martes, 12 de marzo de 2013

El vuelo del pájaro guía



El problema de los pequeños horizontes es que abarcan poco,
porque se miran a ras del suelo.

Las hormigas viven a la escala de su altura
-una vida corta, sueños de milímetros,
decisiones simples, distancias a medida...

Dos metros más arriba la vida es más larga,
las distancias más remotas,
la línea difusa se pierde entre la bruma de la atmósfera...


Y por encima de las nubes,
por encima de los gases protectores,
el horizonte es la oscuridad hecha línea infinita,
que sobrecoge las limitaciones...

El problema de los pequeños horizontes
es que lo son por falta de amplitud,
y tropiezan con las mismas piedras que lanzaron erradas por el aire,
más allá de esa línea tan pequeña y tan cercana,
que sin embargo no pueden anticipar
con unos ojos tan pequeños...

Y qué grande la vergüenza de los insectos,
qué grande su sorpresa,
qué grande la decepción de los sueños milimétricos sin vista...

Ese es el problema de los pequeños horizontes,
en eso consiste la vergüenza de lo ínfino,
y ante ello flamea luminoso
el vuelo-desdén decidido del pájaro guía...


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