viernes, 16 de enero de 2009

Jaque Pastor


Juguemos al ajedrez.

Ay, querido, tú tienes cuatro torres y yo sólo una; ¡qué bien te lo has montado en este lucrativo negocio del fanatismo y de la muerte! Quiero derribarte a ti, a tu rey de Sión del momento, aunque me cueste el resto de mis fichas. Quien antes extermine al otro gana, ese es el juego. Qué suerte tienes de jugar con ventaja; si yo tuviera tus medios aniquilaría a toda tu población sin dudarlo, pero la batuta, el visto bueno de la Unión Federada del Ajedrez Sangriento lo tienes tú. Te envidio, maldito. Aún así, no creo que ganes la partida, tendrás que cancelarla antes del desenlace, pues yo represento para tu público consumista, ese que habla y opina sobre nuestro drama desde vuestra torpe libertad de expresión (no sé cómo la mantenéis, nosotros no la permitimos), la actualización del ideal romántico de la rebeldía y la lucha por la justicia, y con tu ventaja me cuestas varios miles de muertos más que yo a ti. Te detendrán antes; puede incluso que pierdas el gobierno. Ese será mi Jaque Pastor: ganarte sin casi utilizar el ejército que apenas poseo.

Has perdido tu identidad y hasta confundes la mía; pero la idiotización del individuo que significa tu modo de vida juega para mí (yo idiotizo a mis súbditos mediante una vieja droga, la misma que tú utilizas también para convencer a tus asesinos dubitativos: religión). ¿Qué haces aceptando mi desafío, poniendo las fichas sobre el tablero, comportándote como a mí me gustaría comportarme? Pues yo soy terrorista y a esto es a lo que me dedico, pero, ¿y vosotros? Aceptar mi juego ya os delata como malos estrategas para el ajedrez.

Cuando cruzasteis el umbral hace tantos años y empezasteis a ser como nosotros, nos disteis alas; la gente ama la visceralidad cuando matan a sus familiares inocentes. Ahí estábamos nosotros, profesionales del horror, para ofrecerles una venganza y ejercer nuestra labor a cambio del poder en Gaza. Un poder tan absoluto como nos lo permitan los bombardeos. Matar respaldados por un pueblo y por vuestra opinión pública. Os habéis hecho de un buen puñado de memos: a muchos de ellos nos los cargaríamos de inmediato si actuaran aquí, en Gaza, pero vosotros permitís que hablen incluso cuando va en favor nuestro. No os entiendo. Si os convertís en terroristas, ¿por qué mantener la pantomima en casa?

Y lo mejor es que, después de ejercer vosotros el asesinato de manera tan masiva y eficaz, aludáis a nuestro sentido de la responsabilidad para con nuestra población civil. ¿Es que aún no os habéis dado cuenta de que no valoramos la vida ajena?

De pronto, el Estado de derecho-terrorista alude al sentido del Derecho del Grupo Terrorista. Se dan la vuelta las monedas. La cara se hace cruz y viceversa.

Hay juegos que es mejor no jugar nunca.

Recordad, no somos más que terroristas. La vida para nosotros no es más que una moneda de cambio para alcanzar el poder.

Una insignificante moneda para comprar unas cuantas cosas.

Mi hipócrita contrincante de la sangre,
mi semejante, mi hermano...

...
...
..
..
..
.
.
.

2 comentarios:

Jaime dijo...

"Dios mueve al jugador, y éste la pieza,
¿qué dios detrás de Dios la trama empieza,
de polvo y tiempo y sueño y agonías?" Ajedrez. Jorge Luis Borges

Viaje al Fin de la Noche, obra magna. Saludos.

Jaime dijo...

Gracias. Te leeré a menudo, me ha impresionado como escribes. Un saludo.