lunes, 4 de agosto de 2008

Al sol de las cinco

Al sol de las cinco

Calor.
Pesa el sol.
Calor.

El alma es un globo y se quiere escapar del cuerpo.

Y puede, casi se cala el corazón
con un gesto…

Calor.
Aplasta el verbo del sol.
Calor.

El corazón late como si hiciera un favor entre lamentos.
Chirría. Se toma su tiempo. Espera.
No hay curso del tiempo.

Calor.
Quema el amor el sol.
Calor.

Piel y ardor- paso tras paso,
imagen tras gesto, metro a metro,
memoria mágica
del pálpito del cuerpo.

Calor.
Refleja tu cuerpo desnudo el sol.
Calor.

Borrón de vapor- el último susurro de mi voz.
Bruma- el sentido consciente
y el dormirse presto en una duna;
flameo de duda- silueta danzante del instante,
un momento
de fulgor.

Se deshace el azul del cielo en el ocre del desierto bajo el sol.

Calor.

A la sombra del silencio.

La arena conquista el horizonte y lo eleva como si fuera viento.

Calor.
Opongo Tu nocturno candor al sol.
Calor.

Aire-piedra condenación,
al rojo vivo del claro.

Bicicleta, llanura-cuesta,
sudor de oro ,
ríos hirientes por los ojos,
lágrimas hiladas en sal en tu reclamo.

Tus labios bajo una ducha fría de verano…

Calor…

Un beso, un Demiurgo,
dos almas de agua,
cascadas en balanzas de manos;

Contenido a ramos en tu pelo todo el Mundo.

Calor, que se escurre
por la fricción de agua que hidrata tus pétalos de flor.

… como una cómplice de lluvia,
vences al sol…

… victoria de roca, hierba, arrollo, viento
y musgo …

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Aire-piedra!