martes, 24 de febrero de 2009

Péndulos

Los colgantes que penden de las orejas del tiempo.
Los avalorios, los pendientes:
dime cómo te haces viejo y te diré si son de oro.

El tiempo escucha en las esferas de los relojes el crujir de sus ruedas
sobre nuestra gravilla de tierra.

¿Te he dicho que muero por aspirar tu alma a través del olor de tu cuello?

Los pendientes del tiempo oscilan entre extremos.
¿Cuáles serán los tuyos?
¿Y lo míos?

Veo péndulos-escobas que oscilan mientras
el tiempo barre el polvo movido por su aliento;
oigo péndulos-fusiles que oscilan entre el disparo y el suicidio
de los silencios.

Siento péndulos que huyen del centro y alternan dos caras igualmente falsas.

Sin el tiempo quedaríamos eternamente quietos.
¿Conoceríamos el equilibrio?
Cuestión de instante, brillo,
como gestos crepusculares de alegría.

Pero,
qué sincronía cuando el tiempo pasa sobre nosotros
como una sola estela...

Balancéate como marea, compañera,
que mi péndulo de luna
hará que rompan las olas
acompasadas al borboteo de la espuma...

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