martes, 15 de mayo de 2012

Cretino-eraser





Supongo que llegará el día (si esta civilización no se hunde antes) en que la manera de conducirse en las redes sociales se culturice; no me refiero a que se haga más ilustrada, sino a que las conductas y los códigos sobre la cortesía, la educación y las maneras calen en el inconsciente colectivo y entren a formar parte de la cultura popular con las raíces bien enterradas, para que dejen de darse actitudes o conductas tan extravagantes como las actuales; es decir, que la gente desarrolle un instinto sobre lo que es y no es conveniente dejar caer en la web, que se aprenda a detectar a los farsantes y otros personajes que aún hoy pasan desapercibidos, que se evite actuar públicamente cuando se está desbordado por los sentimientos, y un largo etc. Mientras tanto, queda observar el show, y luego la consiguiente duda.

Porque ver desde lejos cómo alguien la caga resulta desagradable; ver desde lejos cómo alguien pone a merced de la crueldad gratuita de los internautas sus propias debilidades es un espectáculo que no gusta presenciar cuando se es como yo, máxime cuando además el sujeto no parece darse cuenta de lo que hace. Acabas enterándote de miserias personales de gente con quien en realidad no tienes trato ninguno: separaciones, broncas de pareja, complejos de inferioridad, odios resentidos, romanticismo relamido, obsesiones sexuales en contextos inverosímiles (los hay hasta eclesiásticos): ahí llega el dilema: ¿seguir viendo un drama vergonzoso como testigo o evitarse un mal rato que como mucho lo único que te va a aportar es una lección que tú ya tienes aprendida? Porque, a veces, permanecer pasivo equivale a un ejercicio de complicidad, y hay cosas en las que mejor no complicarse porque apestan desde lejos.

La red aporta medios y oportunidades que aún son vírgenes, los sucesos ocurren con frecuencia sorprendiendo a los propios desarrolladores de los terrenos comunes, y los errores en el uso se suceden, a veces rozando lo legalmente cuestionable. Persecuciones, acosos, campañas difamatorias personales, son todo parte de la enorme efervescencia que suponen las redes sociales en el ámbito de los medios de comunicación masiva. En la red eres tú el que va dibujando su propio entorno, las actitudes que quieres, las actitudes que no, los comportamientos que apruebas, los que rechazas, etc. Es el propio internauta el que va creando el mundo en que quiere moverse, y debe seguir siento así.

No se trata de legislar y de prohibir, sino de asumir la mayoría de edad y tomar cartas en el asunto. ¿Os molestan los románticos de pacotilla que follan en el muro de noticias? Pues a tomar por culo; ¿os da vergüenza ajena aquellos que proyectan el dolor en forma de venganzas torpes que lo único que logran es poner en evidencia el desasosiego, la debilidad y la inseguridad de aquellos? Pues a tomar por culo también.

Sed vuestro propio tirano y eliminad de vuestro entorno, sin temblor alguno, todo aquello que contamine lo que sois vosotros.

En la red como en la vida misma.

Basta de gilipolleces, histerias, mentiras y bobadas en general.

BORRAD a vuestros cretinos!

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