lunes, 1 de septiembre de 2008

Historia de una gota de agua

El aire penetra la cortina, y en su áspero roce contra el frío libera la ráfaga su carga de agua en la vertical del vaso de mi mano.

Te miro, dormida, y en tus párpados reside la calma veraniega de la pulpa dulce y fresca de melón bajo tu piel bien escondida.

Lánguida de calma nocturna, yaces desnuda entrelazada sólo en parte con la sábana.

Lo descubro justo a tiempo de que la gota alcance silenciosa el final de su trayecto de cristal, como un reloj de mi mirada vertida en ti como un baño de ojos y luna.

Tomo el vaso, y tintinean como choques de campanas los hielos, y riego tu mejilla dormida con la gota que me trajo el viento como dije, justo a tiempo, como una lágrima vertida para ti por un mensajero del cielo...

... destellantes arenas blancas, como estrellas, llueven néctares en el aire de esta noche y este lecho...

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