lunes, 22 de septiembre de 2008

Osadía de hormiga

Así que son mis brazos el calor y el frío
y la fuerza de la tempestad
respirada por el océano...

Dime entonces, hormiga de la arena,
¿pretendes que te vea y tenga
en cuenta tus tragedias de miga de pan?

¿Qué sabes tú del verde
que no sepa el viento de mis venas
que lo recorren y lo evaporan
y lo saborean pleno de clorofila?

¿Y del agua, de la sabia,
de mi cuerpo de bruma
que bombea y refresca
cada brote verde que crees robar
a la pradera?

Pues soy vapor,
nube, viento, lluvia,
tormenta, rayo y trueno.

Un huracán es un escalofrío en el latido del mar,
y eso soy, como un todo, sí,
y no como parte de tu arenga.

Dime, hormiga,
con tu sudor condenado
y anónimo,
tu queja;

pero no adaptes mi motivo a tu escala de insecto
sólo porque tus torpes ojos no lo puedan contemplar...

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