lunes, 12 de agosto de 2013

La mirada del gato




Estaba de noche el mar en su lenta madrugada,
justo cuando el viento intimó consigo mismo;
las luces reflejaban un descanso de los ecos del bullicio
y entre las olas, al musitar su verdadero canto,
chispeaban entre susurros los espejos líquidos del agua.

Cuando respiré tras desahogar las cuerdas
de su aliento de sosiego y desahogo
que infla la madera y la templa como un eco
- ¿somos eso?- pensé.

¿Ecos y reflejos?

¿Ansia de silencio que se expresa con ruidos
que señalan a otro tiempo?

¿Y qué buscabas tú,
gato negro inesperado,
inocencia que espiaba desde el misterio de su mundo
mi baño profundo en mi propio mar oscuro?

Ahí estabas,
cercano y silencioso;
dolorido, sí,
carcomido por tus pulgas, tus miedos, tu soledad y tu hambre:

buscabas en el enigma de la música
mi enigma buscado en el mar,
como una interrogación sin esperanza...

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