sábado, 12 de agosto de 2017

Después del mar



Qué extraño alumbramiento
el de este yo cuyos ápices
se estiran tras la noche,
bajo sus arenas,
y en pos de aguas que enmarquen a la luna

Aprendí a sostener el pulso
del tiempo inflamado en madrugadas
y a verterlo en la mano abierta de una vela
a la que opongo poesía de estela y de timón

Recuerdo cuando el sol se estampaba
en alientos enfrentados por un diálogo de unión:

¿Qué fue de esa edad diurna
que atacaban las rachas de un verano
vestido de cortina que anunciaba la era
de las cometas?

Y tras hacerse la noche e izar la vela,
todo lo insufla el aire
-como si la surcara un soplo de corazón,
seguido de un viento de ausencia y de silencio...

...
...
...
..
..
..
.
.
.

No hay comentarios: