No se trata de que las artes de titiritero
logren atar a la infancia
a un alma presta al envés del ala de
cualquier cuervo,
ni de que los hilos de artificio
con que se teje la mentira
se hagan bandera de una ceguera consentida;
tampoco se trata de que el recuerdo
sólo haya sido un teatro,
las caras unas máscaras
y las palabras un guión taimado
a medida de personas en miniatura.
No.
Son tus ojos,
tu mirada,
tu vergüenza obvia para cualquier ojo sumido en el presente:
¿Qué se siente?
Cuando al mirar destapas
tu ansia de ignorante
que detesta el contraste de su alma
de madera seca
ante cualquier atisbo de mar...
... y en vano te veo buscar el vino
entre tus ánforas de satisfacción,
que siempre guardas al revés...
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