he podido quedar dormido hasta las 13.30. Menos mal.
...
El chico entró en la oficina de correos, pidió un sobre, escribió la dirección, metió la documentación y se pasó el pegamento por la lengua, cuando, de pronto, un estruendo musical y unas luces de colores se encendieron hacíéndole dar un brinco, y un montón de payasos, músicos con tropetas, trombones, hombres orquesta y malabaristas entraron escoltando a un señor vestido con un frac y portando un micrófono, con cámaras por todos lados. Sí, eran de nuevo los de Cicuta-Sorpresa.
- ¡Bueno, colega: hemos impregnado con cicuta el pegamento de este sobre!
(aplausos, gritos, risas, silencio)
- Sí, por fin el azar nos ha desvelado la identidad de la víctima de esta semana, así que, ¡vamos a conocerlo cuando aún estamos a tiempo!
(Más aplusos, gritos y carcajadas mientras se acerca con el micro, acompañado de un camara, al sorprendido parado)
- ¡Bueno, caballero!- inició cordialmente, tomándolo de la cintura- venía usted colorado y sudando, ¿A qué venía tanta prisa?
- Ehhh- dijo él, algo mareado ya- tenía que mandar- tragó saliva y miró a su alrededor, pálido- unos papeles muy importantes para cobrar el paro..
- ¡Bueno!- respondió el presentador- ¡Ya no tendrá que preocuparse ni por el paro ni por el trabajo!
(Aplausos atronadores, risas nerviosas, carcajadas asfixiantes)
- Déjenme, tengo que ir- dijo tambaleándose- tengo que ir a sellar esto que- dos payasos lo sujetaron en sus brazo- sellar, sellar...
Mientras se desvanecía, el presentador estaba ya atendiendo a la directora de la oficina, que hacía declaraciones a la cámara.
- ... puesto que en correos estamos para que la gente se mande felicidad los unos a los otros, y apuestas como estan son una maravillosa eutanasia que les evita la frustración de no encontrar empleo y...
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