miércoles, 22 de septiembre de 2010

Atentado monedista

El aire,
que te rodea,
el aire.

Se hace puzzle, se enrosca y se tiñe de vela,
el aire.

Piezas como palabras que se enredan,
corrientes que hablan como descargas,
piezas de papel que se encaraman,
una a una,
por el viento flotante de la espada;

y que viva el aire,
y vívelo como es,
rebosante del naranja de esta tarde.

La tierra, el mar y los tejidos,
el oro, la embriaguez y las candelas;

tan sólo déjame a mí el aire,
resignada,
y yo lo injuriaré con mis teselas.

El aire,
que te rodea de bruma,
el aire;

el aire,
que me inflama
como un astro
tu atmósfera de luna,
el aire...

Como un conjuro,
haré la alquimia del color
allá donde sólo un todo cabe
y nada existe;

sólo el agua,
fría, transparente, incolora;
sólo el cielo y su mentiroso viento,
sólo el sueño y sus fraudes de promesas,

conforman mi reino de castillos en el aire,
-tu aire,
que te rodea,
el aire-,
y el conjuro,
la tormenta,
el calor
y la promesa,

se te presentan,
en la nada,
con todas las luces technicolor
de mi alma enferma,
como si de un proyector
se tratara...

...
...
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