viernes, 12 de febrero de 2010

Memorias de agua


Los U-Bets hemos lanzado ya el quinto tema de nuestro próximo Ep “Rise”. Poco a poco se va completando el trabajo. Me he comprado una guitarra acústica nueva y lo estoy flipando con ella. Quiero montaña y playa invernal, buena compañía, timbales, un bajo acústico y mi nueva caja mágica. Estoy hasta el nabo de Sevilla y del ser humano en general.

Llevo sin escribir una temporada, y lo mejor de todo ello es que no echo de menos la escritura (me basta con mis monólogos mentales). Cada vez que cojo un libro y me pongo a leer la introducción me alegro de alejarme de ese mundo de malabarismos de las palabras. Las introducciones (y me la suda que esto moleste a alguien) sólo sirven para que algún tipo demuestre su inteligencia y perspicacia a pesar de ser incapaz de hacer algo que apenas se acerque a lo introducido. Si una obra precisa de una aclaración tan extensa para ser comprendida, es que o bien la obra no vale nada, o bien se considera al lector un burro incapaz de un mínimo de capacidad de síntesis. Y no digamos ya cuando la introducción pretende posicionar al lector en posturas que, directa o indirectamente, favorecen la mediocre obra creativa del propio introductor, a propósito de la obra-pretexto.

Bueno, ya se sabe. En este país la Arcadia es un mundo de funcionarios, ese es el fin supremo, y cuando no se puede conseguir, las empresas privadas amorosamente subvencionadas imitan bastante bien a los organismos públicos; siempre los mismos nombres, como funcionarios de las letras, en todos lados, en todos los foros de opinión, quejándose de todo, encima, los muy cabrones. Porque si hay algo más importante que tener el caldo y los rituales de narcisismo-autopajo asegurados, esa es la pose (que no falte) del rebelde, aunque sea un rebelde en nómina. Es mejor suplir esa falta de personalidad bajo la apariencia de un personaje plano quien, además, se la menee al caldo amorfo donde se mezclan a partes iguales la mediocridad, el resentimiento y la suciedad propia de la egolatría enquistada en la incapacidad creativa, que constituyen ese vago concepto de la “recreación imitativa”, que es lo único que consiguen en los pocos hitos que sobresalen del excremento general de su línea de literatura así perpetrada.

Aparte, alguien tiene que cobrar los honorarios (que el antimaterialista creador revolucionario también tiene agudizado el sentido de la codicia). Los amigos del alma que se cubren mutuamente las espaldas para mantener cerrado el círculo de poder e influencias mantienen el tío-vivo de la literatura en marcha como si fuera un tren de alta velocidad. Pero todo se repite circularmente, se va despacio y el período descrito está, cómo no, anticuado. La misma mierda de siempre, vamos.

Se le quitan a uno las ganas de escribir y compartir nada.

Y ahí sigue la cantinela interminable de declaraciones de libertad, independencia, poder, egolatría y misticismo doméstico; y lo curioso es la insistencia obcecada de permanecer encerrados, paradójicamente, en la misma celda angosta de quien insiste en ver la realidad como una materialización de sus propios sueños, a pesar de las palmadas y los timbres de todos los despertadores del mundo...

... y los intentos de despertar alguna pasión, la que sea, con el patetismo desesperado de quien intenta activar los celos de una sincera y absoluta ignorancia...

¿No los veis?

Intentan convencer a gritos al sol de que no se ponga nunca, como si los días y las noches nunca permanecieran en su memoria volátil e insensata...

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