viernes, 20 de marzo de 2009

Handy


He solucionado los problemas de mi guitarra. Está quintada a la perfección, y los problemas de afinación han desaparecido. Las guitarras normales no me valen: tengo las manos demasiado grandes y mis pulsaciones son más duras de soportar que las de cualquier otro. ¿Por qué? El momento es igual a la masa por la velocidad; un ataque de mi mano derecha, sin violencia, suavemente, contiene más energía que los de la mayoría de las manos. Una simple cuestión de masa. A las guitarras eléctricas normales, sin un clavijero con bloqueo, se les van los tonos por los cerros de Úbeda antes de acabar un solo tema, cuando se trata de mí. Tengo que usar juegos de cuerdas del 0.10 por el mismo motivo. Recuerdo la última vez que usé un 0.08: era la Les Paul de Juano, hace años. Parecía de juguete. Qué fácil, qué vulnerable la sentía. No costaba nada doblar esas cuerdas. Sin embargo, me gusta que la yema de los dedos duela un poco, por empatizar con el instrumento. Para que no sea artificial. Manías, supongo. El caso es que después de quintarla y de ajustar bien los clavijeros con sus bloqueos, todo era más fácil, todo sonaba mejor, la probé hasta la saciedad, le hice las mayores putadas y, cuando volvía a poner un Sol abierto, ahí estaba, cristalina, perfecta, vibrando en mis tripas. Y tras cuatro horas de ensayo seguía perfectamente calibrada. Eso da satisfacción. Tanta que por fin consideré ese momento como el adecuado para empezar a arreglar los coros. Para ser el primer ensayo haciéndolos no está mal. No se me ha olvidado. Pero se puede hacer muchísimo mejor.

Estoy harto de naranjas.

Cuando el remolino es infinito, detente;
que el vértigo de un reloj parado
enseña más que mil empujones de inercia.

Y de repente, es la vida la que orbita
tu mirada atenta y serena.

Un centro, un sol de helio, un corazón de luz.

No escuches a los partidarios del casco;
para ellos la lucidez es como un Austin
y la miran desde lejos como si fuera de diamantes.

Los cascos del estrépito veloz
no saben del desmayo detenido
de los que yacen sin airbag
frente al vacío de los sentidos soberanos...

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