lunes, 16 de abril de 2012

San Francisco, en la boca




Resultó todo muy extraño; porque, desde la concepción inicial y aquellos primeros aleteos juntos, habiendo compartido la experiencia de los consecutivos ciclos de metamorfosis como verdaderos hermanos, tan sólo bastó un instante de retraso, justo al final. Cuando sacó la cabeza a la superficie, mientras jadeaba ahogado y exhausto, comprobó que ya habían construido San Francisco.




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