miércoles, 28 de abril de 2010

Non accepted anclas

Echar el ancla o levarla
es el vestido de la duda.

Pero cuando no se tiene,
cuando ni siquiera se es barco,
se atraviesan las miradas
en mutuo escapismo de cristal,
y las palabras suenan
entre espejismos que no se pueden topar,
observar y reconocerse;

Y el idioma se extraña de sí mismo
como si no existiera.

¿Acaso es real?

No existen ni el verbo,
ni el mar,
ni los barcos ni,
por supuesto,
las anclas de la discordia;

ni existen las olas,
ni que decir tiene,
por mucho que te maree este vacío,
rebosante de ilusiones huecas...

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