martes, 25 de marzo de 2014

Los frutos de la derrota




Él estaba sentado al fondo en un sofá junto a una mesa con una chica rubia muy guapa. Se levantó para ir al baño y empezó a cruzar la pista de baile. De repente, otra chica que bailaba le llamó la atención: lo miraba fijamente al pasar, y había imperativos elevados a ese respecto. Se acercó a ella y le tomó la mano.

- ¿Te importa que le de un lametón?- le dijo.
- ¿Qué? ¿Un lametón? ¿En la mano? ¿Por qué? ¿Estás pirado o qué?
- Me gusta cómo bailas el cha cha cha. Sólo un lametón en el dorso, poca cosa.
- No bailo el cha cha cha, esto es hip hop.
- ¿Entonces puedo?- dijo acercando la mano a la boca con la lengua ya fuera.
- Me vas a llenar de babas- dijo apartándola- ¡No! ¡qué asco!
- Bueno, pues un besito, con reverencia, como un saludo dieciochesco- dijo él volviendo a cogerle la mano con una sonrisa angelical de niño bueno.
- Bueno, eso sí- dijo ella con paciencia y resignación.

Acercó la mano a su boca y entonces le empezó a dar un lametón largo, lento y despacio, desde el dorso hasta la muñeca. Ella le apartó la mano y empezó a secársela con la camiseta.

- Pero tío, ¡mentiroso! ¡guarro!- dijo ella- ¡eres un caradura! ¿Por qué no le haces esto a tu novia?- dijo señalando a la rubia.
- Ah- contestó- eres una romántica sentimental; esa que ves allí tampoco me suele dejar hacerle esto, pero no es mi novia, es mi exnovia- dijo señalando a la rubia, que se reía sin parar- ahora somos ratas asociadas; el amor es muy vulgar.
- Ah, ¿y te das la paliza con ella aquí por mantener las viejas costumbres?
- ¡Me has estado observando! ¡Mi corazón ha dado un vuelco! Pero no, sólo follamos si no encontramos algo nuevo; entendemos que debemos mirar al futuro, y lo pasamos muy mal. Nos damos la paliza aquí por pura desesperación, pero ya ves que no pierdo la entereza. Tú podrías salvarme, salvarla, salvarnos a los dos de nosotros mismos hasta la eternidad de esta noche sólo.
- Ya veo, y dime, ¿te ha gustado lamerme la mano?
- Sí, está muy rica.
- Pues lo último que ha tocado es la polla de mi novio.
- Joder- dijo haciendo gestos raros con la boca y la lengua- ¡Y encima un novio! si al menos fuera un ex... Chica, ten autoestima, dignidad, date valor. No tienes por qué vivir así, de esa manera, la vida puede ser muy bella si te lo propones.
- Pues ahí viene, y sus colegas creo que le están contando la escena.

Un tipo enorme de dos metros venía lanzado hacia él con malas intenciones. Lo cogió del cuello, lo puso contra la pared y lo elevó un palmo sobre el suelo.

- ¡¡Hijo de puta!! ¡¡Te voy a matar, cabronazo!! ¡¡Te voy a rajar de arriba a abajo, maldito maricón!! ¡¡Mamarracho!!

La rubia seguía partiéndose al fondo.

- Perdona- le decía con un hilo de voz casi afónica, con el poco aire que le quedaba en los pulmones- ¡estaba de broma! ¡Era una apuesta con esa chica!- dijo señalando a la rubia- ¡Vengo con ella!

El tío se lo pensó dos veces. Su novia también intentaba convencerle de que no tenía importancia. Al final lo soltó y se largaron discutiendo a gritos. Él regresó a su mesa y se sentó junto a su amiga con una sonrisa total de satisfacción, ironía y complicidad, como un niño que acabara de cumplir con todas sus tareas y buscara un gesto de aprobación.

- Eres incorregible- le dijo.
- La inspiración es la inspiración.
- Ya lo veo, ha sido toda una exhibición de intuición y tacto.
- ¿Ves? ¿A que soy cojonudo?
- No sé ni por qué me lío contigo.
-  Pues yo creo que lo mismo hay posibilidades, he visto el brillo del amor en sus ojos.
- ¿Ah sí?- dijo ella entre carcajadas- Y en los míos, ¿ves ese brillo?

Le dedicó una mirada escrutadora.

- No- le respondió tras analizarla- pero nosotros ya hemos adquirido demasiado buen gusto para eso.

Siguieron enrollándose como antes.

- ¿Por qué lo hacemos?- dijo ella.
- Por que no tenemos ningún futuro y no hay lugar para ser hipócritas...
- Bueno... ¿Qué hacemos, vamos a tu casa, a la mía...?
- ¿Ya nos damos por vencidos?
- ¿Lo quieres intentar otra vez con otra? Que yo me divierto mucho con el show, ¿eh?
- En realidad aún me falta algo de riego sanguíneo en la cabeza; no sé, ¿a la mía? está más cerca...


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