lunes, 15 de febrero de 2010

Pesca

Me tomo mi tiempo,
hago reposo,
aguardo.

Siento la tensión que crece
en los extrarradios,
pero apuro aún más la espera,
alargo el silencio suspendido porque sí.

La impaciencia es un bocado que se come solo,
y en inercia sorda aguardo y trago,
callo y crezco,
observo,
me hago ciego ante la luz.

Elijo seguir el ritmo con los párpados bajados,
llegada la hora del sonido
-la imagen chirría junto al susurro crónico
que suena sobre sí mismo,
desesperado.

Me tomo mi tiempo,
hago reposo,
tiento a la meta,
espero firme,
ausente,
como una roca.

La tensión se hace ruido,
se hace gritos y palabras
- casi me voltean los brazos impacientes
de los verbos.

Pero me tapo los oídos,
apago el tacto,
desactivo el equilibrio,
sello la boca
a la espera del gesto,
desde dentro del capricho.


Me tomo mi tiempo,
dejo reposar al fuego,
me hago aliado del reloj
y tiento a la impaciencia,
que muerde un viejo anzuelo;

pero aún,
espero.

Agotado el pez,
lo animo
con el poder incuestionable de mi inacción.

Lo animo a luchar un poco,
a coletear esperanzas,
a salpicar explicaciones,
a tirar con una fuerza que no basta,
y que se sueña poderosa como el mar.

Luego,
hablo.

Como una losa, hablo;
como un viento, hablo;
como un disparo, hablo;
como mil bofetadas,
hablo;

y con todo el peso del cielo
ganado a los inquietos,
hablo.

Y los peces aplastados
comparten sus ofensas,
se indignan,
se encienden,
enumeran sus desdichas,
acusan a la injusticia con el dedo...

Todo ello
antes de calmarse,
antes de aburrirse
y regresar a la batuta del reloj,
entre mis dedos.

Antes de esperar de nuevo,
de impacientarse,
lentamente,
por la llegada del suceso siguiente...

Pero yo me tomo mi tiempo,
hago reposo,
y aguardo,
caña en mano,
con el hilo del tiempo
brillando ante mis ojos,
y la cesta llena...

...
...
...
..
..
..
.
.
.

No hay comentarios: